Washington ha sido escenario este lunes de un acontecimiento histórico: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario sirio Ahmed al Sharaa han formalizado el inicio de una nueva etapa en las relaciones entre ambos países. Tras años de guerra, sanciones y tensiones diplomáticas, el encuentro se celebró en el Despacho Oval de forma privada, sin acceso a prensa ni imágenes en directo, y únicamente se difundió una fotografía oficial horas después.
Ahmed al Sharaa, también conocido como Abu Mohammad al Jolani y antiguo comandante del grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS), vinculado a Al Qaeda, fue considerado durante años uno de los principales enemigos de Washington. A principios de siglo, pasó por varias cárceles estadounidenses en Irak, incluido el tristemente célebre centro de Abu Ghraib. Sin embargo, su regreso al escenario político simboliza un sorprendente giro en la política internacional.
El encuentro culminó con la adhesión formal de Siria a la Coalición Global para Derrotar al ISIS, tras meses de cooperación militar con Estados Unidos. Este cambio estratégico marca un antes y un después en las relaciones entre Washington y Damasco, y redefine el equilibrio geopolítico en Oriente Medio.
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