Bobby Gillespie, cantante y compositor de los concebidos en Glasgow, invocó nuevamente a Diego Maradona. También alabó a la Argentina campeona del '86, evocó la “La mano de Dios” y tributó al mejor futbolista argentino colgando sobre el bombo de su baterista una camiseta como la que el 10 que usó en el partido contra Inglaterra en México. En esa instancia del show, público y músicos ya se habían transformado en una misma entidad, con el frontman haciendo las veces de catalizador, al igual que de maestro de ceremonias. Y previamente se animó a probar sus dotes místicas, agitando esos largos brazos como si se tratara de un pastor sermoneando.
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