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00:00Ángela desafía a Leocadia y Curro arriesga a todo. El capítulo 694 de La Promesa, que
00:11se emitirá el viernes 10 de octubre, promete mantener a los espectadores con el corazón
00:16en un puño.
00:20Petra sigue al borde de la muerte, pero un inesperado giro lo cambia todo. Gracias a
00:25la insistencia de Curro, Ángela logra convencer a Lorenzo para conseguir el suero que podría
00:29salvarla. En medio del caos, surge un pequeño destello de esperanza. Sin embargo, los secretos
00:38y las traiciones continúan multiplicándose. En hora manipula con maestría a Toño y a
00:46Manuel, mientras Vera desafía todos los consejos y se escapa para enfrentarse a su temido padre.
00:51Pia se debate entre partir en busca de Ricardo o quedarse junto a su hijo, mientras Jacobo
01:00empieza a sospechar que entre Martina y Adriano hay algo más que una simple complicidad.
01:07Pero el momento más explosivo llega cuando Leocadia sorprende a Curro robando un collar.
01:12Un acto desesperado que podría destruirlo todo.
01:14Entre el amor, el miedo y la culpa, la promesa se prepara para cerrar la semana con su episodio
01:23más intenso y desgarrador.
01:28El sol del viernes, 10 de octubre, se alzaba sobre el valle de los pedroches con una indiferencia
01:33cruel, bañando los tejados de la promesa en una luz dorada que no encontraba eco en
01:38los corazones de sus habitantes. Dentro de los muros de la gran finca, el aire no olía
01:46a pan recién horneado ni a cera de abejas puliendo la madera noble, olía a enfermedad,
01:51a miedo y a la quietud antinatural que precede a la muerte.
01:57En la habitación del servicio, convertida en una improvisada enfermería, Petra Arcos
02:02libraba la batalla más silenciosa y feroz de su vida. Yacía inmóvil sobre el catre,
02:10con la piel traslúcida y pegajosa, manchada por el sudor febril que sus compañeras secaban
02:15con paños húmedos, una y otra vez, en un ritual tan inútil como compasivo.
02:23Su respiración era un hilo frágil, un susurro que a cada instante amenazaba con romperse
02:28para siempre. El doctor había sido claro, con esa solemnidad sombría que adoptan los
02:36hombres de ciencia cuando la ciencia ya no tiene respuestas. Era cuestión de horas.
02:43Su cuerpo, envenenado y exhausto, se estaba rindiendo. Ángela, sentada en una silla de
02:49madera junto a la cama, no apartaba la vista de la mujer que, a pesar de sus asperezas y
02:54su lealtad inquebrantable a la marquesa, formaba parte del tejido de sus vidas.
03:01Había visto a Petra como una roca, un pilar inamovible del servicio. Verla ahora tan vulnerable,
03:07tan despojada de su característica fortaleza, era como contemplar el derrumbe de una montaña.
03:15A su lado, el silencio de las demás doncellas, Diana, María Fernández, Teresa, era un manto
03:21pesado, tejido con oraciones mudas y la angustia compartida de quienes se saben impotentes.
03:29Fue en medio de esa atmósfera de velatorio que la puerta se abrió con un chirrido suave y
03:33Curro entró, con el rostro pálido y los ojos encendidos por una urgencia que contrastaba con
03:38la resignación general.
03:39—¿Cómo sigue? —preguntó en un susurro, aunque la respuesta era evidente en el aire
03:47estancado de la habitación.
03:52Ángela se encogió de hombros, un gesto de infinita fatiga.
03:56—Igual, o peor, el doctor dice que...
03:59—Que ya no hay nada que hacer.
04:03Curro apretó los puños a los costados.
04:04La impotencia era un veneno que también corría por sus venas.
04:11Había pasado la noche en vela, escuchando los susurros de los médicos, las idas y venidas
04:16por los pasillos, y la idea de que la muerte pudiera llevarse a alguien de esa manera, tan
04:21lenta y agónica, le revolvía las entrañas.
04:27Pero no era sólo la compasión lo que le movía, era un sentimiento de responsabilidad,
04:32una necesidad de actuar, de romper ese círculo de espera y desesperación.
04:39—Tiene que haber algo —insistió, acercándose a Ángela.
04:43—Alguien, no podemos quedarnos aquí sentados a verla morir.
04:49Yana levantó la vista del paño que estaba humedeciendo.
04:52—Curro, hemos hecho todo lo que hemos podido.
04:56—El doctor ha probado todos los remedios a su alcance, pues su alcance no es suficiente.
05:02—Replicó él, con la voz más alta de lo que pretendía.
05:09—Escuché al doctor hablar con los marqueses.
05:11Mencionó un suero experimental, algo que están probando en Madrid.
05:18Dijo que era casi imposible de conseguir, carísimo y arriesgado, pero que era la única.
05:23La única posibilidad. Ángela le miró, sus ojos, antes apagados, ahora mostraban una chispa de interés.
05:33—¿Un suero? ¿Por qué no nos lo dijo?
05:38—Porque es para ricos, Ángela.
05:41—Porque para él, la vida de una doncella no vale el esfuerzo ni el dinero.
05:45—Dijo Curro con amargura.
05:49—Pero hay alguien aquí que puede conseguir lo que sea si le interesa.
05:52—Alguien con contactos en los lugares más oscuros.
05:58—Alguien a quien no le importa el dinero si hay algo que ganar.
06:01El nombre quedó suspendido en el aire, tan pesado y ominoso como la propia enfermedad de Petra.
06:06Ángela lo pronunció con un hilo de voz, mezclando el asco y una diminuta, vergonzosa semilla de esperanza.
06:18—Lorenzo. Curro asintió, con la mandíbula tensa.
06:22—Don Lorenzo de la Mata. La idea era absurda.
06:27Monstruosa. Pedirle ayuda al conde de la Mata era como pedirle a un lobo que cuidara de las ovejas.
06:36Era un hombre movido por la codicia, el poder y un desprecio cínico por todo lo que no le beneficiara directamente.
06:45—¿Por qué iba a mover un solo dedo por Petra, la fiel sirvienta de su enemiga acérrima, la marquesa de Luján?
06:54—Estás loco, Curro. Susurró Ángela, negando con la cabeza.
06:59—Nos escupirá en la cara.
07:00—Se reirá de nosotros, disfrutará viéndonos suplicar para luego negárnoslo.
07:08—Tal vez. Concedió Curro, y se arrodilló junto a ella, tomándole las manos frías entre las suyas.
07:17—Pero, ¿y si no? ¿Qué perdemos por intentarlo?
07:20—¿Más orgullo? El orgullo no mantendrá a Petra con vida.
07:23—Ángela, mírame. Lorenzo es un hombre de negocios. Todo para él tiene un precio. Quizás.
07:35—Quizás podamos encontrar algo que ofrecerle. O quizás, solo quizás, la idea de demostrar que él puede conseguir lo que ni siquiera los Luján han podido, ese simple acto de poder, sea suficiente para su ego.
07:47—Tenemos que intentarlo, por ella. Ángela observó el rostro demacrado de Petra, el pecho que apenas se movía, y luego los ojos suplicantes de Curro.
08:02—La lógica le gritaba que era una locura, una humillación garantizada. Pero el corazón, aterrorizado ante la inminencia de la muerte, se aferró a esa brizna de esperanza irracional.
08:12—Asintió lentamente, una capitulación ante lo imposible. —Está bien. Dijo, la voz rota.
08:25—Iremos a verle, juntos. Encontrar a Lorenzo no fue difícil. Estaba en su despacho, un santuario de caoba oscura y cuero, con el aire viciado por el humo de un puro que sostenía entre los dedos con elegante displicencia.
08:38—Levantó la vista de sus papeles cuando entraron sin ser anunciados, y una ceja se arqueó con irritación.
08:46—¿Se puede saber qué modales son estos? Si la plebe empieza a entrar en mis dominios como si fuera la plaza del pueblo, tendremos que empezar a poner cerrojos más firmes.
08:59—Curro, a pesar del nudo en el estómago, se mantuvo firme. —Don Lorenzo, necesitamos su ayuda.
09:11—Es urgente. El conde soltó una risa seca, sin humor. —¿Mi ayuda, muchacho? Creo que te equivocas de puerta.
09:18—La caridad la practican los curas y las solteronas. Yo practico el beneficio. Es por Petra. Intervino Ángela, su voz temblando ligeramente.
09:33—Se está muriendo. Lorenzo se recostó en su sillón, exhalando una nube de humo azulado que se arremolinó sobre su cabeza como un halo profano.
09:41—Ah, sí, la perrita faldera de cruz. He oído los lamentos, una verdadera tragedia.
09:52—¿Y bien? Supongo que no habéis venido a pedirme que rece un rosario por su alma. Hay un suero. Dijo Curro, yendo directamente al grano.
10:03—Un tratamiento experimental en Madrid. El doctor dice que es la única oportunidad que tiene.
10:11—Usted tiene contactos. Usted puede conseguirlo. Lorenzo dejó el puro en el cenicero de cristal y juntó las yemas de los dedos, observándolos por encima de ellas como si fueran insectos curiosos.
10:25Una sonrisa lenta y cruel se dibujó en sus labios. Vaya, vaya. Así que el joven heredero y la doncella valiente vienen a pedirle al villano del cuento que salve a una de las suyas.
10:35—La ironía es deliciosa. Decidme, ¿por qué demonios iba yo a hacer algo así? Petra Arcos me desprecia.
10:47—Ha dedicado su vida a servir a la mujer que más detesto en este mundo. Su muerte, francamente, me es indiferente.
10:53—Si me apuras, hasta podría considerarla una pequeña victoria cósmica. Porque usted es el único que puede. Dijo Ángela, dando un paso al frente.
11:06—El miedo había sido reemplazado por una extraña calma. La calma de quien ya no tiene nada que perder.
11:17—Porque sabemos que disfruta demostrando su poder. Los marqueses no han podido hacer nada.
11:25—El doctor se ha rendido. Si usted lo consigue, demostrará a todos en esta casa quién tiene realmente el control.
11:31—¿Quién puede mover los hilos que otros ni siquiera ven? Lorenzo la miró fijamente, su sonrisa desapareciendo para dar paso a una expresión calculadora.
11:45—Las palabras de Ángela habían dado en el clavo. No se trataba de compasión. Se trataba de ego.
11:50—De poder, la idea de triunfar donde los Luján habían fracasado. De tener a la mismísima marquesa, indirectamente, en deuda con él por la vida de su más leal sirvienta.
12:06—Era una tentación exquisita. El suero es caro. Dijo lentamente, saboreando el momento.
12:12—Y conseguirlo requerirá favores que tendré que devolver. No trabajo gratis. Haremos lo que sea. Dijo Curro sin dudar.
12:25Lorenzo se levantó y caminó hacia la ventana, dándoles la espalda. Miró los jardines de la promesa, su propiedad, su campo de batalla.
12:33—Lo que sea es una promesa muy grande, muchacho. Y yo siempre cobro mis deudas. No pediré dinero.
12:45—El dinero es vulgar. Pediré algo mucho más valioso cuando llegue el momento. Lealtad.
12:53—Un favor, sin preguntas. Y será un favor que no os gustará hacer. ¿Aceptáis los términos?
12:58—Curro y Ángela se miraron. Estaban vendiendo sus almas al diablo, y lo sabían. Pero al otro lado de la balanza estaba la vida de Petra.
13:12—No había elección posible. Aceptamos. Dijo Ángela con una voz que no reconoció como suya.
13:21Lorenzo se giró, y en su rostro había una sonrisa de triunfo absoluto. ¡Excelente!
13:28—Haré una llamada. Ahora, fuera de mi vista. La peste de la desesperación me revuelve el estómago.
13:37Salieron del despacho con el corazón latiendo a mil por hora, sin saber si habían firmado una sentencia de muerte o un milagro.
13:47Un rayo de esperanza, ciertamente, se había colado entre la oscuridad, pero era una luz tóxica, una luz que venía con un precio terrible que aún no conocían.
13:58Mientras esta batalla por la vida se libraba en los pasillos del servicio, otras guerras, más útiles pero no menos peligrosas, se desarrollaban en los salones nobles.
14:11En hora, con su sonrisa perpetua y sus ojos que lo veían todo, continuaba tejiendo su red con una maestría que helaba la sangre.
14:18Primero fue Toño, el lacayo, un hombre simple y fácilmente impresionable, había caído bajo su hechizo desde el primer día.
14:28Lo encontró en la armería, puliendo una escopeta con más dedicación de la necesaria.
14:39Toño, ¿qué manos tan trabajadoras tienes? Dijo ella, su voz un arrullo seductor. Se acercó y rozó su brazo con la punta de los dedos.
14:48Siempre tan diligente, tan leal, es una cualidad que admiro mucho en un hombre. El lacayo se sonrojó hasta las orejas, balbuceando algo ininteligible.
15:00Necesito un pequeño favor. Continuó ella, bajando la voz como si compartiera un secreto de estado.
15:12Necesito que vigiles los movimientos de la señorita Vera. Solo eso, ¿a dónde va? ¿Con quién habla?
15:18Eres observador, lo sé. Y discreto, ¿harías eso por mí? Por usted, señorita Enora, lo que sea. Respondió él, con los ojos brillantes de devoción.
15:33Ella le sonrió, una sonrisa que no llegó a sus ojos. Sabía que podía contar contigo.
15:41Eres un buen amigo. Con Toño convertido en su peón, su siguiente objetivo era Manuel.
15:48Lo encontró solo, cerca del hangar, con la mirada perdida en la distancia y un gesto de preocupación en el rostro.
15:58La desaparición de los planos del nuevo aeroplano lo tenía inquieto.
16:02Manuel, te veo preocupado. Dijo Enora, acercándose con una estudiada expresión de inocencia.
16:08Enora, sí, lo estoy. Admitió él. Los planos del prototipo, han desaparecido. Y me han dicho que te vieron salir del hangar anoche.
16:22Enora no parpadeó. Había preparado su defensa con la precisión de un general de ejército.
16:27Suspiró, adoptando un aire de falsa vulnerabilidad. Sí, fui yo quien los cogió. Y sé que parece terrible, Manuel, de verdad que lo sé.
16:39Pero tienes que escucharme. Estoy escuchando. Dijo él, con un tono frío. He estado estudiando tus diseños.
16:52Son brillantes, Manuel, absolutamente revolucionarios. Pero, hizo una pausa dramática.
16:58Ví un fallo. Uno pequeño. Casi imperceptible. En la distribución del peso del ala de estribor.
17:10Algo que podría no dar problemas en condiciones normales. Pero, con un viento cruzado fuerte.
17:18Podría desestabilizar el aparato entero en pleno vuelo. Sería catastrófico.
17:23Manuel la miró, el escepticismo luchando con la duda.
17:29Él era un piloto y diseñador experto. Pero, la confianza de Enora era abrumadora.
17:34No quería alarmarte sin estar segura. Continuó ella, con la voz cargada de una falsa sinceridad.
17:43Me llevé los planos a mi cuarto para trabajar en ellos toda la noche.
17:47Para hacer los cálculos por mi cuenta antes de venir a ti con suposiciones.
17:50Iba a devolvértelos esta misma mañana, con mis anotaciones. Solo quería, protegerte.
18:01Proteger tu sueño. Imagina que alguien más hubiera descubierto ese fallo.
18:05Podrían haberlo usado para desacreditarte.
18:08Su explicación era perfecta. Apelaba a su ego como diseñador, a su miedo al fracaso y a su instinto protector.
18:16Era una mentira tan bien construida, tan adornada con detalles técnicos y preocupación fingida, que sonaba más creíble que la simple verdad.
18:27Que los había robado para sus propios fines.
18:29Manuel, aunque todavía con una sombra de duda, se sintió desarmado. La tensión en sus hombros se relajó ligeramente.
18:42Un fallo. ¿Estás segura? Casi al cien por cien. Ven, te enseñaré mis cálculos. Dijo ella, tomándole del brazo con una familiaridad que lo incomodó y lo tranquilizó a partes iguales.
18:54Verás que solo intentó ayudar. Tu éxito es el éxito de todos en esta casa.
19:01Mientras se alejaban hacia la casa, Enora le lanzó una mirada fugaz a Toño, que observaba desde lejos.
19:11El lacayo asintió discretamente. Todas sus piezas se movían a su antojo en el tablero de ajedrez de la promesa.
19:20Por ahora, su control era absoluto. En la cocina.
19:24El corazón de la casa. El ambiente era una mezcla de actividad febril y pena contenida.
19:31Pía, la gobernanta, supervisaba los preparativos del almuerzo con la eficiencia de siempre. Pero su mente estaba a kilómetros de distancia.
19:42Desde la terrible noticia sobre Ricardo, su ex marido, desaparecido y posiblemente en peligro, un desasosiego constante se había apoderado de ella.
19:54La idea de marchar, de ir a buscarlo, de hacer algo, se había convertido en una obsesión que le robaba el sueño.
20:01Pía, ¿estás bien? Le preguntó María Fernández, mientras pelaba patatas con una velocidad endiablada.
20:10Llevas diez minutos mirando a esa olla como si fuera a revelarte los secretos del universo.
20:21Pía parpadeó, volviendo a la realidad. Suspiró, pasándose una mano por la frente. No lo sé, María.
20:28No puedo dejar de pensar en Ricardo. En que podría estar herido, o solo, o, peor.
20:39Y yo estoy aquí, pelando patatas. Siento que debería estar haciendo algo. ¿Hacer qué, Pía? ¿Irte a buscarlo tú sola? ¿A dónde? Es una locura.
20:48Intervino Candela, con su habitual pragmatismo.
20:51No lo sé, exclamó Pía, la frustración rompiendo su compostura. Pero quedarme aquí de brazos cruzados me está matando.
21:04Es el padre de mi hijo. Le debo, le debo al menos el intento.
21:08Justo en ese momento, un pequeño torbellino de energía entró corriendo en la cocina, riendo a carcajadas mientras perseguía al gato de la finca.
21:16Era Dieguito, su hijo, con las mejillas sonrosadas y los ojos brillantes de pura alegría infantil.
21:28Corrió hacia su madre y se abrazó a sus piernas.
21:31Mamá, mamá. El gato no me quiere dar el cordel.
21:37Pía lo levantó en brazos, y el peso familiar, el olor a niño y a inocencia, fue como un ancla que la devolvió a la tierra firme.
21:47Lo abrazó con fuerza, hundiendo la cara en su pelo revuelto.
21:51El dilema que la atormentaba se hizo dolorosamente claro.
21:57Yana se acercó y le puso una mano en el hombro.
22:00Su voz era suave, pero firme.
22:02Pía, mira a tu hijo.
22:06Ricardo es su padre, sí.
22:08Pero tú eres su madre.
22:10Y ahora mismo, él te necesita aquí.
22:12Fuerte, presente, a su lado.
22:18Irte sería abandonarlo en un momento en que todo su pequeño mundo ya está patas arriba.
22:22Tu familia, la que tienes aquí y ahora, te necesita.
22:29Las palabras de Yana, unidas al calor del abrazo de su hijo, fueron como un bálsamo y una bofetada al mismo tiempo.
22:35Tenían razón, sus compañeras, su familia del servicio, y sobre todo, Dieguito.
22:44Su deber estaba allí, entre aquellos muros, protegiendo el futuro, no persiguiendo los fantasmas del pasado.
22:50Las lágrimas que no se había permitido derramar brotaron de sus ojos, lágrimas de pena por Ricardo, pero también de alivio y de amor por el niño que sostenía en sus brazos.
23:05Tenéis razón, susurró, besando la frente de Dieguito.
23:09Tenéis toda la razón, mi lugar está aquí.
23:12El corazón seguía dividido, pero el deber, por fin, había ganado la batalla.
23:19No muy lejos de allí, Vera estaba tomando una decisión que la alejaba de todo deber y de toda razón.
23:27Hacía horas que había planeado su escapada, movida por una mezcla de terror y una determinación inquebrantable.
23:33Tenía que ver a su padre, tenía que enfrentarse a él, averiguar qué quería, por qué la acosaba, y poner fin a esa tortura de una vez por todas.
23:47Había inventado una historia para Pía, una tía lejana que había caído enferma y necesitaba su ayuda.
23:56Una mentira piadosa que le pesaba en la conciencia, pero que consideraba necesaria.
24:03Mientras se ponía una capa sencilla en su pequeña habitación, Lope apareció en el umbral, con el rostro contraído por la preocupación.
24:14Vera, por favor, no vayas, suplicó, Federico me lo ha contado, sé que vas a ver a tu padre.
24:23Es una locura, ese hombre es peligroso.
24:26Vera se giró para mirarle, sus grandes ojos llenos de una resolución que asustó a Lope.
24:33Es precisamente porque es peligroso que tengo que ir, Lope.
24:38No puedo seguir viviendo con este miedo, mirando por encima del hombro a cada segundo.
24:45No puedo dejar que su sombra se cierna sobre nosotros, sobre ti.
24:49Tengo que enfrentarlo.
24:50No tienes que enfrentarlo sola, insistió él, acercándose y tomándola por los brazos.
25:01Podemos ir a la guardia civil, podemos decírselo a los marqueses, hay otras maneras.
25:06¿Otras maneras? ¿Para que me encierren o me despidan por traer problemas a esta casa?
25:14¿Para que él tome represalias contra ti por ayudarme?
25:17No, Lope.
25:21Esto es algo mío, algo que empecé yo y que tengo que terminar yo.
25:25Estaré bien, solo voy a hablar con él.
25:27Pero sus palabras sonaban huecas incluso para ella.
25:33Sabía que un encuentro con su padre nunca era solo hablar.
25:39Era un campo de minas emocional, una trampa de la que era difícil salir indemne.
25:44Lope vio que no podía disuadirla.
25:46La desesperación en sus ojos era palpable.
25:52Entonces, al menos, prométeme que tendrás cuidado.
25:58Que si las cosas se ponen feas, gritarás, correrás, harás lo que sea para ponerte a salvo.
26:07Prométemelo, verá.
26:09Ella asintió, con un nudo en la garganta.
26:12Te lo prometo.
26:13Se despidió de él con un beso rápido y culpable en la mejilla y se escabulló por la puerta de servicio.
26:21Mientras se alejaba por el camino de tierra que serpenteaba lejos de la finca, no se atrevió a mirar atrás.
26:30Sabía que si lo hacía, si veía a Lope observándola desde la puerta, su valor podría flaquear.
26:36Caminaba hacia lo desconocido, hacia la boca del lobo, y cada paso era un acto de fe y de rebeldía contra el miedo que la había consumido durante tanto tiempo.
26:50La tarde trajo consigo una calma tensa.
26:53En los jardines, donde el sol era más amable, Martina y Adriano habían encontrado un momento de paz.
26:58La presión de la familia, las expectativas, el futuro incierto.
27:06Todo parecía desvanecerse cuando estaban juntos.
27:11Hablaban de cosas triviales, de libros y de música, pero debajo de la conversación superficial fluía una corriente de entendimiento y afecto profundo.
27:19En un momento dado, Martina, abrumada por la ansiedad que nunca la abandonaba del todo, sintió que las lágrimas asomaban a sus ojos.
27:34Adriano, sin decir una palabra, simplemente la rodeó con sus brazos.
27:39Fue un abrazo protector, cálido, que no pedía nada a cambio.
27:43Un refugio, Martina se aferró a él, apoyando la cabeza en su hombro, sintiéndose, por un instante, completamente segura.
27:57Desde una de las ventanas del piso superior, Jacobo observaba la escena.
28:02Su rostro, normalmente afable, se ensombreció.
28:08Había notado la creciente cercanía entre su prima y el joven conde.
28:12Al principio, lo había atribuido a la amabilidad y al consuelo familiar en tiempos difíciles.
28:20Pero aquel abrazo, había algo en la forma en que se sostenían, una intimidad que trascendía el simple cariño entre parientes.
28:30La manera en que la mano de Adriano acariciaba el pelo de Martina, la forma en que ella se entregaba al abrazo con un abandono total.
28:37Una semilla de sospecha, amarga y celosa, empezó a germinar en su interior.
28:45¿Era posible que entre ellos estuvieran haciendo algo más?
28:49¿Un sentimiento que pudiera poner en peligro sus propios planes y expectativas?
28:53Jacobo se apartó de la ventana, pero la imagen del abrazo quedó grabada en su mente.
28:58Una pieza más en el complejo rompecabezas de alianzas y secretos de la promesa.
29:05Para Ángela y Curro, la esperanza que Lorenzo les había ofrecido se disipaba rápidamente.
29:11Eclipsada por otra sombra mucho más inmediata y aterradora.
29:14La boda.
29:14La presión de sus familias era implacable.
29:20Los preparativos seguían adelante, los vestidos se cosían, las invitaciones se escribían.
29:28Cada detalle era un clavo más en el ataúd de su libertad.
29:32Esa tarde, encontraron un momento para hablar a solas en el hueco de una escalera.
29:36Un rincón olvidado donde nadie los molestaría.
29:38Ángela estaba al borde del colapso.
29:43No puedo más, Curro.
29:45Sollozó, con la cara entre las manos.
29:50No puedo casarme con él.
29:52La idea de...
29:53De ser su esposa.
29:54De compartir mi vida con ese hombre.
29:59Preferiría morir.
30:01Curro la abrazó, sintiendo su cuerpo temblar.
30:04Su propia desesperación era un espejo de la de ella.
30:08Lo sé, Ángela, lo sé.
30:11Encontraremos una manera.
30:13Tiene que haber una salida.
30:14¿Cuál?
30:15Preguntó ella, con la voz ahogada.
30:20Mis padres no escucharán.
30:22Tu familia solo piensa en la unión de las fortunas.
30:25Estamos atrapados.
30:28Entonces lucharemos.
30:30Dijo él con una ferocidad nacida de la desesperación.
30:33No me rendiré.
30:34No te entregaré a él.
30:39Impulsada por sus palabras, Ángela tomó una decisión.
30:42Se secó las lágrimas y se puso en pie.
30:47Voy a hablar con mi madre.
30:49Una última vez.
30:50Le suplicaré.
30:51Le rogaré que me dé más tiempo.
30:55Un mes.
30:56Una semana.
30:57Cualquier cosa.
30:58La conversación con su madre fue tan brutal como había temido.
31:04La mujer, una matrona de voluntad de hierro y corazón de piedra, la escuchó con una paciencia
31:09gélida en el salón principal.
31:11Madre, por favor, empezó Ángela, con la voz temblorosa.
31:18Te lo ruego, aplaza la boda.
31:23No estoy preparada.
31:24Necesito tiempo.
31:26¿Tiempo?
31:26Replicó su madre, sin levantar la voz.
31:31El tiempo es un lujo que no tenemos.
31:33El acuerdo está cerrado.
31:35Las familias están comprometidas.
31:36¿Pretendes que hagamos el ridículo, que manchemos nuestro nombre, por un capricho de niña?
31:47No es un capricho.
31:48No lo amo.
31:49Lo desprecio.
31:51El amor es para las novelas y las criadas.
31:56Tú tienes un deber.
31:57Te casarás en la fecha prevista, y aprenderás a cumplir con tu papel como esposa.
32:05No hay nada más que hablar.
32:07Ángela salió del salón con el alma hecha pedazos.
32:10La última puerta se había cerrado.
32:14No había esperanza.
32:16No había tiempo.
32:17La sentencia estaba dictada.
32:19Fue esa desesperación la que llevó a Curro al límite.
32:24Ver el rostro devastado de Ángela, saber que el tiempo se les agotaba, que todas las vías
32:29diplomáticas estaban cerradas, le hizo tomar una decisión tan impulsiva como catastrófica.
32:36Si no podían escapar por las buenas, lo harían por las malas.
32:41Necesitaban dinero.
32:45Dinero para huir lejos, para empezar una nueva vida donde sus nombres y sus familias no pudieran
32:50alcanzarlos.
32:51Con el corazón martilleándole en el pecho, aprovechando el revuelo de la cena, se deslizó
32:59por los pasillos silenciosos hasta el ala de los señores.
33:02Su destino, el dormitorio de la marquesa, sabía que allí, en su joyero, guardaba piezas
33:11de un valor incalculable.
33:15La puerta estaba sin cerrar.
33:17Entró como una sombra, conteniendo la respiración.
33:20La habitación estaba en penumbra, solo iluminada por la luz de la luna que se filtraba por el
33:25balcón.
33:25El joyero de plata estaba sobre el tocador.
33:31Lo abrió con manos temblorosas.
33:33Diamantes, esmeraldas, rubíes.
33:38Brillaban con una luz fría y acusadora.
33:41Agarró el primero que encontró, un collar de perlas con un broche de zafiros, pesado
33:45y frío al tacto.
33:46Era su pasaporte a la libertad.
33:51Justo cuando se lo metía en el bolsillo, una voz cortante como el hielo resonó en
33:55la habitación, haciéndole saltar.
34:00¿Qué crees que estás haciendo?
34:02Curro se giró de golpe.
34:04En el umbral de la puerta, recortada contra la luz del pasillo, se encontraba Leocadia,
34:08la doncella personal de la marquesa.
34:11Su rostro, normalmente impasible, era una máscara de furia y conmoción.
34:18Sus ojos, fijos en el bulto del bolsillo de Curro, no dejaban lugar a dudas.
34:26Lo había visto todo.
34:28El silencio que siguió fue atronador.
34:30El collar en su bolsillo pesaba como una piedra de molino, arrastrándolo hacia un abismo
34:35del que quizás nunca podría salir.
34:36El aire se llenó de una tensión eléctrica, el preludio de una tormenta que estaba a punto
34:44de desatarse.
34:48El acto desesperado de un joven por amor acababa de convertirse en un crimen, y las consecuencias,
34:54imprevisibles y terribles, estaban a punto de caer sobre él con todo el peso de la ley
34:59de la promesa.
35:06El aire se llenó de un coco.
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