- 1 day ago
La Promesa CapíTulo 686 Completo
Category
🎥
Short filmTranscript
00:00Petra enferma y Martina sospecha del varón. El capítulo 683 de La Promesa, jueves, 25
00:07de septiembre, pone al palacio en tensión creciente.
00:12La desaparición de Catalina sigue marcando a todos, mientras Martina sospecha que el
00:18varón de Valladares guarda un oscuro secreto, aunque Jacobo le ruega olvidar.
00:22Lope y Vera temen las consecuencias del desayuno fallido cuando Cristóbal descubre lo ocurrido,
00:30y el marqués insiste en romper el compromiso de Ángela con Lorenzo, agotando la paciencia
00:35de Leocadia.
00:39En medio de todo, Petra empeora visiblemente, sus síntomas avanzan y la preocupación por
00:44su salud se convierte en un nuevo motivo de alarma.
00:47El sol del jueves 25 de septiembre se alzaba sobre La Promesa con una indiferencia cruel,
00:55pintando de oro los tejados y los vastos campos que se extendían hasta donde la vista se perdía.
01:03Pero dentro de los muros de piedra del palacio, la luz parecía incapaz de disipar las sombras
01:08que se habían anclado en los corazones de sus habitantes.
01:11El aire mismo parecía más pesado, denso con palabras no dichas y con el eco persistente
01:19de una ausencia que lo impregnaba todo, la de Catalina.
01:25Su marcha no había sido una simple partida, había sido un seísmo que había agrietado
01:30los cimientos de la familia Luján, y las réplicas seguían sintiéndose en cada pasillo,
01:34en cada conversación furtiva, en cada mirada perdida.
01:41Para algunos, como el marqués, era una herida abierta, un fracaso personal que le roía el alma.
01:50Para otros, como Cruz, era una victoria silenciosa, una espina menos en su costado.
01:55Pero, para todos, sin excepción, era un recordatorio constante de que la promesa ya no era el refugio
02:04que una vez pretendió ser, sino una jaula de oro cuyas barras se estrechaban día a día.
02:12En el servicio, el trabajo continuaba con su ritmo monótono y exigente, pero la energía había cambiado.
02:18Las risas eran más escasas, las conversaciones más cautelosas, el nombre de Catalina flotaba
02:26en el ambiente como un fantasma, una sílaba a punto de ser pronunciada que moría en los labios
02:31por miedo a avivar el dolor o, peor aún, a atraer la atención equivocada.
02:39La disciplina impuesta por el señorito Cristóbal se había vuelto férrea, un yugo de acero que no
02:44permitía el más mínimo desvío, y todos sentían su gélida presencia incluso cuando no estaba a la vista.
02:53Y en medio de este tapiz de tensiones y tristezas, nuevos hilos de inquietud comenzaban a tejer,
02:59enredándose unos con otros, creando un patrón de fatalidad que nadie,
03:03ni el más astuto ni el más inocente, podía prever en su totalidad.
03:10La duda de Martina y la calma del varón.
03:12Martina se encontraba frente al espejo de su habitación, pero no se veía a sí misma.
03:20No realmente, sus ojos, normalmente llenos de una chispa vivaz y desafiante,
03:25estaban velados por una niebla de confusión.
03:31Se pasaba una y otra vez la mano por la frente, como si intentara borrar un recuerdo borroso,
03:37una sensación escurridiza que se negaba a tomar forma.
03:42Su último encuentro con el varón de Valladares, Jacobo, antes de la partida de Catalina,
03:47era una mancha en su memoria, un fragmento de tiempo que no encajaba.
03:54Recordaba la conversación, o al menos partes de ella.
03:58Recordaba su tono afable, casi paternal.
04:00Recordaba el té que le había ofrecido, insistiendo en que le sentaría bien para calmar los nervios.
04:11Pero después, después todo se volvía difuso.
04:14No era un olvido completo, sino algo más siniestro.
04:17Una sensación de irrealidad, de haber estado presente en cuerpo pero no en mente.
04:22Había una laguna, un vacío inquietante justo en el corazón del recuerdo,
04:29y su instinto, esa voz interior que tantas veces había ignorado para su desgracia,
04:34le gritaba que algo andaba terriblemente mal.
04:40Se vistió con movimientos automáticos, eligiendo un vestido sin prestarle atención,
04:44y bajó a los jardines, buscando el aire fresco para aclarar sus pensamientos.
04:52El aroma de las rosas y la lavanda, que normalmente la calmaba,
04:56hoy parecía agudizar su ansiedad.
05:01Fue allí donde Jacobo la encontró, como si hubiera anticipado su tormento.
05:06Martina, querida.
05:10Paseando tan temprano, su voz era un bálsamo, suave y tranquilizadora.
05:14Se acercó a ella con esa sonrisa perfectamente calibrada que parecía disipar cualquier preocupación.
05:23Ella se giró, estudiándolo.
05:25A la luz de la mañana, parecía el perfecto caballero.
05:29Elegante, sereno, con una mirada que transmitía una profunda comprensión.
05:33Pero Martina ya no podía confiar en las apariencias.
05:39Varón, Jacobo, necesito hablar con usted.
05:42Dijo, su voz más firme de lo que se sentía.
05:45Por supuesto, niña, lo que desees.
05:51¿Te preocupa algo?
05:52Pareces distante.
05:54Lo estoy.
05:55Admitió ella, cruzándose de brazos.
05:57No puedo dejar de pensar en nuestra última conversación.
06:03En la biblioteca, antes de que Catalina.
06:08Se fuera.
06:09Jacobo la deó la cabeza, su expresión era la de la más pura inocencia.
06:14¿Nuestra conversación?
06:15Sí, la recuerdo.
06:16Intentaba consolarte.
06:21Pobre criatura.
06:22Estabas destrozada por la decisión de tu prima.
06:27Es natural que te sientas así.
06:29No es eso.
06:30O no solo eso.
06:31Insistió Martina, frunciendo el ceño.
06:37Hay algo que no, que no recuerdo bien.
06:39Me siento como si una parte de esa tarde se hubiera borrado.
06:42Después de tomar el té que me sirvió, el varón soltó una risita suave y paternalista.
06:53Ah, el té, un simple té de manzanilla con un poco de miel.
06:57Te vi tan alterada que pensé que te ayudaría a relajarte.
07:02Quizás te relajó demasiado.
07:04Estabas agotada.
07:05Martina, emocionalmente exhausta.
07:07Es completamente normal que la mente, para protegerse, deje algunas cosas en la penumbra.
07:16En la penumbra, repitió ella, escéptica.
07:19Jacobo, yo no soy una niña asustadiza.
07:24Conozco mi propia mente.
07:26Y le digo que algo ocurrió.
07:27Su mirada.
07:28Había algo en su mirada que no era de consuelo.
07:30Y después, me sentí tan extrañamente somnolienta, tan... dócil, no es propio de mí.
07:41Jacobo dio un paso más cerca.
07:43Su voz bajó a un susurro confidencial, casi hipnótico.
07:49Martina, escúchame con atención.
07:52Estás pasando por un momento muy difícil.
07:54La partida de Catalina ha sido un golpe terrible para ti.
07:57Quizás más que para nadie.
07:58Estabas muy unida a ella.
08:03Es lógico que busques explicaciones, que intentes encontrar un culpable, algo tangible a lo que aferrarte en medio de este caos.
08:13Y como hablamos justo antes, tu mente, de forma inconsciente, está creando un misterio donde no lo hay.
08:19Puso una mano sobre su hombro, un gesto que pretendía ser reconfortante pero que a Martina le provocó un escalofrío.
08:32Estás proyectando tu angustia en un recuerdo insignificante.
08:35Un té, una conversación amable.
08:37¿Qué mal podría haber en eso?
08:42Continuó él, su pulgar dibujando pequeños círculos sobre la tela del vestido de ella.
08:50Te estás torturando sin motivo.
08:52Lo mejor que puedes hacer, por tu propio bien, es olvidar.
08:55Olvidar ese momento y centrarte en el presente.
09:01En cómo sobrellevar esta pérdida.
09:05Olvidar, la palabra sonó agria en la boca de Martina.
09:08¿Cómo puedo olvidar algo que mi propio cuerpo me dice que fue real?
09:11Siento que me falta una pieza del puzzle, y no descansaré hasta encontrarla.
09:19A veces, querida, la pieza que falta es una que nunca existió.
09:23Dijo Jacobo, su sonrisa no vaciló, pero sus ojos se endurecieron por una fracción de segundo.
09:29Un destello gélido que confirmó, en lo más profundo del ser de Martina, que sus sospechas no eran infundadas.
09:35Él le estaba ocultando algo, y su insistencia en que olvidara no era un consejo, era una orden velada.
09:47Quizás tenga razón.
09:49Mintió ella, bajando la mirada para que él no viera la resolución que acababa de nacer en sus ojos.
09:57Quizás solo estoy cansada y confundida.
09:59Ahora, esa es mi niña sensata, dijo él, apretándole el hombro con una familiaridad que a ella le revolvió el estómago.
10:09Ahora, respira hondo el aire de la mañana y deja que estas ideas oscuras se las lleve el viento.
10:17Es lo mejor para todos.
10:19Se alejó, dejándola sola con el aroma de las rosas y el peso de una certeza aterradora.
10:24No, no lo olvidaría.
10:29No podía, porque presentía que lo que había ocurrido en esa biblioteca no solo la afectaba a ella,
10:34sino que era una clave, una pieza fundamental para entender la red de intrigas que ahogaba a la promesa.
10:43Y Jacobo, el afable varón de Valladares, estaba en el centro de todo.
10:48La tormenta se cierne sobre la cocina.
10:49Mientras tanto, en las entrañas del palacio, en el ajetreado y normalmente cálido mundo de las cocinas,
10:59la temperatura había descendido varios grados.
11:05El desastre del desayuno de la mañana anterior era un fantasma que se negaba a desaparecer.
11:10No había sido un error catastrófico, no un incendio ni un envenenamiento,
11:18pero en el nuevo régimen de Cristóbal, los pequeños fallos se magnificaban hasta convertirse en crímenes capitales.
11:26Lope y Vera se movían por el espacio con una tensión palpable.
11:30Cada ruido de una cacerola al caer, cada portazo en la lejanía, les hacía dar un respingo.
11:35Habían intentado servir el desayuno con la precisión de un relojero suizo,
11:42pero todo lo que podía salir mal, salió mal.
11:48El café, por un descuido, se había quemado ligeramente, dejando un regusto amargo y acre.
11:54Las tostadas, bajo la atenta pero nerviosa supervisión de Vera,
12:01habían salido con un dorado desigual, unas pálidas y otras con los bordes carbonizados.
12:09Y para colmo, a Lope, en un momento de distracción mientras pensaba en la injusticia de la situación de Ricardo,
12:16se le había resbalado la jarra de la leche,
12:18derramando un pequeño pero escandaloso charco blanco sobre la inmaculada bandeja de plata.
12:24Habían limpiado el desastre a toda prisa,
12:29habían rehecho el café y seleccionado las tostadas menos ofensivas,
12:32rezando para que el señorito no lo notara.
12:37Pero la suerte no estaba de su lado, ¿crees que se habrá dado cuenta?
12:41Susurró Vera mientras pelaba patatas con una concentración febril.
12:45Lope suspiró, pasando un paño por una superficie ya impoluta.
12:51Su rostro, normalmente animado y lleno de pasión por su oficio, estaba sombrío.
12:56Con nuestra suerte, Vera, no solo se habrá dado cuenta,
13:03sino que habrá mandado analizar el regusto del café a un laboratorio de París.
13:07Respondió con un humor negro que no logró ocultar su nerviosismo.
13:10Ese hombre lo ve todo, tiene ojos en la nuca.
13:16No deberíamos haberle servido eso, Lope.
13:22¿Deberíamos haber empezado de cero, aunque tardáramos más?
13:26¿Y que se quejara por el retraso?
13:28Replicó él.
13:29Con Cristóbal no hay forma de ganar.
13:33Hagas lo que hagas, está mal.
13:35Es como intentar apagar un fuego con gasolina.
13:40Solo busca una excusa, un motivo para.
13:43Para demostrar que él manda.
13:45La conversación quedó suspendida en el aire cuando la puerta de la cocina
13:48se abrió con un chirrido lento y deliberado.
13:54No fue el entrar apresurado de un lacayo ni el paso cansado de la señora Simona.
13:59Era un paso mesurado, pesado, un paso que anunciaba poder.
14:05Cristóbal apareció en el umbral.
14:07No vestía su uniforme militar, sino un traje de día impecable,
14:11pero su porte era tan marcial y autoritario como siempre.
14:17Se quedó allí un momento, en silencio,
14:20dejando que su presencia llenara la estancia y aplastara el ánimo de los presentes.
14:24Sus ojos fríos recorrieron cada rincón de la cocina antes de posarse,
14:31como dos trozos de hielo, primero en López y luego en Vera.
14:34Buenos días, dijo, y las dos palabras sonaron como una sentencia.
14:42Señorito, murmuraron ambos a la vez, casi sin aliento.
14:48Cristóbal avanzó lentamente hacia la mesa central,
14:51pasó un dedo enguantado por la superficie de madera,
14:54lo inspeccionó en busca de polvo y,
14:56al no encontrarlo, emitió un sonido de desaprobación,
14:59como si la limpieza le ofendiera.
15:04Me ha llegado una queja.
15:06Comenzó, su voz era baja pero cortante,
15:09diseñada para obligarles a aguzar el oído.
15:14Una queja sobre el servicio de desayuno de esta casa.
15:17Curioso, ¿no es así?
15:19Siempre presumieron de la excelencia de la promesa.
15:24Parece que los estándares han...
15:26Decaído.
15:27López tragó saliva.
15:28Señorito, si ha habido algún problema, le pido disculpas.
15:35¿Fue un pequeño, pequeño?
15:37Le interrumpió Cristóbal, alzando una ceja.
15:40¿Llama usted pequeño a un café que sabe a carbón?
15:43¿A unas tostadas que podrían servir de arma arrojadiza?
15:46¿A una presentación que delataba prisa y descuido?
15:51Vera sintió que las piernas le temblaban.
15:54Quería hablar, defenderse,
15:55pero el miedo le había sellado los labios.
15:58Yo, yo fui la responsable de las tostadas, señorito.
16:05Logró decir finalmente, su voz un hilo tembloroso.
16:08La culpa es mía.
16:13Cristóbal giró su cabeza lentamente hacia ella.
16:16La miró de arriba abajo con un desdén que la hizo sentirse diminuta.
16:19Ah, sí, la culpa es suya, qué valiente.
16:25Y el café, cocinero, ¿también fue culpa de la doncella?
16:29¿O quizás la jarra de leche decidió suicidarse espontáneamente sobre la bandeja?
16:33No, señorito, la responsabilidad es mía, soy el jefe de cocina, dijo Lope, dando un paso al frente para proteger a Vera.
16:44Cualquier error que salga de esta cocina es, en última instancia, culpa mía.
16:52Admiro su sentido del honor, Lope.
16:54De verdad que sí, dijo Cristóbal con un sarcasmo venenoso, pero el honor no llena el estómago de mi padre ni mantiene la reputación de esta casa.
17:08Lo que yo exijo es competencia, disciplina, perfección, y ustedes dos, ayer, me demostraron que carecen de las tres.
17:16El silencio que siguió fue atronador, Lope y Vera esperaban el grito, el castigo inmediato.
17:27Pero Cristóbal era más cruel, disfrutaba del suspense, de ver el terror crecer en los ojos de sus víctimas.
17:36Esto no puede volver a ocurrir, continuó, su voz ahora un siseo peligroso.
17:42La promesa está bajo mi supervisión ahora, y no toleraré la mediocridad.
17:46Ni la incompetencia, ni el más mínimo fallo.
17:51Cada plato, cada taza de café, cada miga de pan que salga de esta cocina debe ser un ejemplo de perfección.
18:00¿Está claro?
18:01Sí, señorito.
18:03Respondieron al unísono, bien.
18:06¿Por qué si vuelve a ocurrir un incidente como el de ayer?
18:08Las consecuencias no serán una simple reprimenda.
18:14Serán, ejemplares, para que todos en esta casa, desde el mayordomo hasta el último mozo, entiendan cuál es el nuevo orden.
18:21Se dio la vuelta con la misma lentitud deliberada con la que había entrado.
18:29En la puerta, se detuvo y, sin girarse, añadió.
18:33Y para que empiecen a entenderlo, hoy comerán lo que sobró del desayuno de ayer.
18:41El café quemado y las tostadas carbonizadas.
18:43No se tirará nada.
18:47En esta casa no hay lugar para el despilfarro.
18:50Ni de comida, ni de confianza.
18:55Y con eso, se fue.
18:57Lope y Vera se quedaron inmóviles.
18:59El eco de sus palabras resonando en la cocina.
19:04No era un castigo físico, pero era algo peor.
19:07Una humillación profunda.
19:09Un recordatorio constante de su precariedad y de la tiranía bajo la que ahora vivían.
19:13La calma que habían intentado mantener se había hecho añicos.
19:20Y en su lugar solo quedaba un miedo frío y la certeza de que las consecuencias,
19:24las verdaderas consecuencias, solo acababan de empezar a vislumbrarse.
19:31La terquedad de Leocadia y la desesperación del marqués.
19:35En el ala noble del palacio, otra batalla se libraba.
19:38Una de voluntades tan antiguas y sólidas como los muros que los rodeaban.
19:43Alonso, el marqués de Luján, se sentía un extranjero en su propia casa.
19:50Despojado de su autoridad por su propio hijo y ahora enfrentado a un muro de intransigencia
19:55por parte de una invitada, sentía que el control de su vida y de su familia se le escapaba
20:00como arena entre los dedos.
20:01Su objetivo era claro y, a su juicio, justo, anular el compromiso entre su sobrino Lorenzo
20:10y la joven Ángela, la hija de Leocadia.
20:15Consideraba a Lorenzo un hombre sin escrúpulos, un cazafortunas capaz de cualquier cosa por
20:20dinero, y la idea de que una joven inocente como Ángela cayera en sus redes le resultaba
20:25insoportable.
20:29Pero Leocadia, una mujer de carácter recio y convicciones inamovibles, no estaba dispuesta
20:34a ceder.
20:38Los encontró a solas en el salón de fumar, donde Leocadia revisaba unas cuentas con una
20:43concentración feroz.
20:44Alonso entró con una determinación renovada, habiendo pasado la noche en vela buscando
20:52nuevos argumentos, nuevas formas de persuadirla.
20:58Leocadia, por favor, concédeme cinco minutos.
21:02Comenzó, su tono era una mezcla de súplica y autoridad.
21:08Ella levantó la vista de sus papeles, sus ojos pequeños y astutos lo evaluaron con frialdad.
21:14Alonso, creo que ya hemos hablado de este tema hasta la saciedad.
21:20Mi decisión está tomada.
21:24Ángela se casará con Lorenzo.
21:26Es un buen partido para ella y para nuestra familia.
21:31Un buen partido, replicó Alonso, acercándose a ella.
21:35Leocadia, por el amor de Dios, abre los ojos.
21:38Lorenzo no quiere a tu hija.
21:43Solo quiere su dote, su fortuna.
21:45¿No lo ves?
21:46Es un buitre que rodea a su presa.
21:50Veo a un capitán del ejército, un hombre con un título y una posición, que ha mostrado
21:55interés en mi hija.
21:56Contestó ella, su voz imperturbable.
21:59En estos tiempos, eso es más de lo que muchas jóvenes pueden esperar.
22:06El amor es un lujo, Alonso.
22:11La seguridad y el estatus son una necesidad.
22:14Pero está sacrificando su felicidad.
22:16La voz de Alonso se elevó, cargada de frustración.
22:19He visto cómo la mira Lorenzo.
22:24No hay afecto en sus ojos, solo cálculo.
22:27Y he visto cómo Ángela lo mira a él, con miedo.
22:32¿Es eso lo que quieres para tu única hija?
22:34¿Una vida de temor y desdicha al lado de un hombre que solo la ve como una cuenta bancaria?
22:42Tú no sabes nada de lo que mi hija necesita.
22:45Espetó Leocadia, golpeando la mesa con la palma de la mano.
22:49Yo la he criado sola, la he protegido de todo y de todos.
22:55Y sé que este matrimonio es lo mejor para ella.
23:00Lorenzo le dará un nombre, una posición social que yo, con todo mi esfuerzo, nunca podré darle.
23:09La protegerá, la devorará, gritó Alonso, desesperado.
23:13Te lo ruego, Leocadia, como amigo, como anfitrión,
23:17como hombre que se preocupa por el bienestar de esa niña.
23:23Rompe este compromiso.
23:25Aún estás a tiempo.
23:26Podemos encontrarle a Ángela un pretendiente mucho mejor.
23:29Un hombre de bien que la quiera y la respete.
23:31La insistencia del marqués, lejos de ablandar a Leocadia, estaba empezando a erosionar su paciencia,
23:40a raspar una capa de cortesía ya muy delgada para revelar la roca obstinada que había debajo.
23:45Un hombre de bien, como tú, Alonso, dijo ella con un deje de veneno en la voz.
23:55Un hombre que no ha sido capaz de mantener el control de su propia casa,
23:59que ha permitido que su hijo le usurpe y que su hija se marche.
24:02No estoy segura de que estés en posición de dar lecciones a nadie sobre cómo proteger a su familia.
24:13El golpe fue bajo y certero.
24:15Alonso palideció.
24:17La mención de Catalina y Cristóbal le dolió más que una bofetada.
24:20Eso no es justo, Leocadia.
24:25La vida no es justa, Alonso.
24:28Y estoy cansada de esta conversación.
24:33Cansada de tu insistencia, de tus dramas y de tus advertencias apocalípticas,
24:38se levantó su menuda figura irradiando una autoridad inflexible.
24:45El compromiso sigue en pie.
24:46La boda se celebrará, y te agradecería, por el bien de nuestra convivencia en esta casa,
24:52que no volvieras a mencionar este asunto.
24:57Estoy harta de escucharte.
24:59Salió del salón con un portazo que retumbó en el corazón de Alonso.
25:05Él se quedó allí, de pie, en medio de la habitación silenciosa, sintiendo el amargo sabor de la derrota.
25:11No era sólo la terquedad de Leocadia lo que le dolía, era la impotencia.
25:19La terrible sensación de ver una injusticia a punto de cometerse y ser incapaz de detenerla.
25:26Y con cada puerta que se le cerraba, el marqués de Luján se sentía un poco más pequeño.
25:31Un poco más irrelevante en el gran teatro de la promesa.
25:34El purgatorio de Ricardo.
25:39Lejos de las intrigas de los nobles, en el mundo del servicio, Ricardo vivía su propio infierno personal.
25:48La caída había sido vertiginosa y brutal.
25:51De ser el respetado mayordomo, el hombre que movía los hilos del servicio con una eficiencia implacable,
25:57había pasado a ser un simple mozo.
25:58Un fantasma con librea que realizaba las tareas más ingratas bajo la mirada vigilante y a menudo despectiva de sus antiguos subordinados.
26:11Aquella mañana le había tocado limpiar y abrillantar las botas de los señores.
26:16Estaba arrodillado en el suelo de piedra de la sala de botas, un lugar frío y húmedo, con el olor a cuero y betún impregnando el aire.
26:23Sostenía en su mano una de las botas de montar del capitán de Luján,
26:30y mientras aplicaba la cera con movimientos circulares y mecánicos, su mente era un torbellino de culpa y arrepentimiento.
26:39Cada gesto, cada tarea humillante, era un recordatorio de sus errores.
26:44Se culpaba por todo.
26:45Por su ambición desmedida, por haber confiado en el inglés que le prometió una vida mejor para él y para Pía.
26:57Por haber traicionado la confianza del marqués, pero, sobre todo, se culpaba por la marcha de Pía.
27:06Su ausencia era un dolor físico, una presión constante en el pecho que a veces le dificultaba respirar.
27:15La echaba de menos con una intensidad que lo consumía.
27:18Echaba de menos su sonrisa, su sensatez, el calor de su mano, la forma en que su sola presencia lograba anclarlo y darle un propósito.
27:29Sin ella, se sentía a la deriva, un barco sin timón en medio de una tormenta perfecta.
27:37Miró su reflejo distorsionado en el cuero brillante de la bota.
27:41Vio a un hombre derrotado.
27:45Las líneas de preocupación en su frente se habían acentuado, sus hombros estaban encorvados por el peso de la vergüenza,
27:52y en sus ojos había una tristeza profunda, casi insondable.
27:58Se había convertido en aquello que siempre había despreciado, un fracasado.
28:03Un don nadie.
28:04Recordaba sus conversaciones con Pía, sus sueños de una vida juntos, lejos de la promesa, con su pequeño hijo.
28:16Un futuro que él mismo había destrozado.
28:19¿Dónde estaría ella ahora?
28:20¿Estaría a salvo?
28:21¿Pensaría en él?
28:22La idea de que pudiera odiarlo era una daga que se le clavaba en el corazón una y otra vez.
28:27Salvador entró en la sala y se detuvo al ver a Ricardo en el suelo.
28:34Hubo un momento de silencio incómodo entre los dos hombres.
28:40A pesar de sus pasadas rencillas, ver al antiguo mayordomo en esa posición era algo que a Salvador le resultaba violento.
28:47Ricardo, comenzó, sin saber muy bien qué decir.
28:54Ricardo no levantó la vista.
28:56Solo estoy haciendo mi trabajo, Salvador.
29:01Es lo que me corresponde.
29:03Esto no está bien.
29:04Dijo Salvador, su voz era queda.
29:07Usted no debería estar haciendo esto.
29:11El señorito Cristóbal opina lo contrario.
29:14Respondió Ricardo con un deje de amargura.
29:17Y ahora mismo, su opinión es la única que cuenta.
29:22Todos echamos de menos a la señora Pía.
29:25Dijo Salvador, intentando torpemente ofrecer algo de consuelo.
29:31Era, era el corazón del servicio.
29:34Al oír su nombre, Ricardo se detuvo.
29:36Cerró los ojos con fuerza, como si el mero sonido le causara dolor.
29:43Fue por mi culpa.
29:45Susurró, su voz rota.
29:46Todo esto es por mi culpa.
29:48Si no hubiera sido tan ciego, tan estúpido.
29:53Ella seguiría aquí.
29:54Estaríamos juntos.
29:56Salvador se agachó a su lado.
29:58Algo que nunca habría imaginado hacer.
30:02No puede culparse de todo, Ricardo.
30:05Las cosas, se complicaron, para todos.
30:07Pero fui yo quien tomó las decisiones equivocadas, insistió Ricardo, abriendo los ojos, y en ellos había una desesperación desnuda.
30:15Fui yo quien lo arruinó todo, y ahora, ahora no tengo nada, ni a ella, ni mi dignidad, ni un futuro.
30:24Solo tengo estas botas y el recuerdo de lo que perdí.
30:30Se quedó mirando la bota en su mano como si contuviera el peso de todos sus fracasos.
30:34Se sentía completamente derrotado, un hombre vaciado por dentro, cuya única compañía era el eco incesante de sus errores y la profunda, abrumadora nostalgia por la mujer que amaba y que había perdido por su propia mano.
30:49Su castigo no era limpiar botas, su castigo era vivir, la sombra que crece en Petra.
31:00Y mientras las intrigas, los miedos y los arrepentimientos se arremolinaban en el palacio, una sombra más personal y silenciosa comenzaba a extenderse sobre Petra Arcos.
31:09Lo que había empezado como un simple malestar, una molestia pasajera que había atribuido al cansancio o a la tensión acumulada, estaba evolucionando hacia algo más persistente y preocupante.
31:26Petra, una mujer forjada en la disciplina y la resistencia, siempre había presumido de una salud de hierro.
31:32Petra, una mujer forjada en la vida.
31:35Rara vez se quejaba, considerando cualquier dolencia como una debilidad inaceptable.
31:43Pero ahora, su propio cuerpo la estaba traicionando de formas que no podía ignorar.
31:51Todo comenzó con una fatiga extraña, una pesadez en los huesos que no desaparecían y con una noche de sueño.
31:57Luego vinieron los mareos, olas repentinas de vértigo que la asaltaban sin previo aviso, obligándola a apoyarse en una pared o en un mueble para no caer, esperando con los ojos cerrados a que el mundo dejara de dar vueltas.
32:15Aquella mañana, mientras supervisaba la limpieza del gran salón, sintió una punzada aguda en el costado, tan intensa que le robó el aliento.
32:23Se dobló por la mitad, ahogando un gemido de dolor, y se apretó la zona con la mano.
32:34¿Se encuentra bien, señora Arcos? Le preguntó una de las doncellas más jóvenes, mirándola con preocupación.
32:43Petra se enderezó de golpe, su rostro una máscara de severidad para ocultar el pánico que había sentido.
32:49¿Y a ti qué te importa? Espetó, su voz más áspera de lo habitual. Deja de holgazanear y sigue con ese polvo. La plata no se va a brillantar sola.
33:01La doncella, asustada, volvió a su tarea a toda prisa. Petra se quedó inmóvil un instante, respirando hondo, tratando de dominar el dolor y el temblor que le recorría el cuerpo.
33:17Se miró las manos y notó que un ligero temblor agitaba sus dedos. Intentó detenerlo, pero el temblor persistía, un signo visible de que algo dentro de ella estaba fundamentalmente roto.
33:28Más tarde, mientras subía la gran escalinata, tuvo que detenerse a mitad de camino, jadeando en busca de aire.
33:41Le dolía el pecho, y un sudor frío le perlaba la frente. Se sentía increíblemente débil, como si toda su energía vital se estuviera escapando de su cuerpo.
33:50Se aferró a la barandilla de caoba, su respiración agitada resonando en el silencio del vestíbulo.
34:02Cruz, que bajaba en ese momento, la vio y frunció el ceño.
34:06Petra, ¿qué te ocurre? Tienes un aspecto horrible.
34:09¿Estás pálida como un muerto? No es nada, señora marquesa.
34:17Mintió Petra, intentando esbozar una sonrisa que se convirtió en una mueca.
34:24Solo un pequeño mareo, el calor, quizás. Pues sea lo que sea, solucionalo.
34:30No puedo permitirme tener a mi doncella personal desmayándose por los rincones.
34:34Eres el pilar de esta casa, Petra. Se espera de ti que seas fuerte. Lo soy, señora.
34:46Siempre lo he sido, respondió Petra, con una lealtad que rayaba en lo fanático.
34:51Pero mientras veía a la marquesa alejarse, las palabras resonaron en su cabeza.
34:58Fuerte, siempre había sido fuerte. Había soportado humillaciones, intrigas, pérdidas.
35:04Siempre había permanecido de pie, implacable, inquebrantable. Pero esta nueva amenaza no venía
35:12de un enemigo externo, no era un rival al que pudiera derrotar con astucia o malicia.
35:19Era un enemigo interno, un traidor que crecía en sus propias entrañas. Y contra él, por primera
35:25vez en su vida, Petra Arcos no sabía cómo luchar.
35:28El malestar físico iba en aumento, y los síntomas comenzaban a hacer estragos visibles
35:36en su día a día. Su legendaria energía estaba mermando. Su tez había adquirido un
35:44tono cetrino y bajo sus ojos se dibujaban unas ojeras oscuras que ni el maquillaje podía
35:49ocultar. Intentaba disimularlo, apretar los dientes y seguir adelante, pero el dolor,
35:57la fatiga y el miedo se estaban convirtiendo en compañeros constantes.
36:04Y en la soledad de su habitación, cuando la noche caía sobre la promesa, Petra se enfrentaba
36:09a un terror que nunca antes había conocido, el terror a su propia fragilidad. La sombra
36:18en su interior crecía, y ella sentía, con una certeza helada, que estaba empezando a consumirla.
Recommended
43:57
|
Up next
55:38
49:56
57:20
2:37:04
1:20:19
1:20:34
2:21:58
1:59:42
2:28:07
2:13:48
2:25:51
1:05:37
1:26:41
1:05:48
1:11:50
2:21:15
1:08:29
1:41:38
1:26:09
1:31:16
1:11:48
Be the first to comment