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  • hace 11 minutos

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00:00Buenos días. Marga Proens puso ayer sobre la mesa, sin querer, el debate sobre los años que se
00:05necesitan para considerarse balear. O quizás nos fijamos en esos cinco años que, según Proens,
00:10acreditan la balearidad porque el resto de su discurso fue peor que soporífero.
00:15En principio, el margen de un lustro de residencia es arbitrario. Hay extranjeros que han atrapado
00:20alguna isla a la primera mirada, otros residen en ellas durante décadas sin pronunciar una
00:25palabra de castellano y mucho menos de catalán. De hecho, se les venden casas en Mallorca o Ibiza
00:31garantizándoles que podrán vivir íntegramente en inglés, alemán o sueco. Sin embargo, cinco años
00:37es el lapso inventado por Proens para conceder ventajas inmobiliarias. Es corto porque esconde
00:43en una trampa los famosos testaferros. Está claro que una persona que lleva 20 años en Balears pertenece
00:50al archipiélago si así lo desea. Diez años es una barrera nebulosa. Con cinco todavía no se ha
00:56accedido al rango autóctono. Y no busquen aquí ni un solo atisbo de superioridad técnica. De hecho,
01:02preferiría que no me encasillaran como miembro de una isla, ni de un país siquiera.
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