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La Promesa Capítulo 681 Completo EnglishMovie cdrama drama engsub chinesedramaengsub movieshortfull
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00:00Catalina desafía a Leocadia y el varón amenaza a los Luján. El capítulo 677 de la promesa
00:11promete emociones a flor de piel y giros inesperados. Catalina se mantiene firme frente a las artimañas
00:18de Leocadia, iniciando un pulso de poder que podría sacudir los cimientos del palacio.
00:23Al mismo tiempo, Santos y Cristóbal hacen de Ricardo el Blanco de una humillación constante,
00:30obligando a Pía a interceder con la esperanza de despertar un resquicio de compasión.
00:37Mientras Lope y Vera siguen atrapados en la tensión de su dolorosa ruptura,
00:41Manuel se lanza con ilusión a su nuevo proyecto empresarial. Pero nada eclipsa la peligrosa
00:48jugada del varón de Valladares, que cruza una línea roja con una amenaza capaz de cambiarlo
00:52todo para los Luján. ¿Quién logrará imponerse en este duelo de ambiciones y sentimientos?
01:00El miércoles 17 de septiembre, la intriga y el drama alcanzan un nuevo nivel en la promesa.
01:07El sol de la tarde del jueves 18 de septiembre teñía de oro y melancolía los campos que
01:12rodeaban la promesa. Era una luz hermosa y cruel, una que doraba los contornos de un mundo que,
01:19para muchos de sus habitantes, se desmoronaba desde dentro. Las paredes del palacio, testigos
01:27de secretos centenarios, parecían contener la respiración, anticipando las tormentas que se
01:32gestaban en los corazones de quienes las habitaban. Y, la jaula dorada de Catalina. El aire en la
01:40biblioteca olía a cuero viejo, a papel y a la madera noble de las estanterías que se alzaban hasta
01:45el techo como guardianes silenciosos del saber y de las mentiras de los Luján. Pero aquel día,
01:52para Catalina, olía a trampa. El varón de Valladares la había citado con la excusa de revisar
01:57unas cuentas de las fincas, un pretexto tan banal que de inmediato encendió sus alarmas.
02:04Él nunca se interesaba por los detalles mundanos, a menos que esos detalles fueran el cebo para un
02:09pez mucho más grande. El varón estaba de espaldas a ella, contemplando el jardín a través de uno de
02:16los imponentes ventanales. El sol poniente recortaba su silueta, convirtiéndolo en una
02:22figura oscura y ominosa. Sostenía una copa de brandy, cuyo líquido ambarino atrapaba la luz
02:30como una joya líquida. Catalina, querida, gracias por venir, dijo sin volverse. Su voz era un ronroneo
02:38suave, el tipo de sonido que podría producir un gran felino justo antes de saltar sobre su presa.
02:46Varón, me dijo que era urgente, respondió Catalina, manteniendo su propia voz firme,
02:52un escudo contra la inquietud que ya comenzaba a anidar en su estómago. Se quedó de pie junto a la
02:58puerta, negándose a adentrarse más en aquel espacio que él había reclamado como su cubil.
03:05Y lo es, terriblemente urgente, dijo él, girándose al fin. Una sonrisa delgada y carente de calidez se
03:12dibujó en sus labios. Pero no tiene que ver con el rendimiento de las cosechas ni con el precio del
03:18grano. Tiene que ver contigo, con tu futuro, y, más importante aún, con el futuro de tus hijos.
03:28El corazón de Catalina dio un vuelco doloroso. La mención de sus hijos, de Mateo y la pequeña
03:34Sofía, transformó la atmósfera de la habitación. El aire se volvió denso, pesado, cargado de una
03:42amenaza invisible pero palpable. ¿Qué quiere decir con eso? Preguntó, y notó con rabia un ligero
03:49temblor en su voz. El varón dio un sorgo a su brandy, paladeándolo con una calma exasperante. Se
03:57acercó a la gran mesa de caoba, dejando la copa con un chasquido delicado. Tus hijos, son unas
04:04criaturas adorables, llenas de vida. Mateo, con su espíritu intrépido, siempre trepando a los árboles
04:11más altos del jardín. Y Sofía, tiene tu misma mirada curiosa. Sería una lástima que esa vitalidad
04:19se viera, truncada. Cada palabra era un golpe medido, diseñado para infligir el máximo daño.
04:27Catalina sintió que el suelo se abría bajo sus pies. No era una amenaza velada. Era una
04:33declaración de intenciones, brutal y directa, envuelta en el celofán de una falsa preocupación.
04:39No se atreva. Siseo ella, avanzando un paso, sus manos convertidas en puños a sus costados.
04:49No se atreva a mencionarlos. Oh, pero debo hacerlo, porque su bienestar depende enteramente
04:54de ti. Continuó él, disfrutando visiblemente del pánico que florecía en los ojos de Catalina.
05:02Verás, he llegado a la conclusión de que tu presencia en la promesa es... perjudicial.
05:09Para mis intereses, claro está. Eres demasiado inteligente, demasiado tenaz. Obstaculizas
05:15mis planes. Y yo, Catalina, no tolero los obstáculos. Es usted un monstruo. Soy un hombre
05:22práctico. Corrigió él, su sonrisa ensanchándose. Y te ofrezco una solución muy práctica. Quiero
05:31que te vayas, que abandones la promesa para siempre. Que renuncies a todo lo que te ata a
05:37este lugar y desaparezcas. Catalina lo miró, incrédula.
05:43La audacia de su chantaje era tan desmedida que por un instante la dejó sin palabras.
05:50¿Abandonar su hogar, el legado de su madre? ¿Dejar a su familia a merced de este depredador?
05:55Está loco. Jamás haré eso. Esta es mi casa. Era tu casa. Puntualizó el varón,
06:03su voz perdiendo toda su suavidad para dar paso a un filo de acero.
06:09Ahora es un lugar muy peligroso para tus hijos. Piensa en ello, Catalina. Un accidente puede
06:14ocurrir en cualquier momento. Un caballo que se desboca con el cochecito de la niña cerca.
06:21Una rama de árbol que se parte justo cuando Mateo está en lo más alto. Un descuido en la cocina. Un
06:29alimento en mal estado. Las posibilidades son infinitas. Y sería tan, tan trágico. Nadie
06:36sospecharía. Por supuesto. Solo serían, desafortunados accidentes. Las imágenes que
06:44sus palabras evocaban asaltaron la mente de Catalina con la violencia de una pesadilla.
06:48Vio a Mateo cayendo. Vio el cochecito de Sofía volcado. El terror puro, helado y paralizante,
06:56le atenazó la garganta, ahogando cualquier respuesta. Se sintió pequeña, impotente,
07:03atrapada en una red tejida con sus afectos más profundos.
07:06¿Por qué? Logró susurrar. Su lucha interna reflejada en su rostro pálido. ¿Por qué tanto
07:14odio? No es odio, querida. Es negocio. Y tú eres un mal negocio. Te daré 24 horas para que
07:22tomes la decisión correcta. Haz tus maletas. Inventa una excusa creíble. Una visita a una
07:29tía enferma. Un retiro espiritual, no me importa. Pero mañana, a estas horas, quiero que te hayas
07:37ido. Si no lo haces, dejó la frase en suspenso, permitiendo que la amenaza implícita resonara
07:43en el silencio opresivo de la biblioteca.
07:47Digamos que empezaré a impacientarme. Y mi impaciencia siempre tiene consecuencias.
07:51Sin decir más, el varón de Valladares tomó de nuevo su copa y se volvió hacia la ventana,
07:58dándola por despedida.
08:02La conversación había terminado. Catalina permaneció inmóvil un instante, el eco de
08:07sus crueles palabras rebotando en su cráneo. Luego, con un movimiento robótico, se dio la
08:14vuelta y salió de la biblioteca. No corrió. Caminó por los largos y silenciosos pasillos
08:20de la promesa con la rigidez de una autómata. Cada retrato de sus antepasados en las paredes
08:27parecía mirarla con acusación. Cada crujido del parque bajo sus pies sonaba como una burla.
08:35Su mente era un torbellino de miedo y rabia. La furia hervía en su interior, una furia impotente
08:40contra la crueldad del varón y contra su propia incapacidad para proteger a quienes más amaba.
08:45Pero por debajo de la rabia, el miedo era una corriente helada que lo congelaba todo.
08:54La seguridad de sus hijos era la única variable que importaba. Comparado con eso, la promesa,
09:00su honor, su propia vida, no eran nada.
09:04Fue en ese estado de trance que se topó con Adriano. Él salía de su despacho, con el ceño
09:09fruncido por alguna preocupación laboral, pero su expresión cambió al verla.
09:15—Catalina, ¿estás bien? —preguntó, su voz cargada de una preocupación genuina que,
09:20en ese momento, a ella le resultó casi insoportable.
09:26Ella levantó la vista, y él pudo ver el abismo en sus ojos. Estaba pálida, sus labios sin color,
09:32su mirada perdida. —Yo. Necesito aire. Fue lo único que pudo articular. ¿Qué ha pasado? ¿Ha sido el
09:41varón? Te vi entrar en la biblioteca con él. Catalina negó con la cabeza, un gesto brusco.
09:48No podía decírselo. El varón se lo habría dejado claro. El silencio era parte del trato.
09:55Si hablaba, las consecuencias serían las mismas. No, no ha sido nada. Solo, estoy cansada de todo esto,
10:02Adriano. De la promesa, de las intrigas, de las responsabilidades, Adriano la miró,
10:09completamente desconcertado. Esa no era la Catalina que él conocía. La Catalina que él
10:16admiraba era una luchadora, una mujer que jamás se rendía, que encontraba fuerza en la adversidad.
10:24¿Cansada? Catalina, tú eres la columna vertebral de este lugar. ¿De qué estás hablando?
10:29Ella se apartó de su mirada inquisitiva, apoyándose contra la pared fría del pasillo.
10:38La decisión, horrible y nauseabunda, comenzaba a solidificarse en su interior. Era una rendición,
10:45la más amarga de su vida, pero no veía otra salida.
10:47Quizá ha llegado el momento de que me vaya. Dijo, su voz tan frágil como un cristal a punto
10:55de romperse. De que abandone la promesa. La confusión de Adriano se transformó en incredulidad.
11:05Irte, abandonarlo todo, ¿por qué? ¿Qué te ha dicho ese hombre para que consideres siquiera
11:10algo tan descabellado? Esto no tiene ningún sentido. Tiene todo el sentido del mundo,
11:17exclamó ella, con una vehemencia que lo sorprendió. Las lágrimas, calientes y furiosas,
11:24finalmente brotaron de sus ojos. Quizá ya no puedo más, ¿no lo entiendes? Quizá estoy rota.
11:32Él intentó acercarse, ponerle una mano en el brazo, pero ella lo rehulló con acento agudo.
11:37No. No te creo, Catalina. Dijo él, su voz firme pero llena de dolor al verla así.
11:46Tú no te rompes, tú no te rindes, algo más está pasando, algo que no me estás contando.
11:53No puedes ceder a las presiones de ese miserable. Pero ella ya no lo escuchaba. En su mente,
11:59solo resonaba la risa silenciosa del varón y las imágenes de sus hijos, felices e ignorantes
12:04del peligro que se cernía sobre ellos. Un peligro que solo ella podía evitar pagando el precio más
12:11alto. La rabia de Adriano, la incomprensión de los demás. Todo eso era secundario.
12:18La elección, por imposible que pareciera, ya estaba tomada. Se iría. 2. El silencio inquietante de Enora.
12:26Manuel llevaba días observando a Enora. No era una vigilancia consciente al principio,
12:33sino más bien una serie de pequeñas anomalías que su mente, entrenada para detectar fallos
12:38mecánicos en los motores de sus aviones, había ido registrando. La joven doncella,
12:45normalmente discreta pero eficiente, se había vuelto errática, su comportamiento tan impredecible
12:51como una ráfaga de viento en pleno vuelo. Esa mañana, mientras cruzaba el vestíbulo principal,
12:58la vio hablando con uno de los mozos cerca de la escalera de servicio.
13:03Al percatarse de la presencia de Manuel, Enora se cayó abruptamente. Le lanzó una mirada que era
13:09una mezcla de pánico y culpa, y se escabulló hacia la cocina, dejando al mozo plantado con la
13:15palabra en la boca. Más tarde, durante el almuerzo, Manuel le pidió que le trajera un vaso de agua.
13:23Ella asintió, pero tardó una eternidad en volver. Cuando lo hizo, sus manos temblaban tan visiblemente
13:31que el agua se derramaba por el borde del vaso. Al entregárselo, evitó su mirada, sus ojos fijos en
13:38un punto indeterminado de la pared. Enora, ¿se encuentra usted bien? Le preguntó Manuel,
13:45su tono más de curiosidad que de acusación. Ella dio un respingo, como si la hubieran despertado
13:53de un sueño. Sí, señorito Manuel. Perfectamente, disculpe usted, murmuró, y antes de que él pudiera
14:02añadir nada más. Hizo una reverencia torpe y prácticamente huyó del comedor. La sospecha de
14:10Manuel, hasta entonces una simple bruma, comenzó a tomar una forma más definida.
14:17No era sólo nerviosismo, era el comportamiento de alguien que oculta algo, alguien que teme ser
14:22descubierto. Por la tarde, decidió buscarla. La encontró en el cuarto de la plancha, doblando
14:30sábanas con una concentración febril, como si la tarea requiriera de toda su atención para no pensar
14:35en otra cosa. El aire estaba cargado del olor a lino caliente y almidón. Enora, dijo Manuel,
14:43apoyándose en el marco de la puerta. Ella saltó de nuevo, y una pila de manteles recién planchados
14:50cayó al suelo. Señorito, me ha asustado usted. Lo siento, sólo quería hablar un momento, dijo él,
14:59entrando en la pequeña y calurosa habitación.
15:04He notado que últimamente parece preocupada, distraída. Si hay algo en lo que pueda ayudarla,
15:10sólo tiene que decirlo. Enora se agachó para recoger los manteles, su rostro oculto a la vista
15:17de Manuel. Su voz, cuando respondió, sonó ahogada. No es nada, señorito, de verdad,
15:26sólo, cosas mías, preocupaciones sin importancia. ¿Segura? Insistió Manuel, su instinto diciéndole
15:34que estaba mintiendo, porque su comportamiento sugiere lo contrario. Parece que camina sobre
15:41ascuas, como si temiera que alguien la descubriera. Al oír la palabra descubriera, Enora se hirió de
15:47golpe. Sus ojos, grandes y asustados, se clavaron en los de él. Por un segundo, Manuel vio una
15:55vulnerabilidad tan profunda que casi se arrepintió de haber presionado. Parecía a punto de confesar,
16:03de derrumbarse. Sus labios se entreabrieron. Un sonido ahogado escapó de su garganta.
16:08Pero entonces, la puerta se abrió y apareció Toño, el hijo de Simona, con una cesta de verduras.
16:18En hora, mi madre me ha dicho que, empezó a decir, pero se detuvo al ver a Manuel.
16:24La atmósfera en la habitación era tan tensa que se podía cortar con un cuchillo.
16:31Oh, disculpen, no quería interrumpir. La interrupción rompió el hechizo. La máscara
16:36de compostura volvió a caer sobre el rostro de Enora.
16:41No interrumpes nada, Toño. Dijo ella, su voz ahora sorprendentemente firme. El señorito
16:47Manuel ya se iba. Manuel la miró, dándose cuenta de que el momento había pasado. Ella
16:54había vuelto a levantar sus defensas. No iba a conseguir nada más de ella por ahora,
17:00sí. Ya me iba, confirmó él, aunque su mirada seguía fija en Enora, tratando de descifrar el
17:07enigma. Pero mi oferta sigue en pie. Si necesita algo, lo que sea, no duden buscarme. Salió del
17:15cuarto de la plancha con más preguntas que respuestas. El miedo en los ojos de Enora era real. ¿Qué podía
17:23ser tan terrible como para provocar ese pavor? ¿Y qué papel jugaba en todo ello la evidente conexión
17:28que parecía tener con Toño? La sospecha de Manuel se había convertido en una certeza. Enora ocultaba
17:34un secreto. Uno que, temía, podría tener consecuencias para todos en la promesa.
17:41Y estaba decidido a descubrir cuál era. 3. El invierno del descontento de Petra.
17:48En las entrañas de la promesa, en el mundo del servicio donde las jerarquías eran tan rígidas
17:54como las de la nobleza, Petra Arcos siempre había sido una figura temida. Su lealtad a la marquesa
18:01era legendaria, y su lengua, afilada como una navaja. Pero en los últimos días, su carácter
18:07se había agriado hasta un punto insostenible. Se había convertido en una tormenta perpetua de
18:14mal humor, y cada miembro del servicio era un pararrayos para su ira. El día comenzó con un
18:21estallido en la lavandería. Petra encontró una minúscula mancha en el cuello de una de las
18:26camisas del marqués, una mancha casi invisible que había sobrevivido al lavado. Incompetentes,
18:33bramó, agitando la camisa en el aire como si fuera una bandera de guerra. Las lavanderas,
18:41dos chicas jóvenes y asustadizas, se encogieron bajo su mirada fulminante.
18:45¿Es que no tenéis ojos en la cara? ¿Pretendéis que el señor marqués vaya hecho una defesio por
18:53vuestra culpa? A frotar otra vez, y si no sale, la frotaréis con vuestra propia piel.
19:00Más tarde, en la cocina, su ira se dirigió a Lope. ¿Croquetas? ¿Otra vez croquetas para el
19:06almuerzo del servicio? Espetó, mirando el plato con un desdén absoluto.
19:10No hay nada más en tu repertorio, muchacho, nos vas a hacer morir de aburrimiento y de grasa.
19:19Pero, doña Petra, si las croquetas os encantan a todos. Intentó defenderse Lope, confundido.
19:27A mí no me encantan, y yo soy la que importa. Replicó ella, su voz subiendo de volumen.
19:33Mañana quiero un guiso decente, con verduras frescas, no estas fritamblas de taberna.
19:41La tensión era palpable, el personal caminaba de puntillas a su paso, las conversaciones se
19:47silenciaban cuando ella entraba en una habitación. Su amargura era un veneno que se filtraba por todo
19:54el servicio, contagiando la incomodidad y el resentimiento. Simona y Candela, mientras pelaban
20:02patatas, comentaban la situación en susurros. Está peor que nunca, dijo Candela, lanzando
20:08una mirada nerviosa hacia la puerta. Parece que se ha tragado un avispón y le ha picado
20:14por dentro. Algo le corró el alma, Candela, respondió Simona, su rostro surcado por la
20:20preocupación. Nadie se vuelve así de agrio por nada. Es como si llevara una pena muy grande
20:27y la única forma que supiera de soltarla fuera a mordiscos. La cumbre de su irascibilidad
20:33llegó por la tarde, y la víctima fue Vera. La joven doncella, ya sumida en su propia
20:39y oscura crisis, derramó accidentalmente unas gotas de agua en el suelo recién fregado
20:44del pasillo principal. Petra, que pasaba en ese momento, se detuvo en seco. Pero bueno,
20:51es que además de inútil eres torpe. Le espetó Petra, su voz goteando veneno.
20:58Mira lo que has hecho, acaban de fregar, ¿te crees que estamos aquí para servirte y limpiar
21:03tus chapuzas? Vera, pálida y con los ojos enrojecidos de tanto llorar en secreto, se
21:09quedó paralizada.
21:12Lo, lo siento, doña Petra, no me di cuenta, lo limpiaré ahora mismo. Pues claro que lo
21:18limpiarás, gritó Petra, su rostro a escasos centímetros del de la joven. De rodillas,
21:25y quiero ver mi reflejo en esa baldosa cuando termines, a ver si así aprendes a tener más
21:30cuidado, desgraciada. La humillación pública fue la gota que colmó
21:36el vaso para muchos. El murmullo de desaprobación fue casi audible. Incluso María Fernández, que
21:44solía enfrentarse a Petra, se quedó sin palabras ante tal grado de crueldad. El clima en la
21:51zona de servicio se había vuelto irrespirable, y todos sabían que si algo no cambiaba, la
21:56situación terminaría por estallar de la peor manera posible. Petra estaba creando un
22:02polvorín, y ella misma sostenía la cerilla encendida, y hubo campanas de boda en la cocina.
22:08En medio de la tensión generada por Petra, la cocina seguía siendo un pequeño refugio,
22:15un oasis de aromas y rumores donde la vida, a pesar de todo, seguía su curso.
22:22Y el rumor que cobraba más fuerza en los últimos días era el de una posible boda entre Toño,
22:27el hijo de Simona, y la enigmática Enora. El rumor había comenzado con miradas furtivas,
22:34con sonrisas robadas en los pasillos y con pequeños gestos de complicidad que no habían
22:38pasado desapercibidos para los ojos expertos de Simona y Lope. Toño, que siempre había sido un
22:45alma libre y algo despreocupada, parecía haber encontrado un ancla en la joven doncella.
22:52«Yo te digo, Lope, que a mi muchacho se le ilumina la cara cada vez que la ve», decía Simona esa tarde,
22:59mientras amasaba el pan con una energía renovada. La idea de ver a su hijo sentar la cabeza la llenaba
23:06de una felicidad indescriptible. «Se les ve bien juntos, Simona, hacen buena pareja»,
23:14combinó Lope, añadiendo hierbas a un guiso. «Aunque Enora es muy reservada, cuesta saber lo que
23:21piensa. Va, eso es porque es tímida». «Pero tiene un corazón de oro, yo lo sé, y mi Toño sabrá cómo
23:30cuidarla. Ay, Lope, ¿te imaginas una boda en la promesa? ¡Qué alegría nos darían! Después de tantas
23:36penas, necesitamos algo que celebrar». La ilusión de Simona era contagiosa. Soñaba en voz alta con los
23:44preparativos, con el vestido, con el banquete. Imaginaba a su hijo, su pequeño Toño, convertido
23:52en un hombre de familia, dándole nietos a los que podría cocinar sus mejores platos. Para ella,
24:00esa boda representaba la culminación de sus esperanzas como madre, un futuro feliz y estable
24:05para el hijo al que tanto adoraba. La propia Enora, sin embargo, parecía ajena a estos planes. Cuando
24:14Simona, en un arrebato de entusiasmo, le hizo un comentario velado sobre lo bien que le sentaría
24:19un vestido de novia. La joven se puso pálida y balbuceó una excusa para salir de la cocina a toda
24:24prisa. Simona interpretó su reacción como pura vergüenza de novicia. «Pobrecilla, la he asustado»,
24:33le dijo a Candela, riendo. No está acostumbrada a estas cosas. Pero Lope, que había observado la
24:41escena con más atención, no estaba tan seguro. La reacción de Enora no le había parecido de timidez,
24:49sino de pánico. El mismo pánico que Manuel había detectado. Había algo en esa relación que no
24:56encajaba, una pieza del rompecabezas que nadie, excepto quizás los propios implicados, conocía.
25:05Y mientras Simona soñaba con campanas de boda, otros empezaban a escuchar una nota discordante en
25:10esa melodía de amor. Hubo la soledad amurallada de Vera. El dolor de Vera era un océano silencioso y
25:18profundo. Nadie sabía la causa de su crisis, pero sus efectos eran devastadores y visibles para todos.
25:27Había construido un muro a su alrededor, ladrillo a ladrillo, con silencios, miradas perdidas y una
25:33tristeza tan densa que parecía tener entidad física. Lope, que sentía por ella un afecto especial,
25:41era quien más sufría al verla así. Había intentado acercarse a ella en múltiples ocasiones,
25:46con la delicadeza de quien no quiere asustar a un pájaro herido.
25:52Vera, ¿quieres que demos un paseo por el jardín cuando terminemos? El aire fresco te sentará bien,
25:58le sugirió esa tarde, mientras recogían los platos de la cena del servicio.
26:04Ella ni siquiera levantó la vista del plato que estaba limpiando. No, gracias, Lope.
26:09Estoy cansada, prefiero irme a mi cuarto, pero apenas has comido. Te puedo preparar algo.
26:18Una sopa caliente, un trozo de bizcocho. No tengo hambre, respondió ella, su voz monótona, sin emoción.
26:27María Fernández también lo había intentado. Se sentó a su lado en el dormitorio que compartían,
26:32un espacio que antes había sido testigo de sus confidencias y risas.
26:38Vera, amiga, me tienes con el alma en un vilo. Le dijo con suavidad. Sea lo que sea que te pase,
26:45no tienes que llevar esa carga tú sola.
26:49Estamos aquí para ayudarte, déjanos entrar. Vera se apartó, girándose en la cama para darle la espalda.
26:55No hay nada que podáis hacer. Nadie puede hacer nada. Por favor, déjame en paz. La palabra soledad
27:03se había convertido en su única compañera. Se movía por la promesa como un fantasma,
27:10cumpliendo con sus tareas de forma mecánica, sus ojos vacíos reflejando un tormento interior
27:14que nadie lograba descifrar. El rechazo a la ayuda de sus amigos era lo que más los desconcertaba
27:21y dolía. No era solo que sufriera, era que había elegido sufrir sola, encerrada en una prisión
27:27invisible cuya llave parecía haber tirado. Su aislamiento se volvía cada día más evidente,
27:35más doloroso, y quienes la querían se sentían impotentes, observando desde el otro lado de un
27:40cristal invisible cómo se hundía un poco más cada día. Vi el destierro de Pia a Darre. La noticia
27:48llegó en un sobre oficial, con el sello del patrimonio del rey. Pero la mano que movía
27:54los hilos era la de don Cristóbal, el nuevo intendente de la promesa, un hombre cuya eficiencia
27:59solo era superada por su absoluta falta de compasión. Pia, la ama de llaves, fue convocada
28:06a su despacho. El mismo despacho donde antes se sentaba Rómulo, un lugar que ahora se sentía
28:12frío, impersonal, como su nuevo ocupante. Cristóbal no la invitó a sentarse. Permaneció
28:20de pie detrás de su escritorio, con unos papeles en la mano.
28:25Señora a Darre, comenzó, sin preámbulos. He estado revisando la estructura del personal
28:31y las necesidades de los distintos palacios bajo mi administración. Se ha decidido que
28:37sus habilidades serían de mayor utilidad en el Palacio Real de Aranjuez. Pia lo miró,
28:44confundida. ¿Aranjuez? No, no comprendo, señor. Es una orden de traslado. Aclaró él,
28:51su tono tan cortante como el filo de un cuchillo. A partir de la próxima semana, usted servirá
28:59como ama de llaves principal en Aranjuez. Es un ascenso, en realidad, debería estar
29:06agradecida. La palabra ascenso sonó como un insulto. Aranjuez, a kilómetros de distancia,
29:13a kilómetros de su hijo, el pequeño Dieguito, que dormía en ese mismo instante en la cuna
29:18que con tanto esfuerzo había conseguido mantener cerca de ella. La comprensión la golpeó con
29:25la fuerza de un puñetazo en el estómago, dejándola sin aire.
29:31¿Y mi hijo? Preguntó, su voz un hilo tembloroso de pánico. Mi hijo no puede viajar.
29:38Es solo un bebé. Cristóbal la miró con una impaciencia apenas disimulada. Obviamente,
29:44el niño se quedará aquí, en la promesa. Hay nodrizas y doncellas más que suficientes
29:50para hacerse cargo de él. No se puede permitir que un bebé interfiera con las obligaciones de
29:55la corona. La devastación inundó el rostro de Pía. No era un traslado, era un destierro,
30:03un castigo cruel y calculado para separarla de lo único que daba sentido a su vida.
30:09Las lágrimas asomaron a sus ojos, pero se negó a derrumbarse delante de aquel hombre.
30:16Señor, le suplico, comenzó a decir, su voz rota. No puede hacerme esto. Es mi hijo.
30:22Me necesita. Soy su madre. Y usted es una empleada. La interrumpió él, implacable.
30:32Sus deberes están por encima de sus apegos personales. La decisión es firme y no admite
30:37discusión. Puede retirarse. Pía se quedó allí, anclada al suelo, incapaz de moverse. El mundo se
30:45había detenido. El sonido de su propio corazón latiendo con violencia era lo único que oía.
30:53Separarse de Dieguito. La idea era tan monstruosa, tan antinatural, que su mente se negaba a aceptarla.
31:01Era peor que una condena a muerte. Era una tortura en vida. Salió del despacho como una sonámbula.
31:07No vio a nadie en los pasillos. No oyó nada. Su único destino era la habitación de su hijo.
31:16Al entrar, el llanto que había contenido finalmente se desbordó en un sollozo silencioso y desgarrador.
31:24Se acercó a la cuna y contempló el rostro dormido de su bebé. Tan pacífico, tan ajeno a la crueldad del
31:30mundo que le esperaba. Lo cogió en brazos con una delicadeza infinita, apretándolo contra su pecho
31:37como si quisiera fundirlo con su propio ser. Aspiró su olor a leche y a inocencia, y las lágrimas
31:45cayeron sobre la cabecita del niño. Mi vida, mi pequeño, susurró entre sollozos. Me quieren arrancar
31:54de tu lado. Me quieren robarte. Pero no les dejaré, te lo juro, mi amor. No sé cómo,
32:01pero no voy a permitir que nos separen. Pero mientras hacía esa promesa desesperada,
32:08una terrible sensación de impotencia la invadía. Se enfrentaba a un sistema frío e inhumano,
32:15personificado en Cristóbal, un hombre que no entendía de amor ni de piedad. La orden estaba
32:22la maquinaria ya estaba en marcha. Y Pia Adarre, por primera vez en mucho tiempo,
32:27se sintió completamente y absolutamente sola y derrotada, abrazando a su hijo bajo la sombra
32:32de una separación inminente y brutal. 7. El peligroso baile de Curro y Ángela.
32:40El amor entre Curro y Ángela florecía en la clandestinidad, como una flor rara y hermosa
32:45que solo podía crecer en las sombras. Cada encuentro era un riesgo, cada mirada compartida
32:52en público, un peligro. Pero la intensidad de sus sentimientos era más fuerte que su miedo.
33:00Esa noche, se encontraron en el rincón más alejado del jardín, ocultos por el abrazo
33:05de un viejo roble y la complicidad de la luna nueva.
33:07—No deberíamos estar haciendo esto —susurró Ángela, aunque su mano buscaba la de Curro
33:15en la oscuridad. —Si alguien nos viera, que nos vean —respondió él, su voz vibrante
33:22de una pasión desafiante. Acunó su rostro entre sus manos. —No me importa, lo único
33:29que me importa es estar contigo. Cada segundo lejos de ti es una tortura. Se besaron, un beso
33:37cargado de la urgencia de quienes saben que su tiempo es limitado y robado. Era un amor
33:44puro, nacido contra todo pronóstico, pero rodeado por una red de intereses y amenazas
33:49que se cernía sobre ellos. La principal araña en esa red era Lorenzo, el capitán de la mata.
33:56—Mientras los jóvenes se amaban en secreto, él mantenía una conversación muy diferente
34:01en el salón principal con Leocadia, la madre de Ángela.
34:04—Leocadia, querida, debemos hablar del futuro de Ángela —dijo Lorenzo, sirviéndole una
34:12copa de Jerez. Su tono era afable, casi paternal, pero sus ojos guardaban un brillo calculador.
34:20—El futuro de Ángela está asegurado —respondió Leocadia, una mujer ambiciosa que veía en el
34:26matrimonio de su hija una oportunidad para ascender socialmente.
34:31—Encontraremos al pretendiente adecuado, un hombre de buena familia, composición.
34:37—Precisamente, y creo que debemos acelerar el proceso —insistió Lorenzo.
34:42—La juventud es impulsiva.
34:45—Y Ángela pasa mucho tiempo con mi sobrino, Curro. La mención de Curro fue deliberada,
34:51una piedra lanzada al estanque para ver las ondas que provocaba.
34:56—Son amigos, han crecido juntos —dijo Leocadia, aunque una sombra de inquietud cruzó su rostro.
35:04—Ah, la amistad entre un hombre y una mujer, una quimera encantadora —dijo Lorenzo con una
35:10sonrisa socarrona.
35:13—No digo que haya nada inapropiado, solo digo que la gente habla, y la reputación de una
35:18joven es frágil. Una boda concertada y anunciada públicamente pondría fin a cualquier rumor
35:25malintencionado.
35:28—Lorenzo jugaba una partida de ajedrez compleja. Por un lado, quería asegurar un matrimonio
35:33ventajoso para Ángela, que de alguna manera le beneficiara a él.
35:37—Por otro, la posibilidad de un romance entre ella y Curro le resultaba interesante. Podía
35:46ser una palanca, un arma que usar en el momento adecuado. Dejó caer su última y más venenosa
35:52insinuación.
35:52—He observado a Curro últimamente. Parece distinto, distraído, como si su cabeza estuviera
36:01en las nubes. —Ocupada por alguien, y he notado la forma en que mira a tu hija. No
36:07es la mirada de un simple amigo, Leocadia.
36:11—Créeme. El veneno surtió efecto. La inquietud de Leocadia se transformó en alarma.
36:18La idea de que su hija se hubiera encaprichado de un joven sin título ni fortuna como Curro
36:23era un desastre para sus planes.
36:24—Tomaré medidas inmediatamente. Dijo, su voz tensa. Lorenzo sonrió para sus adentros.
36:34La semilla de la sospecha estaba plantada. Sabía que Leocadia aumentaría la vigilancia
36:40sobre Ángela, haciendo sus encuentros con Curro aún más difíciles y peligrosos.
36:46El cerco se estrechaba alrededor de los amantes secretos. Desconocían que, mientras ellos se
36:51juraban amor eterno bajo las estrellas, las piezas se movían en el tablero en su contra,
36:56empujándolos hacia un final que se antojaba inevitablemente trágico.
37:02Y así, el jueves llegaba a su fin en la promesa. Un día de decisiones forzadas,
37:07de secretos a punto de estallar, de corazones rotos y de amores amenazados.
37:14La noche cayó sobre el palacio, pero no trajo la paz. Solo extendió un manto oscuro sobre
37:19las tormentas que, con la primera luz del alba, desatarían toda su furia.
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