Skip to playerSkip to main contentSkip to footer
  • 6 days ago
La Promesa avance del capítulo 658 Pía y Petra Alianza inesperada EnglishMovie cdrama drama engsub chinesedramaengsub movieshortfull
Transcript
00:00Pia y Petra. Alianza inesperada. En el capítulo 658 de La Promesa, jueves, 21 de agosto, la
00:13tensión en el palacio alcanza un punto de no retorno. Manuel y Alonso viven su enfrentamiento
00:20más duro hasta ahora, con un choque que amenaza con romper para siempre los lazos entre padre
00:25e hijo. Martina, al borde de la desesperación, se plantea huir con Jacobo, mientras Ángela
00:32y Curro encuentran un respiro tras la sombra de Lorenzo. Sin embargo, un secreto de Leocadia
00:39amenaza con estallar en cualquier momento. La duquesa de Carril golpea a Vera con una noticia
00:44devastadora, aunque López sospecha de sus verdaderas intenciones. Toño marca sus límites con Simona
00:52y Candela, decidido a tomar sus propias decisiones. Y cuando Pia es sorprendida husmeando en el
00:59despacho de Cristóbal, surge la sorpresa más grande. Petra la defiende, pero solo a cambio
01:05de conocer toda la verdad. El sol del atardecer del jueves 21 de agosto se derramaba sobre los
01:13campos de los pedroches, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y púrpuras, un espectáculo
01:18de una belleza serena que contrastaba violentamente con la tormenta que se gestaba entre los muros
01:23de la promesa. El aire en el despacho del marqués era denso, casi irrespirable, cargado
01:30de una electricidad que erizaba el vello. Era un silencio preñado de gritos no dichos,
01:38de reproches acumulados durante semanas, meses, quizás incluso años. Un silencio que estaba
01:45a punto de hacerse añicos. Alonso, marqués de Luján, estaba de pie junto a la ventana,
01:51aunque sus ojos no veían el paisaje. Veían el reflejo de un fracaso, la imagen de un hombre
01:58que sentía como el legado de su familia se desmoronaba entre sus dedos. Su postura,
02:05normalmente erguida y orgullosa, se había encorvado ligeramente, como si el peso de sus
02:10decisiones finalmente le estuviera quebrando la espalda. Cada arruga de su rostro parecía
02:17contar la historia de una batalla perdida. Manuel, su hijo, se encontraba frente al imponente
02:22escritorio de Kaoba, el mismo que un día heredaría. Pero en ese momento, el escritorio no era un
02:30símbolo de futuro, sino una barricada que los separaba. Sus manos, normalmente hábiles para pilotar
02:38los ingenios más modernos, estaban cerradas en puños sobre la madera pulida. Su mandíbula estaba
02:45tensa, y en sus ojos, habitualmente llenos de un brillo soñador y aventurero, ahora sólo había
02:51una tormenta de frustración y dolor. No puedes pretender que acepte esto sin más, padre, la voz
02:58de Manuel rompió el silencio. No fue un grito, pero tuvo el efecto de un trueno en la quietud de la
03:05sala. No puedes entregarle el control de nuestro negocio, de mi futuro, a una recién llegada que
03:11no conoce nada de nosotros, de nuestra historia, de lo que esta finca significa. Alonso se giró
03:19lentamente, su rostro era una máscara de agotamiento y autoridad herida. Esa recién llegada, como la llamas
03:27con tanto desdén, es Leocadia, una mujer con una visión empresarial que a ti te falta. Una visión que
03:35puede salvarnos del desastre al que tu impulsividad y tus proyectos aéreos nos han estado acercando.
03:42La acusación cayó como una bofetada. Manuel dio un paso adelante, su cuerpo vibrando de ira.
03:49¿Mis proyectos aéreos? ¿Te refieres a la fábrica de aviones que, si me hubieras apoyado desde el
03:54principio, ahora estaría generando beneficios en lugar de ser una fuente constante de disputas? ¿O
04:00te refieres a mi intento de modernizar la gestión, algo a lo que te has opuesto con uñas y dientes
04:05desde el primer día? Me he opuesto a tu imprudencia, replicó Alonso, elevando la voz por primera vez.
04:15El control que tanto se esforzaba por mantener comenzaba a resquebrajarse. A tu manía de pensar
04:20que el mundo se rige por sueños y no por realidades. La realidad, Manuel, es que estamos al borde de la
04:26quiebra. La realidad es que cada decisión que he tomado, por difícil que fuera, ha sido para
04:34proteger este nombre, este legado. Un legado que pareces dispuesto a dilapidar en nubes de humo y
04:41aceite de motor. El legado, espetó Manuel con una risa amarga que no tenía nada de alegría. ¿De qué
04:49legado hablamos, padre? ¿Del de mantener las apariencias mientras las deudas nos ahogan? ¿Del de
04:54aferrarse a un pasado glorioso que ya no existe? Leocadia no viene a salvar nada. Viene a imponer
05:02su voluntad, a manejarte como a una marioneta, y tú se lo estás permitiendo. No confío en ella,
05:09no me fío de sus intenciones, ni de las sonrisas que te dedica, ni de los susurros al oído con los
05:14que te convence de que soy un inútil. Basta, rugió Alonso, golpeando la mesa con la palma de la mano.
05:22El sonido resonó en la habitación como un disparo. No toleraré que hables así de ella ni que cuestiones
05:29mi juicio de esta manera. Soy el marqués de Luján, y mientras viva, mis decisiones son ley en esta
05:35casa y en esta empresa. Leocadia tiene mi total confianza, y si quieres seguir formando parte de
05:43esto, tendrás que aceptarlo. Te guste o no, el corazón de Manuel se encogió. Las palabras de su
05:51padre no sólo eran una orden, eran una sentencia. La brecha entre ellos, que había comenzado como
05:58una fisura, era ahora un abismo insondable. No era sólo una cuestión de negocios, era algo mucho más
06:06profundo, más doloroso. Era la constatación de que su padre, el hombre al que siempre había admirado,
06:12ya no lo veía, no lo entendía. Veía a un niño caprichoso, a un obstáculo. Entonces,
06:20el problema soy yo, dijo Manuel, su voz ahora un susurro cargado de una tristeza infinita.
06:25El problema es que no soy el hijo que esperabas, no soy el heredero dócil que debería asentir y
06:33obedecer. Lo entiendo, hizo una pausa, tragando saliva para deshacer el nudo que se había formado
06:40en su garganta. Pero que te quede clara una cosa, padre, puedes entregarle la empresa a quien quieras.
06:49Puedes dejar que esa mujer deshaga todo lo que hemos construido, pero no esperes que yo sea un
06:54testigo silencioso de la demolición. No esperes mi complicidad. Se dio la vuelta, sintiendo sobre su
07:02nuca la mirada de su padre, una mirada que imaginaba llena de decepción. Pero lo que realmente le partía
07:09el alma no era la disputa por la empresa, ni el poder, ni el dinero. Era esa distancia helada,
07:17ese muro de incomprensión que se había levantado entre ellos. Se sentía como un extraño en su propia
07:25casa, un extranjero en el corazón de su padre. Salió del despacho sin añadir una palabra más,
07:33cerrando la puerta tras de sí con una suavidad que fue más elocuente y definitiva que cualquier portazo.
07:38Alonso se quedó solo, el eco de la confrontación vibrando en el aire. Se dejó caer pesadamente en
07:46su sillón de cuero, el mismo desde el que generaciones de Luján habían gobernado sus
07:50dominios. Pero él no se sentía un gobernante, se sentía un impostor, un fracasado. Había fallado
07:58como marqués, incapaz de asegurar el futuro de su patrimonio. Y lo que era peor, sentía que había
08:06fracasado estrepitosamente como padre. Había querido proteger a su hijo, guiarlo, y en el
08:12proceso, lo había alejado, quizás para siempre. Apoyó los codos sobre el escritorio y hundió el
08:19rostro entre las manos. Un hombre derrotado por el peso de una corona que ya no sabía cómo llevar.
08:26El consuelo en la penumbra. Manuel caminó por los pasillos de la promesa sin rumbo fijo.
08:32Cada retrato de sus antepasados que colgaba de las paredes parecía juzgarlo. Cada armadura
08:39parecía burlarse de su propia debilidad. Se sentía vacío, hueco por dentro. El enfado
08:46inicial había dado paso a una desolación profunda. Se refugió en el hangar, su santuario,
08:54el único lugar donde sentía que podía ser el mismo. El olor a aceite y a metal le trajo un
09:00efímero consuelo. Se sentó en un viejo cajón de herramientas, con la mirada perdida en las alas
09:05de su aeroplano, el sueño que ahora parecía tan lejano y ridículo como su padre le había hecho
09:10sentir. La suave luz del crepúsculo se filtraba por los ventanales del hangar cuando Enora entró,
09:18moviéndose con la delicadeza de una sombra. Lo había visto salir del despacho, con el rostro
09:24desencajado, y lo había seguido a distancia, sabiendo que necesitaba espacio, pero sin querer
09:30dejarlo completamente solo. Manuel, dijo en voz baja, acercándose a él con cautela. Él levantó
09:39la vista. Verla allí, con su expresión de genuina preocupación, fue como un bálsamo en una herida
09:45abierta. No intentó fingir, estaba demasiado cansado para máscaras. Lo ha conseguido, dijo Manuel, con la
09:53voz rota. Esa mujer ha logrado lo que quería. Nos ha puesto el uno contra el otro. Mi padre y yo. Creo
10:02que nunca hemos estado tan lejos. Enora se sentó a su lado, sin decir nada al principio, simplemente
10:08ofreciéndole la calidez de su presencia. Sabía que a veces el silencio era el mejor consuelo. Después
10:16de un largo momento, habló con una voz suave pero firme. Los lazos entre un padre y un hijo son fuertes,
10:25Manuel. Más fuertes que cualquier disputa de negocios. Se doblan, se tensan, pero es muy difícil
10:33que se rompan del todo. Tú no lo has oído, Enora. La forma en que hablaba, la decepción en su voz,
10:41me ve como a un niño, como a un problema. Y a ella, a ella la ve como la salvación. Confía más en una
10:48extraña que en su propia sangre. Quizás no vea una extraña, sugirió Enora con delicadeza. Quizás ve
10:56una solución. Tu padre está asustado, Manuel. Siente que todo se le escapa de las manos y se
11:03aferra a la única persona que le ofrece certezas, aunque sean falsas. No es contra ti, es por su
11:11propio miedo a fallar. Manuel la miró, sorprendido por su perspicacia. A veces olvidaba lo increíblemente
11:19inteligente y observadora que era. ¿Y qué se supone que debo hacer? Preguntó, con un atisbo de
11:25desesperación. ¿Rendirme, dejar que Leocadia se haga con todo mientras yo me dedico a volar y a
11:33olvidar que tengo responsabilidades? No, luchar, respondió ella sin dudar. Pero no contra tu padre,
11:41lucha por tu padre. Lucha por recuperar su confianza. El negocio es importante, sí, pero lo que de verdad
11:49te está destrozando es esto, dijo, señalando suavemente su corazón. Es la distancia con él. No
11:58dejes que el orgullo se interponga. Ve a hablar con él. No como un rival empresarial, sino como un
12:04hijo. Intenta entender su miedo y haz que él entienda tu dolor. Búscalo, Manuel. Busca la
12:12reconciliación antes de que el abismo sea demasiado grande para cruzarlo. Las palabras de Enora
12:19eran como un faro en medio de la niebla. Tenía razón, más allá de Leocadia, de la fábrica y de las
12:25deudas, estaba su padre. La idea de perderlo era insoportable. La ira se disipó, dejando sólo una
12:34profunda necesidad de reparar lo que se había roto. Miró a Enora, agradecido. Su sola presencia le daba
12:41fuerzas. Quizás no todo estaba perdido. Quizás aún quedaba una oportunidad para reconstruir los
12:49puentes que él mismo, en su furia, había ayudado a dinamitar. La única salida. En otra ala del palacio,
12:58la angustia tenía un rostro diferente, pero no menos devastador. Martina se encontraba en su
13:05habitación. La penumbra apenas rota por la luz de una única lámpara. La estancia, normalmente un
13:13reflejo de su personalidad vibrante, parecía ahora una celda. Sobre su cama, un vestido a medio doblar
13:21junto a una pequeña maleta de viaje abierta y vacía. Llevaba horas así, paralizada, en una guerra
13:29interna tan feroz como la que mantenía con Catalina. La ruptura con su prima había sido el golpe de gracia.
13:37Catalina, que había sido su ancla, su cómplice, su hermana del alma, ahora la miraba con un
13:43resentimiento frío que le helaba la sangre. Cada encuentro casual en los pasillos era una
13:49tortura. Miradas esquivas, silencios cortantes, un muro de hostilidad donde antes sólo había risas
13:55y confidencias. Y todo por un malentendido, por una red de mentiras y secretos que se había
14:03enredado hasta asfixiarlas a ambas. Martina se acercó al tocador y se miró en el espejo. No
14:10reconoció a la mujer que le devolvía la mirada. Sus ojos, antes chispeantes, estaban hinchados y
14:17enrojecidos por el llanto. Sus hombros, caídos por el peso de la tristeza. Se sentía rota, fragmentada.
14:26La promesa, que una vez fue su refugio, se había convertido en su prisión. Y entonces,
14:34como una idea insidiosa y tentadora, volvía el nombre de Jacobo. Su propuesta de marcharse juntos,
14:40de empezar de cero lejos de allí, lejos del juicio de su familia, lejos del dolor de la traición.
14:48Al principio, la idea le había parecido una locura, una rendición. Pero ahora,
14:53ahora empezaba a parecerse a la única salida posible. ¿Qué le quedaba en la promesa? Un padre
15:00que apenas la miraba, una madre ausente, una tía que la despreciaba y una prima que la odiaba.
15:08Curro era su único apoyo, pero él tenía sus propios demonios que combatir. ¿Podía seguir
15:13viviendo así, ahogándose cada día un poco más en la amargura? Jacobo era un escape. Quizás no era
15:21amor, no el amor de cuento de hadas que una vez soñó. Pero era una oportunidad, una oportunidad de
15:28huir, de respirar, de dejar de sentir que cada esquina de esa casa le recordaba lo que había perdido.
15:36Tomó una hoja de papel y una pluma. Empezó a escribir una carta para Catalina, una despedida.
15:41Las palabras fluían torpemente, manchadas por las lágrimas que caían sobre la tinta.
15:50Querida prima, si es que aún puedo llamarte así. No, así no. Rompió el papel y lo arrojó a la
15:56papelera. Lo intentó de nuevo. Catalina, no puedo soportar más este silencio entre nosotras.
16:03Me mata por dentro. Sé que te he fallado, sé que te he herido, pero jamás fue mi intención.
16:12Te quiero más que a nadie en este mundo, y es precisamente por eso que debo irme.
16:18Mi presencia aquí solo te causa dolor, y yo no puedo seguir viviendo con tu desprecio.
16:25Quizás algún día puedas perdonarme. La pluma se detuvo. ¿Realmente iba a hacerlo? ¿Iba a abandonar
16:31todo, su hogar, su nombre, la poca familia que le quedaba, por una posibilidad incierta con un
16:36hombre al que apenas conocía? Su mirada volvió a la maleta vacía. Era un lienzo en blanco,
16:43como el futuro que Jacobo le ofrecía. Aterrador y, al mismo tiempo, extrañamente seductor. Tomó el
16:52vestido de la cama con manos temblorosas y lo dobló con un cuidado casi reverencial. Lo colocó en el
16:59fondo de la maleta. Era el primer paso, una decisión tomada no desde la esperanza, sino desde la más
17:04absoluta desesperación. Marcharse con Jacobo ya no era una opción. Se había convertido en su única
17:12tabla de salvación en medio del naufragio de su vida. El respiro de los amantes. Lejos de los
17:19dramas de los señores, en un rincón apartado del jardín, la noche traía consigo una paz que parecía
17:25casi milagrosa. La marcha de Lorenzo, aunque envuelta en las trágicas circunstancias de su
17:32caída, había sido como la apertura de una ventana en una habitación cerrada durante demasiado tiempo.
17:39Para Ángela y Curro, el aire volvía a ser respirable. Estaban sentados en un banco de piedra,
17:45ocultos por la sombra de un magnolio en flor. La luna llena bañaba el jardín con una luz plateada,
17:52creando un escenario de ensueño. Por primera vez en semanas, no tenían que mirar por encima del
17:59hombro, no tenían que hablar en susurros temerosos. El miedo, ese compañero constante y opresivo, se había
18:07disipado. Curro rodeó los hombros de Ángela con su brazo, atrayéndola hacia él. Ella apoyó la cabeza
18:15en su pecho, cerrando los ojos y aspirando el aroma de la noche y la cercanía de él.
18:21«Es extraño, ¿no crees?» murmuró Ángela. Este silencio, esta calma, casi había olvidado cómo se
18:29sentía. «A mí me parece lo más natural del mundo», respondió Curro, besando suavemente su cabello.
18:36«Esto es lo que deberíamos haber tenido desde el principio. Paz, la libertad de poder estar así,
18:43juntos, sin que una sombra se cierna sobre nosotros». La sombra tenía un nombre, Lorenzo. Su presencia
18:52había sido una amenaza constante, un recordatorio perpetuo de los peligros que su amor prohibido
18:57conllevaba. Ahora, con él fuera de la promesa, recuperándose lentamente en Madrid, una puerta
19:05hacia el futuro parecía haberse abierto. «¿Crees que, que de verdad podremos tenerlo?» preguntó Ángela,
19:13su voz teñida de una fragilidad que delataba sus miedos más profundos. «¿Un futuro, tú y yo?» Curro
19:21la apartó un poco para poder mirarla a los ojos. La luz de la luna se reflejaba en sus pupilas, y en ella,
19:27Ángela vio una determinación y un amor que disiparon cualquier duda. «No lo creo, Ángela. Lo sé»,
19:35dijo con una convicción que la estremeció. «Ya no hay nada que nos lo impida». «Lorenzo está fuera de
19:42juego, y yo no voy a permitir que nadie más se interponga entre nosotros». «Te quiero, y voy a
19:49luchar por nosotros, por ese futuro. Un futuro lejos de aquí, si es necesario». «Un lugar donde solo
19:57seamos Curro y Ángela, sin títulos, sin secretos, sin miedo». Se atrevieron a soñar en voz alta,
20:06hablaron de una pequeña casa cerca del mar, de un trabajo para él que no implicara armas ni
20:11uniformes, de una vida sencilla donde el mayor acontecimiento del día fuera ver la puesta de sol
20:16juntos. Las palabras, al principio tímidas, fueron cobrando fuerza, pintando una imagen tan vívida y
20:25hermosa que casi podían tocarla. La esperanza, que había sido una prisionera en sus corazones,
20:32finalmente se echaba a volar, libre y audaz bajo el cielo estrellado. Se besaron, un beso largo y
20:41profundo, un beso que no era de despedida ni de consuelo, sino de promesa. La promesa de un mañana
20:49que, por primera vez, parecía real y al alcance de sus manos. En ese pequeño rincón del jardín,
20:57en medio de un palacio lleno de intrigas y tristezas, su amor era un faro de luz pura y desafiante.
21:04El secreto de Leocadia. Mientras Ángela soñaba con un futuro de libertad, no podía imaginar que
21:11una pieza clave de su pasado reciente le estaba siendo ocultada deliberadamente. Leocadia, sentada
21:18en la salita contigua a su alcoba, repasaba mentalmente los acontecimientos de las últimas
21:23semanas con la precisión de un estratega. La confrontación entre Manuel y Alonso había
21:30salido incluso mejor de lo que esperaba. El marqués estaba cada vez más bajo su influencia,
21:38y su hijo, el principal obstáculo para sus planes, se estaba aislando a sí mismo.
21:45Todo marchaba según lo previsto. Sus pensamientos, sin embargo, se desviaron hacia un asunto menor,
21:51pero potencialmente explosivo, Lorenzo. Y más concretamente, la última conversación
21:58que tuvo con él antes de su accidente. Recordaba la escena con una claridad meridiana. Lorenzo,
22:06eufórico tras haber conseguido, según él, arrinconar a Curro y Ángela, la había abordado
22:12en el pasillo. Sus ojos brillaban con una mezcla de triunfo y algo que Leocadia identificó como
22:19desesperación. Voy a dar el paso definitivo, Leocadia, le había dicho, con la voz algo temblorosa
22:27por la emoción. Voy a atarla a mí para siempre, esta misma noche, le pediré a Ángela que se case
22:34conmigo. Leocadia había logrado mantener una expresión neutra, pero por dentro, la noticia
22:42la había dejado atónita. Una propuesta de matrimonio. Aquello lo cambiaba todo. Si Ángela
22:48aceptaba, Lorenzo tendría un poder sobre ella que desbarataría cualquier intento de la doncella
22:53por escapar. Pero entonces, el destino, o quizás un empujón oportuno, había intervenido. Lorenzo cayó
23:02por la balaustrada, y su propuesta de matrimonio quedó suspendida en el aire. Un secreto que solo
23:07ella conocía. En ese momento, Ángela entró en la salita para recoger una bandeja. Su rostro
23:16reflejaba la serenidad que había encontrado en el jardín junto a Curro. Buenas noches, señora
23:22Leocadia, dijo con una pequeña sonrisa. Buenas noches, Ángela, respondió Leocadia, su voz suave como
23:29el terciopelo. ¿Has tenido noticias de Don Lorenzo? ¿Alguna mejoría? La pregunta era una sonda, lanzada
23:37con una precisión quirúrgica para medir la reacción de la doncella. Ángela se tensó ligeramente. Las
23:45noticias son escasas, su recuperación será larga y difícil, según parece.
23:49Es todo lo que sé. Pobre hombre, suspiró Leocadia, fingiendo una compasión que no sentía.
24:00Caer de esa manera, justo cuando parecía tener tantos planes, a veces me hablaba de su futuro,
24:05¿sabes? Tenía grandes esperanzas puestas en ciertas personas. Leocadia la observaba fijamente,
24:13buscando cualquier atisbo de curiosidad o sospecha. Pero Ángela parecía ajena a la insinuación. Para
24:21ella, Lorenzo era un capítulo cerrado, una pesadilla que había terminado.
24:26Todos tenemos planes, señora, respondió Ángela educadamente, recogiendo la bandeja.
24:34Que tenga usted una buena noche. Salió de la habitación, dejando a Leocadia sola con su secreto.
24:40La mujer sonrió para sus adentros. ¿Cuánto tiempo podría guardarlo? El tiempo que fuera
24:48necesario. Era una carta poderosa, un as en la manga que podía jugar en el momento oportuno.
24:56Si alguna vez necesitaba desestabilizar a Ángela, recordarle el poder que Lorenzo aún podía ejercer
25:02sobre ella. Incluso desde su lecho de enfermo, solo tendría que susurrar esas seis palabras. Te
25:09pidió que te casaras con él. El secreto no le quemaba en los labios. Al contrario,
25:15la hacía sentirse poderosa. En la promesa, la información era la moneda más valiosa. Y
25:21ella acababa de acuñar una de oro puro. Y esperaría pacientemente el momento perfecto
25:27para usarla. Las palabras de una duquesa. La mañana siguiente llegó con una luz gris y
25:34plomiza que parecía reflejar el estado de ánimo general del palacio. Para Vera, la
25:41joven doncella que ocultaba un pasado noble. El día traería una noticia que amenazaba
25:46con destruir la frágil esperanza que había estado alimentando. La duquesa de Carril,
25:52una mujer cuya elegancia solo era superada por su frialdad, había solicitado verla en uno
25:57de los salones menos frecuentados. Vera acudió con el corazón en un puño. Cada encuentro con
26:04aquella mujer era un recordatorio de la vida que había dejado atrás y de la precaria situación en
26:09la que se encontraba. Vera, querida, comenzó la duquesa, sin invitarla a sentarse. Su tono era
26:17falsamente maternal. He venido a traerte noticias de tu hermano. He hablado con Federico. El corazón
26:24de Vera dio un vuelco. ¿De verdad? ¿Cómo está? ¿Cuándo podré verlo? ¿Ha preguntado por mí? Las
26:32preguntas se atropellaron, impulsadas por meses de anhelo y preocupación. La duquesa dejó que un
26:39estudiado silencio cayera entre ellas antes de asestar el golpe. Su rostro adoptó una expresión
26:46de profunda pena, tan bien actuada que por un momento pareció genuina. Me temo que las noticias
26:54no son las que esperas, dijo, bajando la voz. Federico. Está muy afectado por tu huida. Se siente
27:02traicionado, humillado. Me ha pedido que te transmita un mensaje muy claro. Hizo una pausa
27:10dramática. No quiere verte, Vera. Bajo ninguna circunstancia. Ha dicho que, para él, su hermana
27:16ha muerto. Cada palabra fue un puñal que se clavó en el pecho de Vera. El aire pareció escaparse de sus
27:24pulmones. Se tambaleó, apoyándose en el respaldo de una silla para no caer. No. No puede ser, susurró.
27:33Negando con la cabeza. Federico no diría eso. Él me quiere. Él me entendería si pudiera explicarle.
27:41Lo ha dicho, querida. Y con una determinación que me ha dejado helada, insistió la duquesa,
27:48su voz ahora con un filo de acero bajo la capa de compasión. Cree que has deshonrado a la familia.
27:54Que tu comportamiento es imperdonable. Lo mejor que puedes hacer, por él y por ti, es olvidar.
28:00Olvidar que tienes un hermano y seguir con tu vida aquí, en el servicio. Es lo que él desea.
28:09Vera ya no escuchaba. El dolor era una ola negra que la engullía, ahogando cualquier pensamiento
28:14racional. Su hermano, su único aliado en ese mundo, la había repudiado. Estaba sola,
28:22completamente sola. Las lágrimas corrían por sus mejillas sin que ella hiciera ningún esfuerzo
28:28por contenerlas. La duquesa la observó derrumbarse con una satisfacción apenas disimulada.
28:36Lo siento mucho, de verdad, dijo, antes de darse la vuelta y salir del salón, dejando a ver a rota
28:42en mil pedazos. Más tarde, Lope la encontró en la cocina, con la mirada perdida y los ojos
28:49enrojecidos. Él había desarrollado un afecto especial por la misteriosa doncella y no pudo
28:56soportar verla en ese estado.
28:57Verá, ¿qué te ocurre? ¿Ha pasado algo? Preguntó, acercándose a ella con preocupación.
29:07Entre sollozos, Verá le contó la conversación con la duquesa. Lope la escuchó en silencio,
29:12frunciendo el ceño.
29:16Conocía poco del mundo de la nobleza, pero sí conocía la naturaleza humana. Y algo en la historia
29:21no le cuadraba.
29:24¿Estás segura de que te dijo la verdad? Preguntó con cautela. ¿Por qué iba a mentirme? Soy ozobera.
29:32Es la duquesa, y es lo que merezco. ¿Por lo que hice? No lo sé, admitió Lope, mientras secaba
29:38una de sus lágrimas con su pulgar. Pero conozco la mirada de la gente que disfruta haciendo daño.
29:45Y esa mujer, no me da buena espina. A veces las personas mienten por motivos que no podemos
29:51ni imaginar. Para mantener a alguien controlado, para aislarlo. Lope no tenía pruebas, solo una
29:59intuición, un instinto que le decía que detrás de las devastadoras palabras de la duquesa había
30:04algo más. Una manipulación cruel y calculada. Miró a Vera, tan vulnerable y destrozada, y sintió una
30:13oleada de protección. No te rindas con tu hermano, le dijo con firmeza. No hasta que escuches esas
30:20palabras de su propia boca. No dejes que las víboras con títulos nobiliarios te envenenen
30:26el alma. Sus palabras fueron un pequeño rayo de luz en la oscuridad de Vera. Quizás era una
30:33falsa esperanza, pero era mejor que la certeza del abandono. Se aferró a la duda que Lope había
30:38sembrado como un náufrago a una tabla. Y si la duquesa mentía, la pregunta, por dolorosa
30:46que fuera, era también un motivo para seguir luchando. Los límites del afecto. La tensión
30:53en la zona del servicio no se limitaba a los secretos de Vera. En el corazón bullicioso
30:59de la cocina, otro conflicto, más doméstico pero no menos intenso, estaba a punto de estallar.
31:07Toño, el joven Lacayo, se sentía cada vez más asfixiado por el cariño sobreprotector
31:12de Simona y Candela. Desde que había iniciado un tímido cortejo con una muchacha del pueblo
31:19vecino, las dos cocineras se habían erigido en sus consejeras, guardianas y, a su parecer,
31:25carceleras sentimentales. Cada detalle de sus encuentros era sometido a un interrogatorio
31:32exhaustivo, cada decisión era analizada y, generalmente, criticada. Esa tarde, la gota
31:40colmó el vaso. Toño entró en la cocina para buscar un vaso de agua y se encontró
31:44a Simona y Candela en medio de un acalorado de bate.
31:48Y yo te digo, Simona, que esa chica no es para él. Tiene una mirada muy altiva. Nuestro
31:55Toño necesita a alguien más humilde, más de casa, decía Candela, gesticulando con una
32:00cuchara de palo.
32:01Pues a mí me parece que lo que necesita es espabilar, replicaba Simona, mientras amasaba
32:08pan con una fuerza desmedida.
32:11Y si esa chica le da un poco de mundo, bienvenido sea. Lo que no puede ser es que le regale esas
32:17flores tan mustias. Parece que las ha recogido del cementerio.
32:23Toño se detuvo en seco, sintiendo como la sangre le subía a las mejillas. Había pasado
32:28toda la mañana escogiendo esas flores.
32:31¿Se puede saber qué están cuchicheando? Preguntó, su voz más áspera de lo que pretendía.
32:38Las dos mujeres se sobresaltaron, como niñas pilladas en una travesura.
32:43Nada, hijo, cosas nuestras, dijo Candela, intentando restarle importancia.
32:50Sí, cosas vuestras que casualmente tratan sobre mi vida, replicó Toño, cruzándose de brazos.
32:59Miren, se lo agradezco. De verdad, sé que se preocupan por mí como si fuera su hijo, pero ya está bien.
33:07No soy un niño. Claro que no eres un niño, exclamó Simona, secándose las manos en el delantal.
33:13Pero a veces actúas como si lo fueras. No tienes experiencia en estas cosas del querer y nosotras solo intentamos evitar que te hagan daño.
33:24La única que me está haciendo daño ahora mismo es usted. Con sus intromisiones, dijo Toño, señalando a ambas.
33:30Es mi vida, son mis decisiones, y si me equivoco, será mi error, y aprenderé de él.
33:41Pero necesito que me dejen cometer mis propios errores. Necesito que dejen de tratarme como si fuera un crío incapaz de atarse los zapatos.
33:48¿Entendido? A partir de ahora, mis asuntos sentimentales son eso, míos. Y no quiero más interrogatorios ni consejos que no he pedido.
33:59El joven Lacayo respiró hondo, sorprendido por su propia vehemencia. Rara vez levantaba la voz, pero la sensación de ser constantemente vigilado y juzgado se había vuelto insoportable.
34:14Simona y Candela se quedaron sin palabras. Se miraron la una a la otra, viendo el reflejo de su propia estupefacción.
34:20En los ojos de Toño ya no veían al muchacho huérfano que habían acogido bajo su ala, sino a un hombre joven, reclamando su independencia con una firmeza que no admitía réplica.
34:35Está bien, Toño, dijo Simona finalmente, su voz mucho más suave. Lo entendemos.
34:41Perdónanos, a veces el cariño nos vuelve un poco ciegas. Toño asintió, la ira disipándose tan rápido como había llegado.
34:53Solo, déjenme respirar, pidió, antes de tomar su vaso de agua y salir de la cocina, dejando tras de sí un silencio cargado de nuevas comprensiones.
35:02Las dos cocineras se dieron cuenta de que su niño había crecido, y que, a partir de ahora, tendrían que aprender a quererlo desde una nueva distancia.
35:14Confidencias y secretos. Esa misma noche, en el dormitorio que compartían, la atmósfera era de confidencia.
35:23María Fernández, Teresa y Vera, sentadas en el borde de sus camas, hablaban en susurros bajo la mortecina luz de un candil.
35:32La jornada había sido larga y cargada de emociones para todas.
35:36Vera, aún afectada por la noticia de su hermano, les había contado una versión edulcorada de su pena, hablando de una simple decepción familiar.
35:46María, por su parte, seguía lidiando con la incertidumbre de su relación con Salvador y la preocupación constante por la salud de Yana.
35:53Y Teresa, la más veterana y observadora, sentía que el ambiente en la promesa era cada día más denso y enrarecido.
36:02Es como si cada uno de nosotros llevara un secreto a cuestas, reflexionó Teresa, mientras remendaba una media.
36:14A veces miro a la gente por los pasillos, tanto a los señores como a nosotros, y me pregunto qué historias ocultarán detrás de sus sonrisas o de sus ceños fruncidos.
36:22Yo creo que tienes razón, apoyó María. Mira a Pía, desde que don Cristóbal está aquí, anda siempre nerviosa, como si temiera algo.
36:35Y no es la única. Hay miradas, susurros. A veces parece que las paredes de este palacio están hechas de secretos.
36:41Verá escuchaba en silencio. Las palabras de sus compañeras resonaban profundamente en ella.
36:50Ella misma era un secreto andante. Su verdadera identidad, la razón de su huida. Todo era una mentira cuidadosamente construida.
37:00¿Quién de ellas podía decir que era completamente sincera? Quizás es la única forma de sobrevivir aquí, dijo Verá en voz baja, más para sí misma que para las demás.
37:09Guardar una parte de ti a salvo, donde nadie pueda llegar a hacerte daño. María la miró con curiosidad.
37:18Tú también guardas cosas, ¿verdad, Verá? A veces te miro y parece que estás a miles de kilómetros de aquí.
37:27Verá sintió un escalofrío. La pregunta era inocente, pero tocó una fibra sensible.
37:32Todos tenemos un pasado, respondió, esquivando la pregunta. ¿Quién no? Se hizo un silencio.
37:41Las tres mujeres se miraron, y en esa mirada compartida hubo una comprensión tacita.
37:46Todas ocultaban algo, heridas, miedos, esperanzas. La duda flotaba en el aire entre ellas.
37:57¿Podían confiar plenamente la una en la otra? ¿O eran, en el fondo, extrañas compartiendo un techo, cada una con su propia carga oculta?
38:05La conversación dejó un pozo de melancolía y sospecha.
38:10En la promesa, incluso la amistad más sincera parecía tener sus límites, sus zonas de sombra donde los secretos seguían guardados bajo llave.
38:21Nadie, absolutamente nadie, estaba libre de misterio. Una alianza impensable. La noche había caído por completo sobre la promesa.
38:29Un silencio tenso se había apoderado del palacio, un silencio que pía a Darre, la ama de llaves, estaba a punto de romper.
38:40Movida por una desesperación creciente, se deslizó por los pasillos oscuros como una aparición.
38:46El comportamiento de Cristóbal, su ex marido, se había vuelto cada vez más errático y amenazante.
38:52Sentía que él tramaba algo. Algo que podía poner en peligro no sólo a ella, sino a su hijo, Dieguito.
39:02Y necesitaba pruebas, necesitaba saber. Llegó a la puerta del despacho de Cristóbal, que ahora ocupaba como si fuera el dueño y señor del palacio.
39:11Su corazón latía con fuerza contra sus costillas. Sabía que era una locura, un riesgo inmenso.
39:21Si la descubrían, las consecuencias serían terribles. Pero el miedo por su hijo era más fuerte que el miedo por sí misma.
39:29Con manos temblorosas, giró el pomo. La puerta cedió con un leve quejido. Contuvo la respiración y se deslizó dentro, cerrando la puerta tras de sí con un cuidado infinito.
39:41La habitación estaba a oscuras, sólo iluminada por el haz de luz de la luna que se colaba por la ventana.
39:48Se movió con la agilidad que le daban años de servicio, dirigiéndose directamente al escritorio.
39:56Empezó a tantear la superficie, buscando cajones. El primero estaba cerrado con llave.
40:03El segundo también. La frustración empezaba a apoderarse de ella. Probó con el tercero, uno más pequeño en el lateral.
40:11Cedió. Con el corazón en la boca, empezó a registrar su contenido. Papeles, facturas, cartas sin importancia.
40:19Nada. Estaba a punto de rendirse cuando sus dedos tropezaron con un pequeño cuaderno de cuero negro, escondido bajo un fajo de documentos.
40:30Lo sacó, iba a intentar leerlo a la luz de la luna cuando un sonido la geló. La puerta del despacho se abrió de golpe y la luz del pasillo inundó la estancia, silueteando una figura en el umbral.
40:43Pía se quedó paralizada, el cuaderno apretado contra su pecho, deslumbrada y aterrorizada.
40:52Estaba perdida. Pero la voz que habló no fue la de Cristóbal, ni la del marqués. Fue una voz femenina, afilada y cargada de una sorna que conocía demasiado bien.
41:01Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? La virtuosa Pía Adarre, husmeando donde no le llaman.
41:11¿Quién lo diría? Petra Arcos, su enemiga, su némesis. De todas las personas que podían haberla descubierto, tenía que ser ella.
41:21Para Pía, era el fin. Petra correría a contárselo a Cristóbal, a los marqueses. Estaba acabada.
41:27Petra entró en la habitación y cerró la puerta, sumiéndolas de nuevo en la penumbra.
41:35Pía podía oír su respiración, sentir su presencia depredadora acercándose. Por favor, Petra.
41:42No digas nada, suplicó Pía, su voz apenas un hilo. Te lo explicaré. Oh, no dudo que tienes una explicación maravillosa.
41:52Siseó Petra, deteniéndose a un par de metros de ella.
41:54Pero no es a mí a quien tendrás que dársela. Don Cristóbal estará encantado de escucharla.
42:03Se hizo un silencio tenso, que duró una eternidad. Pía esperaba el grito, la llamada de alerta.
42:12Pero no llegó, en su lugar, escuchó un sonido que la desconcertó. Un suspiro de Petra, casi de cansancio.
42:18Ese hombre es un demonio, ¿verdad? Dijo Petra, su tono cambiando por completo. Ya no había burla, sino una extraña nota de.
42:31¿Complicidad? Cree que puede venir aquí y mangonearnos a todos como si fuéramos sus siervos.
42:35Cree que puede amenazar y asustar a la gente para conseguir lo que quiere. Pía la miraba, confundida, sin atreverse a albergar ni la más mínima esperanza.
42:46De repente, se oyeron pasos en el pasillo. Se acercaban al despacho. El pánico se apoderó de Pía.
42:57Era Cristóbal. Petra reaccionó con una velocidad fulminante. Agarró a Pía del brazo y la arrastró hacia las pesadas cortinas de terciopelo que flanqueaban la ventana.
43:06Aquí, rápido, y no hagas ni un ruido. Le ordenó en un susurro apremiante. Se escondieron justo cuando el pomo de la puerta giraba.
43:18Cristóbal entró, encendió la luz y miró alrededor. Petra contuvo la respiración junto a Pía, ambas ocultas en la oscuridad de los pliegues de tela.
43:29Tras unos segundos que parecieron horas, Cristóbal pareció satisfecho. Apagó la luz y se fue, cerrando la puerta.
43:36El sonido de sus pasos se alejó por el pasillo. Esperaron un minuto más en silencio absoluto antes de que Petra se atreviera a salir de detrás de las cortinas.
43:48Pía la siguió, temblando de pies a cabeza. ¿Por qué? Preguntó Pía, completamente desconcertada.
43:56¿Por qué me has ayudado? Petra se cruzó de brazos y la miró fijamente, sus ojos oscuros brillando en la penumbra.
44:06Su rostro era una máscara indescifrable. No te confundas, Pía. No lo he hecho por ti, dijo con su dureza habitual.
44:14Lo he hecho porque detesto a ese hombre tanto o más que tú. Y porque sé que estás buscando algo contra él.
44:22Algo que a mí también podría interesarme. Se acercó a Pía hasta que casi pudo sentir su aliento.
44:27La intensidad de su mirada era abrumadora. Así que vamos a hacer un trato. Tú y yo, continuó, su voz baja y cargada de una condición ineludible.
44:37Saldré en tu defensa. Te cubriré las espaldas. Te ayudaré a encontrar lo que sea que busques para hundir a ese miserable.
44:47Hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran hondo. Pero, añadió, y su voz se volvió afilada como un estilete.
44:55A cambio quiero algo muy simple.
44:57Si quieres mi ayuda, si quieres que esta alianza impensable entre tú y yo funcione, tendrás que dejarte de secretos.
45:08Tendrás que contarme toda la verdad. Su mirada se desvió hacia el cuaderno que Pía aún apretaba contra su pecho.
45:16Toda, la, verdad, que buscas, Pía, y por qué estás dispuesta a arriesgarlo todo para encontrarlo.
45:23La pregunta quedó flotando en el aire viciado del despacho.
45:27Pía miraba a la mujer que había sido su tormento durante años, y en sus ojos no veía a una enemiga, sino a una posible y peligrosa aliada.
45:37Tenía una elección que hacer. Podía seguir sola y arriesgarse a ser destruida, o podía confiar en la persona menos fiable del mundo y, quizás, solo quizás, encontrar la forma de salvarse.
45:48La noche, que ya había sido testigo de tantas confesiones y enfrentamientos, se preparaba para albergar el nacimiento de la alianza más inesperada y peligrosa que los muros de la promesa habían conocido jamás.
Be the first to comment
Add your comment

Recommended