#ValleSalvajeVictoria #acusada #asesinato
Victoria acusada de asesinato y Rafael al borde de la venganza
El veneno de las palabras de Mercedes cae como una losa sobre José Luis, sembrando la duda más dolorosa: ¿fue Victoria la responsable de la muerte de Pilara? Mientras tanto, Rafael, destrozado por la pérdida de su hijo, se lanza en una espiral de furia que lo lleva a enfrentar a Úrsula con una amenaza mortal. Entre diarios secretos, confesiones desgarradoras y pasiones prohibidas, Valle Salvaje se convierte en un escenario donde la v ...
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#ValleSalvajeVictoria, #acusada, #asesinato, #Rafael, #borde, #venganza
Victoria acusada de asesinato y Rafael al borde de la venganza
El veneno de las palabras de Mercedes cae como una losa sobre José Luis, sembrando la duda más dolorosa: ¿fue Victoria la responsable de la muerte de Pilara? Mientras tanto, Rafael, destrozado por la pérdida de su hijo, se lanza en una espiral de furia que lo lleva a enfrentar a Úrsula con una amenaza mortal. Entre diarios secretos, confesiones desgarradoras y pasiones prohibidas, Valle Salvaje se convierte en un escenario donde la v ...
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00:00Victoria acusada de asesinato y Rafael al borde de la venganza. El veneno de las palabras de
00:10Mercedes cae como una losa sobre José Luis, sembrando la duda más dolorosa. ¿Fue Victoria
00:16la responsable de la muerte de Pilara? Mientras tanto, Rafael, destrozado por la pérdida de su
00:22hijo, se lanza en una espiral de furia que lo lleva a enfrentar a Úrsula con una amenaza mortal.
00:30Entre diarios secretos, confesiones desgarradoras y pasiones prohibidas,
00:36Valle Salvaje se convierte en un escenario donde la verdad y la mentira se entrelazan
00:40en una danza peligrosa que podría destruirlo todo. El aire en el gran salón del duque José Luis se
00:48había vuelto denso, casi irrespirable, cargado con el peso de una acusación que resonaba como
00:54una sentencia de muerte. Las palabras de Mercedes, afiladas y venenosas, flotaban entre ellos,
01:03suspendidas en el silencio tenso que siguió a su partida. Victoria mató a Pilara. Y tú,
01:09José Luis, fuiste su cómplice. La puerta se había cerrado tras ella con un golpe seco,
01:17pero la onda expansiva de su veneno apenas comenzaba a extenderse. José Luis permanecía
01:25de pie junto a la chimenea apagada, con la mirada perdida en las cenizas frías. Sentía
01:33un escalofrío que no tenía nada que ver con la temperatura de la estancia. Era un frío que
01:41nacía en la méducumber espinal y trepaba por su nuca, erizando cada vello de su piel.
01:49Victoria, su Victoria, ¿asesina? La idea era tan monstruosa, tan ajena a la mujer que amaba,
01:55que su primera reacción fue una risa ahogada, un sonido hueco y carente de alegría.
02:03Pero la risa murió en sus labios tan rápido como nació, reemplazada por una duda helada y reptante.
02:13Recordó el día de la muerte de Pilara. La confusión, el pánico, el dolor,
02:18todo había sido un torbellino de emociones borrosas. Pilara, su primera esposa, siempre
02:26había sido frágil, de salud delicada. La versión oficial, la que él mismo había aceptado durante
02:33años, fue un fallo cardíaco repentino, una tragedia inevitable. Pero ahora, las palabras de
02:42Mercedes desenterraban fantasmas que él creía sepultados para siempre. Mercedes siempre había
02:50odiado a Victoria, celosa de la felicidad que él había encontrado tras la muerte de su hermana.
02:55¿Era sólo la ponzoña de una mujer amargada, o había una verdad terrible oculta bajo capas de
03:03tiempo y silencio? Empezó a caminar por la habitación, sus pasos resonando sobre el mármol
03:12pulido. Su mente, en contra de su voluntad, se convirtió en un tribunal. El fiscal era la duda,
03:21y el acusado, su propio corazón. ¿Qué sabía realmente de Victoria antes de que se convirtieran
03:27en marido y mujer? Era la dama de compañía de Pilara, una joven de buena familia pero sin
03:33fortuna, traída a la casa grande para aliviar la soledad de la duquesa. Recordaba su eficiencia,
03:42su discreción, su belleza silenciosa que florecía a la sombra de la enfermiza Pilara.
03:47¿Había visto ambición en sus ojos? ¿O era sólo el reflejo de sus propios deseos,
03:54que ya comenzaban a desviarse de su esposa enferma hacia la vitalidad de la joven que la cuidaba?
04:03Un sudor frío perló su frente. Se detuvo frente a un retrato de Pilara,
04:07pintado apenas un año antes de su muerte.
04:09Sus ojos grandes y tristes parecían mirarlo desde el lienzo, interrogándolo. ¿La había
04:18amado de verdad? Sí, a su manera.
04:24Había sentido por ella un afecto profundo, una ternura protectora. Pero no era la pasión
04:29arrebatadora, el fuego que consumía el alma, que sentía por Victoria.
04:33Y esa, precisamente esa, era la base de la acusación de Mercedes. Un amor tan poderoso
04:43que era capaz de matar para abrirse camino.
04:47La puerta se abrió suavemente y Victoria entró. Su rostro, habitualmente sereno y dueño de una
04:53compostura inquebrantable, mostraba una palidez inusual.
04:57Llevaba en la mano una bandeja con una copa y una pequeña jarra de jerez. Te vi desde el
05:05pasillo, dijo con voz queda. Parecías perturbado. Pensé que un trago te sentaría bien. José Luis
05:14la observó. Cada gesto, cada palabra, era ahora sometido a un escrutinio implacable.
05:20La forma en que sus dedos largos y elegantes sostenían la bandeja, la manera en que sus
05:28ojos, dos pozos de un azul profundo, buscaban los suyos con una mezcla de amor y preocupación.
05:37¿Podían esas manos haber administrado veneno? ¿Podían esos ojos ocultar un secreto tan oscuro?
05:42Mercedes ha estado aquí, dijo él, su voz más áspera de lo que pretendía. Victoria dejó la bandeja sobre
05:52una mesilla con un ligero temblor. No respondió de inmediato, simplemente asintió, su mirada fija en
06:01el líquido ambarino del Jerez. Lo sé, susurró finalmente. La oí gritar desde el jardín. Sus
06:11acusaciones, siempre son las mismas. Está consumida por el odio. Esta vez fue diferente. Insistió José
06:21Luis, acercándose a ella. La tomó suavemente por los hombros, obligándola a mirarlo. Habló de
06:30confabulación. Dijo que yo, que nosotros, planeamos la muerte de Pilara. Una lágrima solitaria se deslizó
06:40por la mejilla de Victoria. No era una lágrima de autocompasión, sino de pura y profunda herida.
06:48¿Y tú le crees? Preguntó, su voz rota por la incredulidad.
06:56Después de todos estos años, José Luis, ¿crees que yo sería capaz de algo así? ¿Crees que tú serías
07:02capaz de algo así? Él quería decir que no. Quería gritarlo, abrazarla y borrar la duda con la fuerza
07:11de su amor. Pero la semilla ya estaba plantada. Una imagen fugaz cruzó su mente. Victoria, el día del
07:21funeral de Pilara, con un vestido negro que realzaba su palidez. No había llorado desconsoladamente como
07:30los demás. Había permanecido a su lado, una presencia sólida y silenciosa, una columna en
07:36medio de su propio derrumbe. En su momento, lo interpretó como fortaleza. ¿Y si había sido
07:44frialdad, el cálculo de quien ve su plan cumplido? No sé qué creer, admitió con una honestidad brutal
07:52que le desgarró el alma. Vio cómo el dolor en los ojos de Victoria se transformaba en una profunda
07:58decepción. Se soltó de su agarre, retrocediendo un paso, y el espacio entre ellos se sintió de pronto
08:07como un abismo insalvable. Entonces no hay nada más que hablar, dijo ella, su voz ahora gélida. Se dio la
08:17vuelta y salió de la habitación, dejando a José Luis sólo con el retrato de su difunta esposa y el
08:23veneno de la duda corroyendo los cimientos de su mundo. Mientras tanto, en la humilde casa de los
08:31aparceros, el dolor tenía una forma diferente, más cruda y visceral. Adriana yacía en la cama,
08:41con la mirada vacía fija en el techo de madera. El sangrado había cesado, pero el vacío en su vientre
08:47era un eco constante de la vida que se había perdido. Cada punzada de su cuerpo era un recordatorio
08:55de la promesa rota, del futuro robado. Luisa, sentada a su lado, le cambiaba los paños húmedos
09:04de la frente con una delicadeza infinita, susurrando palabras de consuelo que Adriana apenas oía.
09:14Eran como el sonido de la lluvia contra una ventana cerrada. Rafael no estaba allí.
09:19No podía soportar la quietud de la habitación, el olor a enfermedad y a pena. Estaba afuera,
09:28en el campo, bajo el cielo plomizo que amenazaba con más lluvia.
09:35Sus manos estaban hechas puños, sus nudillos blancos por la presión. El dolor por la pérdida
09:41de su hijo se había transmutado en una rabia incandescente, una furia que necesitaba un objetivo,
09:46un rostro al que culpar. Y ese rostro era el de Úrsula. Estaba convencido. Todo había empezado
09:55con la muerte de Julio. Úrsula, con su ambición desmedida y su corazón de piedra, había querido
10:03las tierras, el poder. Julio se interponía en su camino. Y ahora, el estrés, la angustia, el miedo
10:13constante que ella había infligido a sus vidas, le había arrebatado a su hijo. No era una conexión
10:22que pudiera probarse en un juzgado, pero en el tribunal de su corazón, Úrsula era culpable.
10:31Culpable de todo. La venganza no era una opción, era una necesidad, el único bálsamo que podía
10:37concebir para su alma herida.
10:38Volvió a la casa, su decisión tomada. Encontró a Adriana intentando incorporarse,
10:47su rostro demacrado por el sufrimiento.
10:53¿Dónde estabas? Preguntó ella con un hilo de voz. Pensando, respondió él, su tono sombrío.
11:00Se sentó en el borde de la cama, evitando su mirada. Pensando en lo que tenemos que hacer.
11:11Adriana sintió un escalofrío. Conocía esa voz. Era la voz de un Rafael que dejaba de
11:16lado la razón para abrazar la tempestad.
11:21Rafael, por favor, no hagas ninguna locura. ¿Locura? Espetó él, girándose para enfrentarla.
11:31Sus ojos ardían. ¿Es una locura querer justicia? Úrsula nos ha quitado todo. ¡Ah, Julio!
11:38Y ahora, a nuestro bebé. No voy a permitir que se salga con la suya. La venganza no nos lo
11:44devolverá. Sollozó Adriana, las lágrimas volviendo a brotar.
11:52Solo traerá más desgracia. Más desgracia que ésta. Gritó él, su voz rompiéndose.
12:01No hay nada peor que esto, Adriana. Nada. En ese momento, recordó la propuesta de José Luis.
12:11La oferta que les había parecido un pacto con el diablo. Su amor a cambio de las tierras y el
12:16perdón de la deuda. Lo que antes era impensable, ahora se presentaba bajo una nueva luz. El duque.
12:25Comenzó Adriana, leyendo sus pensamientos.
12:31Nos ofreció una salida. Rafael negó con la cabeza con vehemencia. ¿A qué precio? ¿Cederle
12:38todo? ¿Vivir bajo su sombra, aceptando sus migajas? Jamás. Construiremos nuestro propio
12:44futuro, lejos de él y de todos los que nos han hecho daño.
12:47Pero primero, Úrsula tiene que pagar, se levantó y se dirigió a la puerta. Adriana
12:56intentó llamarlo, pero su voz se perdió en un sollozo.
12:59Vio cómo su espalda ancha y tensa desaparecía en la penumbra del atardecer, y supo, con una
13:08certeza aterradora, que la tragedia que los había golpeado no era el final, sino el comienzo
13:13de algo mucho peor.
13:17En la casa grande, la tensión se podía cortar con un cuchillo. En la cocina, Isabel observaba
13:23a Francisco mientras éste fregaba los platos con una concentración febril, como si el simple
13:28acto de frotar pudiera borrar la culpa de su alma.
13:34Amadeo estaba a su lado, con los brazos cruzados, su rostro una máscara de severa preocupación.
13:43Francisco, por última vez, dijo Amadeo, su voz grave y paciente. Sabemos que no fuiste tú.
13:53No tienes la maldad necesaria para envenenar a nadie. ¿A quién estás protegiendo?
13:58El muchacho dejó de fregar, sus hombros caídos en señal de derrota. Pero cuando levantó la vista,
14:06sus ojos jóvenes estaban llenos de una determinación inquebrantable.
14:13Ya se lo he dicho. Fui yo. Yo preparé la bandeja. Yo serví la merienda. Si Julio murió,
14:18fue por mi culpa. Eso es mentira. Exclamó Isabel, incapaz de contenerse más. Se acercó y le tomó
14:29las manos, mojadas y frías. Hijo, míranos. Somos tu familia. Sea lo que sea, lo afrontaremos juntos.
14:39Pero no podemos ayudarte si te envuelves en este muro de mentiras.
14:45¿Fue la señora Victoria? ¿Te obligó a hacerlo? O quizás Daniela, su hermana. Sabemos que eres muy
14:52amigo de ella, que la protegerías con tu vida. Al mencionar a Daniela, una chispa de pánico brilló
15:00en los ojos de Francisco, tan fugaz que casi pasó desapercibida. Pero Amadeo, siempre observador,
15:09la captó. Intercambió una mirada significativa con Isabel. Daniela, la hermana menor de la duquesa,
15:19era una joven dulce y extremadamente nerviosa, propensa a ataques de ansiedad.
15:23Era plausible que, en un estado de confusión, hubiera cometido un terrible error, y que Francisco,
15:33en un acto de lealtad caballeresca, hubiera decidido cargar con la culpa.
15:39No sé de qué hablan. Musitó Francisco, retirando sus manos y volviendo a su tarea
15:45con una energía renovada y desesperada. Fui yo, y es mi última palabra. Amadeo suspiró,
15:55frustrado. Sabía que no conseguiría nada más por el momento. Salió de la cocina,
16:02dejando a Isabel intentando, una vez más, romper la coraza del muchacho.
16:07Mientras caminaba por el corredor, su mente trabajaba febrilmente. La teoría de Daniela
16:15era la más sólida. Pero algo no encajaba. La muerte de Julio había sido demasiado precisa,
16:23el veneno demasiado específico. No parecía el trabajo de una joven asustadiza. Parecía
16:31el trabajo de alguien con conocimientos. Y con un motivo, su mirada se ensombreció.
16:38El misterio de Valle Salvaje era más profundo y oscuro de lo que nadie imaginaba.
16:45En otra ala de la mansión, el drama de Leonardo y Bárbara alcanzaba su punto álgido.
16:54Bárbara lo había confrontado después de encontrarlo encerrado en una habitación con Irene.
17:01La imagen, aunque inocente en realidad, había sido suficiente para encender la llama de sus celos.
17:10No me mientas, Leonardo. Le había gritado, con lágrimas de rabia y dolor en los ojos.
17:19Te vi, los dos solos, conspirando. ¿Qué está pasando? ¿Es que ya no me quieres? ¿Te has cansado de nuestra lucha?
17:26Leonardo se sentía atrapado en una red tejida por su propia madre. La carta de Amanda había sido clara.
17:36O se casaba con Irene para asegurar el futuro de la familia y cortar de raíz su indecorosa relación con una empleada,
17:42o se atendría a las consecuencias.
17:47Unas consecuencias que, conocía bien, afectarían no solo a él, sino también a Bárbara.
17:53Ahora, mirando el rostro herido de la mujer que amaba, se dio cuenta de que el silencio era más dañino que la verdad.
18:05Tomó una decisión arriesgada. La llevó a un rincón apartado del jardín, lejos de oídos indiscretos.
18:11Bárbara, escúchame. Le suplicó, tomando su rostro entre sus manos. Te amo, más que a mi propia vida.
18:25Nada ni nadie va a cambiar eso. Lo que viste con Irene, no es lo que parece. Es un plan.
18:30Un plan desesperado, con el corazón en un puño, le contó todo. La carta de su madre, la amenaza, la propuesta de matrimonio con Irene.
18:46Le explicó que Irene tampoco quería ese matrimonio, que ella también tenía sus propios sueños y que ambos estaban buscando una manera de ganar tiempo,
18:54de fingir un compromiso para apaciguar a Amanda mientras encontraban una solución definitiva.
19:00Bárbara lo escuchaba, sus emociones pasando de la furia a la incredulidad, y de ahí a una comprensión temerosa.
19:12La idea de que una madre pudiera ser tan cruel, tan manipuladora, le parecía de otro mundo.
19:21Pero veía la sinceridad en los ojos de Leonardo, la desesperación en su voz,
19:26¿Y qué vamos a hacer? Preguntó ella, su voz apenas un susurro.
19:30¿Luchar? Respondió él con una nueva determinación. Pero no de frente, seremos más listos que ella.
19:42Irene y yo fingiremos que seguimos su juego. Nos mostraremos juntos, pareceremos la pareja perfecta.
19:48Ganaremos tiempo, y mientras tanto, tú y yo, tendremos que ser más cuidadosos que nunca.
19:59Nuestro amor tendrá que vivir en las sombras un poco más, pero te juro, Bárbara, que al final de todo esto, seremos libres.
20:06Se besaron, un beso robado, lleno de la urgencia de quienes luchan contra el destino.
20:15No sabían que, oculto tras unos rosales, Amadeo lo había visto todo. Su rostro permaneció impasible, pero en su mente,
20:27una nueva pieza del rompecabezas acababa de encajar en su sitio.
20:30La noche cayó sobre valle salvaje, pero no trajo la paz. José Luis, incapaz de dormir, deambulaba por la casa como un alma en pena.
20:41La duda lo estaba consumiendo. Necesitaba pruebas, algo tangible que exculpara a Victoria o que confirmara sus peores temores.
20:56Su mente lo llevó al ala oeste de la mansión, a las habitaciones que habían pertenecido a Pilara y que habían permanecido cerradas desde su muerte.
21:07Con un candelabro en la mano, forzó la cerradura de la puerta principal.
21:11El aire del interior era viciado y olía a polvo y a recuerdos estancados.
21:18Los muebles estaban cubiertos con sábanas blancas, como fantasmas esperando un despertar que nunca llegaría.
21:27Se dirigió al tocador de Pilara. Abrió los cajones, uno por uno. Viejos frascos de perfume, cintas para el pelo, guantes de encaje.
21:37La esencia de su primera esposa parecía impregnarlo todo. En el último cajón, bajo un doble fondo que no sabía que existía, encontró un pequeño diario encuadernado en cuero.
21:50El corazón le dio un vuelco. Lo abrió con manos temblorosas. La caligrafía de Pilara era elegante pero nerviosa.
22:00Las primeras páginas hablaban de su soledad, de su enfermedad, de su amor por él.
22:08Pero a medida que avanzaba, el tono cambiaba. Hablaba de miedo. Él me observa. Escribió en una entrada.
22:18Siento sus ojos sobre mí todo el tiempo. Cree que no me doy cuenta, pero lo hago.
22:28Sus atenciones me asfixian. Me trae flores del campo, poemas que no le he pedido.
22:36Dice que me entiende mejor que nadie. Me da miedo. José Luis está tan ocupado. No quiero preocuparlo con mis tonterías.
22:43Pero este hombre. Hay una oscuridad en él que me hiela la sangre. José Luis pasó las páginas con avidez, buscando un nombre.
22:57Pero Pilara nunca lo escribió. Solo se refería a él como mi admirador secreto, la sombra en el pasillo, el hombre de las flores silvestres.
23:05Sin embargo, en la última entrada, escrita el día antes de su muerte, había una pista.
23:17Hoy me ha traído una infusión de hierbas que él mismo ha preparado. Dice que me ayudará a dormir, que calmará mis nervios.
23:27Huele a tierra mojada y a algo más, algo amargo. No quiero beberla. Le he dicho a Victoria que la tire cuando se vaya.
23:35Mañana hablaré con José Luis. Tengo que hacerlo. Esta situación no puede continuar.
23:44Siento que estoy en peligro. José Luis cerró el diario de golpe. La infusión. Dios mío, la infusión. Victoria se la había mencionado.
23:56Le había dicho que Pilara se la había tomado y que, poco después, se había sentido mal.
24:01Todos lo atribuyeron a su débil corazón. Pero había sido la infusión. Y el hombre.
24:12El hombre de las flores silvestres, el que conocía las hierbas del campo como la palma de su mano.
24:20Un hombre estalló en su mente con la fuerza de un relámpago.
24:24Un hombre que lo dejó sin aliento, helado hasta los huesos.
24:27Amadeo. En ese mismo instante, Rafael ponía en marcha su plan.
24:35Había seguido a Úrsula durante todo el día, observando sus rutinas.
24:39Sabía que cada noche, antes de retirarse, daba un paseo por los límites de sus tierras, cerca del viejo molino abandonado.
24:53Era su momento de soledad, de vanidad, de contemplar su pequeño imperio.
24:59La esperó en la oscuridad, oculto tras los muros derruidos del molino.
25:02Cuando ella apareció, una silueta solitaria recortada contra la luna pálida, él salió a su encuentro.
25:15Úrsula soltó un grito ahogado de sorpresa, que rápidamente se convirtió en una mueca de desdén.
25:20Vaya, vaya, el perrito faldero de Adriana, dijo con su habitual sorna.
25:29¿Qué quieres, vienes a suplicar de nuevo?
25:31No, dijo Rafael, su voz un gruñido bajo y peligroso.
25:38He venido a cobrar una deuda.
25:43Avanzó hacia ella, y por primera vez, Úrsula sintió miedo.
25:47Vio la locura en sus ojos, el dolor convertido en una furia primitiva.
25:51Intentó retroceder, pero él fue más rápido.
25:58La agarró del brazo, su fuerza era como un cepo de hierro.
26:05Tú mataste a Julio.
26:07La acusó, zarandeándola.
26:09Y por tu culpa, por el infierno que nos has hecho vivir, he perdido a mi hijo.
26:13¿Estás loco? Chilló ella, luchando por liberarse.
26:20Yo no tuve nada que ver con la muerte de ese viejo estúpido.
26:26¿Mientes? Rugió Rafael.
26:28La arrastró hacia el borde del río, cuyas aguas corrían rápidas y oscuras.
26:33¿Vas a confesar? ¿Vas a confesar todo lo que hiciste, o te juro que te ahogarás en este río y nadie encontrará jamás tu cuerpo?
26:46Estaba fuera de sí.
26:47El dolor lo había cegado, lo había convertido en el monstruo que siempre había temido ser.
26:55Estaba a punto de cumplir su amenaza, de arrastrarla al agua, cuando una voz gritó su nombre.
27:03Rafael, no.
27:06Adriana apareció corriendo entre los árboles, con el rostro desencajado por el pánico.
27:14Se había despertado y, al no encontrarlo, supo a dónde había ido.
27:19Se interpuso entre él y una aterrorizada Úrsula.
27:24Mírame, Rafael, mírame, le suplicó, tomando su rostro entre sus manos temblorosas.
27:33Este no eres tú, la venganza no nos devolverá nada, solo nos destruirá a nosotros.
27:41Por favor, por el amor que nos tenemos, por la memoria de nuestro hijo, suéltala.
27:46Sus palabras, llenas de un amor desesperado, fueron como un ancla en medio de su tormenta.
27:58La rabia en los ojos de Rafael comenzó a disminuir, reemplazada por una angustia infinita.
28:03Miró a Úrsula, luego a Adriana, y finalmente a sus propias manos, que aún aferraban a la mujer.
28:15Con un sollozo que le desgarró el pecho, la soltó.
28:18Úrsula cayó al suelo, tosiendo y jadeando, y se alejó arrastrándose, lanzándoles una mirada de puro terror antes de desaparecer en la noche.
28:27Rafael se derrumbó en los brazos de Adriana, llorando por primera vez desde la pérdida del bebé.
28:38Lloró por su hijo, por Julio, por la oscuridad que casi lo había consumido.
28:43Y en ese abrazo, bajo la luna de Valle Salvaje, comenzaron a encontrar, no el olvido, sino el primer paso hacia la sanación.
28:51De vuelta en la casa grande, José Luis irrumpió en las dependencias del servicio, con el diario de Pilara en la mano como si fuera un arma.
29:05Encontró a Amadeo en su pequeño despacho, revisando unos libros de cuentas.
29:10Isabel y Francisco también estaban allí, en un último y fútil intento de hacer hablar al muchacho.
29:15Amadeo, tronó el duque, su voz haciendo que todos se sobresaltaran.
29:24Amadeo levantó la vista, su expresión tranquila, aunque sus ojos mostraban una cautela repentina.
29:34Señor duque, ¿ocurre algo? José Luis arrojó el diario sobre el escritorio.
29:39El diario de Pilara.
29:40Lo he encontrado. Habla de un admirador secreto, un hombre que la acosaba, que le daba infusiones de hierbas.
29:52El hombre que la mató, el color abandonó el rostro de Amadeo.
29:56Isabel ahogó un grito, mirando incrédula al hombre al que consideraba un amigo, casi un padre.
30:02No sé de qué me habla, señor, dijo Amadeo, intentando mantener la compostura.
30:11No mientas más, gritó José Luis.
30:17Eras tú, siempre fuiste tú, enamorado de ella en silencio, obsesionado.
30:22Y cuando te rechazó, la mataste.
30:24En ese momento, Francisco, que había permanecido paralizado por el terror, finalmente se rompió.
30:37No fue así, gritó, con lágrimas corriendo por sus mejillas.
30:42Yo lo vi. Todas las miradas se volvieron hacia él.
30:45El día que murió don Julio, sollozó el muchacho.
30:51Yo no preparé la merienda.
30:53La preparó él.
30:57Señaló a Amadeo con un dedo tembloroso.
31:00Lo vi poner unos polvos en el té.
31:01Me dijo que eran medicinas para el corazón de don Julio, que no dijera nada.
31:09Y yo le creí, le creí.
31:11Luego, su voz se quebró por completo.
31:13Y lo de la señorita Daniela.
31:15Él me dijo que si alguien preguntaba, dijera que la estaba protegiendo a ella.
31:23Me dijo que la duquesa la culparía a ella por ser tan nerviosa, que la encerrarían.
31:31Tuve miedo por ella.
31:32Por eso no dije nada.
31:34La confesión de Francisco fue el golpe de gracia.
31:40El castillo de mentiras de Amadeo se derrumbó.
31:42Su rostro, antes sereno, se contrajo en una máscara de odio y desesperación.
31:48Sí, fui yo, confesó finalmente, su voz un siseo venenoso.
31:57Amaba a Pilara como tú nunca la amaste.
31:59Ella merecía un hombre que la adorara, no un duque distraído que ya tenía los ojos puestos en su dama de compañía.
32:05Iba a contártelo todo, a exponer mi devoción.
32:10Iba a destruirme.
32:12Tuve que detenerla.
32:13Fue un accidente.
32:15La dosis fue demasiado fuerte.
32:16¿Y Julio?
32:20Preguntó Isabel, horrorizada.
32:22El viejo se estaba volviendo demasiado curioso.
32:26Escupió Amadeo.
32:30Encontró unas notas mías, de botánica, donde describía las propiedades de la digitalis.
32:35Empezó a hacer preguntas, a atar cabos.
32:42Era un riesgo que no podía correr.
32:44Y el muchacho estúpido, dijo, mirando a Francisco con desprecio, era el chivo expiatorio perfecto.
32:54La confesión llenó la habitación de un silencio espeso y terrible.
32:57La verdad, finalmente revelada, era más retorcida y trágica de lo que cualquiera podría haber imaginado.
33:05Victoria no era una asesina.
33:09Francisco no era un culpable.
33:11Eran víctimas, al igual que Pilara y Julio, de la obsesión de un solo hombre.
33:19José Luis sintió que el suelo se abría bajo sus pies.
33:22El alivio por la inocencia de Victoria fue tan inmenso que casi lo ahoga.
33:26Pero fue seguido inmediatamente por una oleada de vergüenza y culpa por haber dudado de ella.
33:31Miró a Amadeo, el hombre en el que había confiado durante décadas, y solo vio a un monstruo.
33:43Epílogo, un nuevo amanecer.
33:46Los días que siguieron fueron un torbellino.
33:49Amadeo fue entregado a la Guardia Civil, su confesión completa sellando su destino.
33:53La noticia sacudió los cimientos de Valle Salvaje, pero con la verdad vino también la claridad, y la posibilidad de un nuevo comienzo.
34:07José Luis fue a buscar a Victoria.
34:09La encontró en la Rosaleda, el lugar favorito de Pilara.
34:12Estaba cortando una rosa blanca, su rostro sereno pero marcado por una tristeza profunda.
34:24Él se acercó en silencio, con el corazón encogido de remordimiento.
34:29«Victoria», dijo suavemente.
34:34Ella no se giró, he oído lo de Amadeo.
34:37Lo siento mucho, José Luis, sé lo que significaba para ti.
34:42«¿Significaba menos que tú?», respondió él, su voz quebrada.
34:48«¿Significaba menos que mi fe en ti, la cual traicioné de la forma más vil?
34:55¿Podrás perdonarme algún día por haber dudado?»
34:58Victoria finalmente se volvió para mirarlo.
35:03Había dolor en sus ojos, pero también la misma fuerza y el mismo amor incondicional que él había confundido con frialdad.
35:12La duda es una sombra, José Luis, y ambos hemos vivido en la oscuridad demasiado tiempo.
35:21Lo único que importa ahora es la luz.
35:24Él dio un paso adelante y la envolvió en sus brazos, enterrando el rostro en su cabello.
35:28«¡Te amo!», susurró, una y otra vez, como una letanía, como una promesa.
35:38«Y nunca más volveré a dudar de ti».
35:42Se quedaron allí, abrazados, mientras el sol de la mañana bañaba el jardín, sintiendo que, por primera vez en mucho tiempo, su amor era libre de las cadenas del pasado.
35:52En el campo, Rafael y Adriana estaban sentados en el porche de su pequeña casa, mirando las tierras que se extendían ante ellos.
36:02Al día siguiente de la confesión de Amadeo, el duque José Luis se había presentado allí.
36:14No con la arrogancia de un terrateniente, sino con la humildad de un hombre agradecido.
36:19«¿Vuestra disputa con Úrsula casi termina en tragedia?», les había dicho.
36:27«Pero fue vuestro amor el que impidió que la oscuridad ganara.
36:33Ese amor es más fuerte que cualquier deuda, más valioso que cualquier pedazo de tierra.
36:41Ante sus ojos atónitos, rompió el pagaré de su deuda.
36:45Estas tierras son vuestras», declaró.
36:49«Construid vuestro futuro aquí.
36:52Honrad la memoria de vuestro hijo creando una vida llena de amor y esperanza.
36:59Es lo menos que puedo hacer.
37:01Ahora, mirando su horizonte, Adriana apoyó la cabeza en el hombro de Rafael.
37:09El dolor por su pérdida seguía allí, una herida tierna en sus corazones, pero ya no era un abismo.
37:15Era un recuerdo sagrado que los unía, una estrella en su cielo que les recordaría siempre la fragilidad y la preciosidad de la vida.
37:25«¡Empezaremos de nuevo!», susurró ella.
37:31Rafael la besó en la frente.
37:33«Juntos», afirmó.
37:35«La venganza se había disipado, dejando en su lugar la calma y la determinación.
37:43Tenían un futuro que construir.
37:45Y en la casa grande, Leonardo encontró a Bárbara esperándolo bajo el gran roble donde se habían encontrado tantas veces.
37:58Irene, ahora una aliada y amiga, había conseguido convencer a Amanda de que un compromiso largo era la mejor estrategia,
38:06dándoles a los amantes el tiempo que tanto necesitaban.
38:08«¡Parece que la tormenta ha pasado!», dijo Bárbara, con una sonrisa tímida.
38:17«Para algunos», respondió Leonardo, tomándola de la mano.
38:24«Para nosotros, solo acaba de empezar la verdadera aventura».
38:28La miró a los ojos, y en ellos vio la promesa de todos los amaneceres que compartirían.
38:33El camino no sería fácil, pero ya no estaban solos.
38:40Tenían su amor, su ingenio y una nueva y sorprendente amistad.
38:46Valle Salvaje había sido testigo de la traición, el asesinato y la desesperación.
38:52Pero esa noche, bajo un manto de estrellas centelleantes, el valle parecía respirar aliviado.
38:57Las sombras del pasado se retiraban, y en su lugar, tímidamente, comenzaban a florecer las semillas de la esperanza,
39:08la redención y un futuro donde, quizás, el amor podría finalmente reinar en paz.
39:16El final feliz no era la ausencia de cicatrices, sino la valiente decisión de seguir adelante, juntos, a pesar de ellas.
39:23El final feliz no era la ausencia de cicatrices, sino la valiente decisión de seguir adelante, juntos, a pesar de ellas.
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