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#LaPromesa #avance #capítulo
Alonso media con Manuel mientras Catalina es acusada
La tensión familiar y política sigue creciendo en el palacio. Alonso, convencido de que aún existe una salida, insiste en mediar entre Leocadia y su hijo Manuel para evitar la ruptura definitiva. Para el marqués, no se trata solo de un asunto sentimental, sino de la estabilidad de la familia y de la empresa. Sin embargo, Manuel se mantiene cada vez más firme en su decisión, dejando a su padre en un callejón sin salida.

Mientras tanto, Catalin ...
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Transcript
00:00Alonso media con Manuel mientras Catalina es acusada. La tensión familiar y política sigue creciendo en el palacio.
00:09Alonso, convencido de que aún existe una salida, insiste en mediar entre Leocadia y su hijo Manuel para evitar la ruptura definitiva.
00:20Para el marqués, no se trata sólo de un asunto sentimental, sino de la estabilidad de la familia y de la empresa.
00:26Sin embargo, Manuel se mantiene cada vez más firme en su decisión, dejando a su padre en un callejón sin salida.
00:38Mientras tanto, Catalina se convierte en el centro del escándalo. Un periódico la acusa públicamente de instigar la revuelta contra los nobles, poniendo su nombre y su futuro en una situación delicada.
00:49Lo que parecía un gesto de valentía podría traerle consecuencias mucho más graves de lo que imaginaba.
01:00En los pasillos, Santos vuelve a hacer de las suyas, esta vez hurgando en la herida de María Fernández para avergonzarla por lo ocurrido en la verbena.
01:07Lope, por su parte, intenta recuperar la confianza de Vera, pero sus constantes atenciones sólo consiguen un rechazo doloroso.
01:21En medio de todo, Pía regresa a la promesa con Dieguito, convencida de que es lo mejor para el niño.
01:26Sin embargo, la dura reprimenda de Cristóbal deja claro que el mayordomo no piensa ceder ni un ápice en su autoridad.
01:39Un episodio cargado de choques, acusaciones y decisiones difíciles que marcarán un antes y un después en las vidas de los protagonistas.
01:46El sol de septiembre, un oro pálido y melancólico que anunciaba el cercano fin del verano, se filtraba a través de los imponentes ventanales del Palacio de la Promesa.
02:01Proyectaba largas sombras que se arrastraban por los suelos de mármol pulido como espectros silenciosos,
02:07testigos mudos de las tensiones que vibraban en el aire, tan densas y palpables como el aroma a cera y a leña vieja que impregnaba la mansión.
02:17Aquella mañana de jueves, 11 de septiembre, no era una mañana cualquiera.
02:22Era el preludio de una tormenta, una de esas tormentas internas que, sin truenos ni relámpagos visibles,
02:28amenazaban con resquebrajar los cimientos mismos de la familia Luján.
02:34En el corazón de esa tormenta incipiente se encontraba Don Alonso, el marqués de Luján.
02:40Refugiado en la solemne penumbra de su despacho, rodeado por los fantasmas de sus antepasados que lo observaban desde sus marcos dorados,
02:51sentía el peso de su linaje como nunca antes.
02:56No era el peso del oro ni de las tierras, sino el peso intangible del deber, del honor y de la palabra dada.
03:02El problema tenía nombre y apellido, Manuel de Luján.
03:27Su hijo, su heredero, y su decisión, tan firme como irracional a los ojos del marqués, de romper su compromiso con Leocadia de Figueroa.
03:35Alonso se pasó una mano por el rostro, sintiendo el cansancio grabado en cada línea de su piel.
03:47No podía entenderlo. Simplemente, no podía.
03:50Aquel acuerdo no era un capricho romántico.
03:53Era una alianza estratégica, un pilar fundamental para la supervivencia y expansión de sus negocios.
03:59Un pacto sellado entre dos de las familias más influyentes de la región.
04:02Romperlo era como quitar una viga maestra de un tejado a punto de derrumbarse.
04:10Se levantó y caminó hacia la ventana, observando los jardines que comenzaban a teñirse con los ocres del otoño.
04:18Recordaba la conversación de la noche anterior con Manuel.
04:21Había sido un desastre.
04:22Un diálogo de sordos en el que cada palabra de Alonso, cada argumento sobre la responsabilidad,
04:30la tradición y las consecuencias devastadoras de su impulsividad,
04:34se había estrellado contra el muro de granito de la resolución de su hijo.
04:37No la amo, padre, no puedo casarme con una mujer a la que no amo, había repetido Manuel,
04:47con una simplicidad que a Alonso le pareció casi infantil, insultante en su ingenuidad.
04:54Amor, había querido gritarle a Alonso, ¿qué sabes tú del amor y qué tiene que ver con el deber?
04:59El amor es un lujo que no podemos permitirnos.
05:05Pero se había contenido, sabía que la confrontación directa sólo enquistaría más la postura de Manuel.
05:14Debía ser más sutil, más persuasivo.
05:17Debía apelar a algo más profundo que la simple obediencia.
05:23Debía apelar a su conciencia, a su sentido de la familia.
05:26Con esa renovada aunque frágil determinación, salió del despacho.
05:34Tenía que encontrar a Manuel.
05:36Tenía que intentarlo una vez más, antes de que el daño fuera irreparable.
05:43La pequeña esperanza a la que se aferraba era como una vela parpadeante en medio de un vendaval.
05:48Pero era lo único que tenía.
05:49Encontró a su hijo en el hangar, el único lugar donde Manuel parecía encontrar la paz,
05:58entre el olor a aceite y a metal de su amado aeroplano.
06:04Estaba de espaldas, ajustando una pieza del motor con una concentración febril,
06:09como si en la precisión de la mecánica pudiera hallar el orden que le faltaba a su vida.
06:12Manuel, dijo Alonso, su voz resonando con una gravedad inusual en el espacioso hangar.
06:24Manuel se detuvo, pero no se giró de inmediato.
06:27Dejó la herramienta sobre una mesa con un clank metálico que subrayó la tensión.
06:31Finalmente, se volvió, limpiándose las manos en un trapo.
06:38Sus ojos, normalmente llenos de una chispa de aventura, estaban ensombrecidos por una obstinada melancolía.
06:47Padre, si vienes a hablar de lo mismo, te ruego que no lo hagas.
06:51Mi decisión está tomada.
06:52Alonso se acercó lentamente, su porte erguido, su expresión una mezcla de autoridad paterna y súplica.
07:04Tu decisión no te afecta solo a ti, Manuel.
07:07Afecta a esta familia, a nuestro nombre, al futuro de la promesa.
07:14Leocadia es una buena mujer.
07:16Quizás no sientas la pasión de un poeta, pero el afecto y el respeto pueden construirse.
07:22Es una base más sólida que un arrebato de juventud.
07:27Manuel soltó una risa amarga, desprovista de alegría.
07:33Afecto y respeto, padre, Leocadia y yo vivimos en mundos diferentes.
07:38Ella ve nuestro matrimonio como una transacción, un escalón más en su estatus social.
07:45Mide cada palabra, cada gesto.
07:47No hay espontaneidad, no hay calidez.
07:49Vivir a su lado sería como vivir en un invierno perpetuo.
07:56Y eso no es una vida.
07:58Es una condena.
07:59Es tu deber.
08:00Replicó Alonso, su voz subiendo de tono, la frustración rompiendo su coraza de calma.
08:08Un deber que aceptaste.
08:09Un luján no se retracta de su palabra.
08:12¿Qué clase de hombre serías?
08:13¿Un cobarde que huye ante la primera dificultad?
08:16La palabra cobarde pareció golpear a Manuel.
08:21Su mandíbula se tenso.
08:22No soy un cobarde.
08:26Precisamente por eso no puedo seguir con esta farsa.
08:29Sería un cobarde si me casara con ella.
08:32Prometiéndole un futuro que no puedo ni quiero darle.
08:34Sería una crueldad para ella y una tortura para mí.
08:40¿Es eso lo que quieres para tu hijo?
08:42¿Una vida de mentiras y resentimiento?
08:47Quiero que seas responsable, insistió Alonso, bajando la voz, intentando una nueva táctica.
08:52Piensa en Leocadia, piensa en la humillación que supondrá para ella, para su familia.
09:04La dejarás en la estacada, señalada por la sociedad.
09:07¿Es eso lo que hace un caballero?
09:11Manuel guardó silencio por un momento.
09:13Y por un instante, Alonso creyó haber encontrado una fisura en su armadura.
09:17Su hijo desvió la mirada, y en sus ojos apareció un atisbo de conflicto.
09:26No era un hombre cruel.
09:30La idea de herir a Leocadia, a pesar de su frialdad, le pesaba.
09:34Lo he pensado, admitió Manuel en voz baja.
09:40Y lo lamento profundamente.
09:42Hablaré con ella.
09:43Le explicaré mis razones con el mayor respeto posible.
09:48Pero no puedo cambiar mi decisión.
09:50No sacrificaré mi vida entera por evitarle una vergüenza temporal.
09:56Padre, por favor, intenta entenderme.
09:59Por una vez, solo quiero tener la oportunidad de ser feliz.
10:05Alonso lo miró, y en la determinación de su hijo vio un reflejo de su propia juventud.
10:10Una terquedad que conocía bien.
10:11Pero el mundo había cambiado, o quizás, él había cambiado.
10:19La felicidad le parecía ahora un concepto abstracto, un lujo infantil frente a la cruda realidad de las responsabilidades.
10:29Negó con la cabeza, el corazón encogido de decepción y temor.
10:33No lo entiendes, Manuel.
10:34No se trata solo de tu felicidad.
10:40Se trata de nuestra supervivencia.
10:42Se dio la vuelta, su figura recortada contra la brillante luz de la entrada del hangar.
10:50Hablaré yo con Leocadia.
10:52Intentaré mitigar el desastre que estás a punto de provocar.
10:54Se marchó, dejando a Manuel solo con el silencio de su aeroplano.
11:01Una máquina que podía llevarlo a cualquier parte del cielo, pero que no podía ayudarlo a escapar de la jaula dorada en la que había nacido.
11:11Manuel apoyó la frente en el frío fuselaje del avión, cerrando los ojos.
11:16La conversación, lejos de hacerlo dudar, había solidificado su convicción.
11:20No daría marcha atrás, el precio de su libertad era alto, pero estaba dispuesto a pagarlo.
11:31Mientras el drama de los Luján se desarrollaba en la intimidad de sus dominios, otra crisis, esta de carácter público, estaba a punto de estallar.
11:42La mecha se había encendido en las rotativas de un periódico de tirada nacional y la pólvora llevaba el nombre de Catalina de Luján.
11:50La noticia llegó a la promesa de la manera más insidiosa posible, envuelta en la normalidad del desayuno.
11:57Fue Cruz, la marquesa, quien la descubrió.
12:04Ojeaba el periódico con su habitual aire de desdén, deteniéndose en las crónicas sociales y las esquelas, cuando un titular en la sección de actualidad captó su atención.
12:16Sus ojos se entrecerraron, leyendo primero con incredulidad y luego con una mal disimulada satisfacción.
12:22Vaya, vaya, musitó, doblando el periódico con un gesto deliberado y colocándolo sobre la mesa junto a su taza de porcelana.
12:36Su voz, cargada de un veneno dulce, cortó el aire del comedor.
12:40Parece que nuestra pequeña revolucionaria ha conseguido sus cinco minutos de fama.
12:44Alonso, absorto en sus propios problemas, levantó la vista con el ceño fruncido.
12:52¿De qué hablas, Cruz?
12:54De tu hija, de Catalina, respondió ella, paladeando cada sílaba.
13:01Parece que su heroica defensa de los jornaleros frente al difunto varón de Valladares no ha pasado desapercibida.
13:09Aquí la describen.
13:10Hizo una pausa dramática, buscando las palabras exactas.
13:14Como la instigadora de las revueltas, una aristócrata renegada que azuza a las masas contra su propia clase.
13:20Es realmente, poético.
13:25Justo en ese momento, Catalina entraba en el comedor.
13:29Su rostro, normalmente enérgico y resuelto, mostraba signos de una noche de insomnio.
13:37Lo ocurrido con el varón, la violencia, la sensación de haber cruzado una línea de la que no había retorno, la perseguía en sueños.
13:44Al oír las palabras de Cruz, se detuvo en seco.
13:51¿Qué estás diciendo?
13:52Preguntó, su voz tensa.
13:57Cruz le tendió el periódico con una sonrisa gélida.
14:00Léelo tú misma, querida.
14:02Parece que tus hazañas te han convertido en una celebridad.
14:07O en una paria, depende de a quién le preguntes.
14:10Catalina cogió el periódico con manos temblorosas.
14:13Sus ojos recorrieron las líneas impresas, y con cada palabra, el color abandonaba su rostro.
14:23El artículo era una sarta de tergiversaciones y mentiras.
14:28Describía su intervención no como un acto de justicia, sino como una calculada provocación.
14:32La pintaban como una agitadora peligrosa, utilizando su apellido para dar legitimidad a un levantamiento violento.
14:42Mencionaban el nombre del varón de Valladares, insinuando que su trágico final, aunque presentado como un accidente, era la consecuencia directa del clima de odio que ella había fomentado.
14:55Se le cortó la respiración.
15:00Una cosa era enfrentarse a un noble corrupto cara a cara, sentir la adrenalina de la confrontación directa.
15:06Otra muy distinta era ver su nombre y su rostro.
15:12Había una pequeña ilustración, una caricatura cruel, en un periódico, expuesta al juicio de todo el país, calumniada y convertida en el símbolo de algo que no era.
15:21El miedo, un miedo frío y paralizante que no había sentido antes, comenzó a trepar por su espalda.
15:34Empezaba a comprender.
15:35Las consecuencias no eran una reprimenda de su padre o el ostracismo de sus pares.
15:43Eran reales, eran públicas y podían ser devastadoras.
15:47Esto, esto es una mentira, balbuceó, dejando caer el periódico sobre la mesa.
15:51¿Han torcido cada una de mis palabras, cada uno de mis actos?
15:59¿Y qué esperabas, Catalina?
16:01Intervino Alonso, su voz cargada de una profunda pesadumbre.
16:08Había cogido el periódico y lo leía con una expresión sombría.
16:12Este era otro frente abierto, otra mancha en el honor de los Luján.
16:18Te lo advertí, te advertí que jugar con fuego te acabaría quemando.
16:21Te enfrentaste a gente poderosa.
16:26Creen que nos has traicionado, que has traicionado a nuestra clase.
16:30Y ahora se están cobrando su venganza.
16:32Pero yo solo defendí lo que era justo, exclamó Catalina, la desesperación tiñendo su voz.
16:43El varón estaba explotando a esa gente.
16:46La justicia es un concepto muy relativo en nuestros círculos, dijo Cruz con un suspiro afectado.
16:51Lo que tú llamas justicia, otros lo llaman anarquía.
16:57Y ahora, gracias a ti, el nombre de los Luján está asociado a la anarquía.
17:05¿Te das cuenta del daño que has hecho?
17:07¿Del peligro en el que nos has puesto a todos?
17:09Catalina miró de su padre a su madrastra.
17:15En los ojos de Alonso vio preocupación y decepción.
17:20En los de Cruz, un triunfo apenas disimulado.
17:23Se sintió terriblemente sola.
17:25La certeza moral que la había impulsado a actuar comenzaba a resquebrajarse bajo el peso de la opinión pública y el rechazo familiar.
17:31El varón de Valladares ya no podía hacerle daño.
17:38Pero su fantasma, invocado por la tinta de un periódico, parecía más poderoso que nunca.
17:46La joven empezó a comprender que la batalla que había librado era sólo la primera escaramuza de una guerra mucho más larga y sucia de lo que jamás había imaginado.
17:54Lejos de los salones nobles, en el bullicioso y a menudo tenso mundo del servicio, las intrigas eran de otra naturaleza, más personales pero no menos hirientes.
18:10Y el principal artífice de esas pequeñas maldades era Santos, el nuevo lacayo, cuya sonrisa servil ocultaba una personalidad retorcida y un placer perverso en hurgar en las heridas ajenas.
18:21Esa mañana, su objetivo era María Fernández.
18:27La encontró en el oficio, puliendo la plata con un ritmo metódico, su mente perdida en los recuerdos agridulces de la verbena de Luján.
18:38Había sido una noche de liberación, de música y de risas, pero también de decisiones complicadas y emociones a flor de piel.
18:45Su relación con Salvador atravesaba un terreno pantanoso, y la noche de fiesta no había hecho más que remover el fango.
18:58Santos se acercó sigilosamente, apoyándose en el marco de la puerta con una falsa indolencia.
19:03Trabajando duro como siempre, María, casi parece que intentas borrar alguna mancha de tu conciencia y no solo de la plata, dijo con un tono zalamero que a María le erizó la piel.
19:19Ella no levantó la vista, solo hago mi trabajo, Santos, algo que tú deberías probar de vez en cuando en lugar de vigilar a los demás.
19:26Él soltó una risita, oh, no te enfades, solo es curiosidad, me han contado que fuiste el alma de la fiesta en la verbena.
19:39Bailando con todos, riendo a carcajadas, se te veía muy, desinhibida.
19:44La palabra desinhibida la pronunció de una forma que la convirtió en un insulto.
19:48María apretó con fuerza el paño de pulir, sabía perfectamente lo que estaba haciendo, pincharla, provocarla, intentar sonsacarle algo que pudiera usar en su contrao, simplemente, disfrutar de su incomodidad.
20:07Me divertí, sí, para eso son las verbenas, ¿o es que a ti no te gusta divertirte?
20:12A mí me encanta, respondió él, entrando en la habitación y rodeando la mesa lentamente, como un tiburón que estudia a su presa.
20:25Pero hay formas y formas de divertirse, y algunas, digamos que dan que hablar, sobre todo cuando una tiene un novio tan formalito como Salvador.
20:33A él le pareció bien tu, alegría contagiosa, María dejó la pieza de plata sobre la mesa con un golpe seco.
20:46Se giró para encararlo, sus ojos lanzando chispas, mi relación con Salvador no es asunto tuyo.
20:52Y lo que yo haga o deje de hacer en mi tiempo libre, tampoco.
20:59Así que, si no te importa, tengo mucho trabajo que hacer y tu presencia no ayuda.
21:06Santos levantó las manos en un gesto de falsa rendición.
21:10Tranquila, fiera, no hace falta sacar las garras.
21:15Solo era un comentario, es que me preocupo por ti, no quería que la gente pensara cosas que no son.
21:23Ya sabes cómo son las malas lenguas, empiezan con un susurro en la verbena y acaban en un grito en el palacio.
21:32La amenaza velada flotaba en el aire, María sintió un nudo en el estómago, sabía que Santos era peligroso, que disfrutaba sembrando cizaña.
21:43Intentó mantener la compostura, proyectar una imagen de indiferencia que no sentía en absoluto.
21:48La gente que me importa sabe perfectamente cómo soy, y las opiniones de los demás, sobre todo las de ciertas personas, me tienen sin cuidado.
21:59Le dio la espalda, volviendo a su tarea, en una clara señal de que la conversación había terminado.
22:10Santos permaneció un segundo más a su espalda, y María pudo sentir su sonrisa maliciosa quemándole la nuca.
22:16Luego, sin decir nada más, se dio la vuelta y se marchó, dejándola con el corazón latiendo con fuerza y un regusto amargo en la boca.
22:27No le había sacado ninguna información, pero había logrado su objetivo, perturbarla, hacerla sentir vulnerable y observada.
22:40La compostura que tanto se esforzaba por mantener era una fachada cada vez más frágil.
22:45En otro rincón de ese microcosmos que era el área de servicio, se libraba una batalla emocional muy diferente, una marcada por la tristeza y la incomprensión.
23:00Lope, el cocinero, no podía resignarse.
23:03Desde que Vera había puesto fin a su relación, un vacío se había instalado en su pecho.
23:08Un vacío que intentaba llenar con trabajo, pero que reaparecía en cada momento de calma.
23:15Estaba convencido de que todo era un malentendido.
23:19Creía que su preocupación por ella, su necesidad de saber dónde estaba y con quién, era una prueba de su amor, no una muestra de desconfianza.
23:30No entendía que para Vera, que había vivido una vida de control y opresión antes de llegar a la promesa, su actitud era asfixiante, una repetición de las cadenas de las que había luchado por liberarse.
23:41Decidido a hacer un último intento, la buscó, la encontró en el jardín, doblando la ropa recién lavada que olía a sol y a jabón.
23:55La luz de la mañana suavizaba sus facciones, pero Lope pudo ver la tensión en la línea de su mandíbula.
24:01Verá, dijo suavemente, acercándose con cautela.
24:08Ella se sobresaltó y al verlo, su expresión se endureció.
24:14Lope, ¿qué quieres?
24:16Quiero hablar, suplicó él.
24:18Solo cinco minutos, por favor.
24:20Necesito que entiendas que todo lo que hago, lo hago porque me importas.
24:26Porque te quiero y me preocupo por ti.
24:31Vera dejó la sábana que estaba doblando sobre el cesto y se cruzó de brazos.
24:36Lo miró fijamente, y en sus ojos ya no había el cariño de antes, sino un agotamiento profundo.
24:41¿Preocuparte, Lope?
24:46¿A eso le llamas preocuparte?
24:47Me interrogas cada vez que salgo de la cocina.
24:52Me preguntas con quién he hablado, a dónde he ido.
24:55Me miras con recelos y sonrío a otra persona.
25:00Eso no es preocupación, es control.
25:03Es como si no confiaras en mí, como si pensaras que a la primera de cambio voy a hacer algo para traicionarte.
25:11No es eso, se defendió Lope, desesperado.
25:14Es que, he sufrido mucho, Vera, y tengo miedo de perderte.
25:21Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
25:23Las palabras de Lope, que pretendían ser un bálsamo, fueron para Vera la gota que colmó el vaso.
25:32Su cansancio se transformó en una ira fría y afilada.
25:35¿Y crees que tu miedo te da derecho a convertirme en tu prisionera?
25:39Replicó ella, su voz temblando de emoción contenida.
25:45He pasado demasiado tiempo de mi vida haciendo lo que otros esperaban de mí,
25:49viviendo bajo la constante vigilancia de alguien.
25:54Llegué aquí buscando libertad, buscando ser yo misma.
25:57Y tú, Lope, tú estás construyendo una nueva jaula a mi alrededor.
26:02Una jaula hecha de tu inseguridad y tus miedos.
26:04Se acercó a él, y sus ojos, normalmente dulces, eran ahora dos pozos de determinación y dolor.
26:13Dices que quieres recuperar la confianza entre nosotros.
26:19Pero la confianza nunca existió de verdad, ¿verdad?
26:22Porque si confiases en mí, me dejarías respirar.
26:28Me dejarías tener mis propios pensamientos, mis propios amigos,
26:32mis propios momentos sin tener que darte explicaciones.
26:35Le dio la espalda, volviendo a su cesto de ropa como si fuera un ancla en medio de la tormenta de sus emociones.
26:44Estoy cansada, Lope, estoy cansada de que siempre estés pendiente de cada uno de mis movimientos.
26:56Se acabó, déjame en paz, de verdad.
26:59Cada palabra fue un golpe directo al corazón de Lope.
27:05No había sido un grito, ni una discusión acalorada.
27:08Había sido algo peor.
27:10Una sentencia, pronunciada con una calma devastadora.
27:14El duro revés lo dejó sin aire, paralizado en medio del jardín.
27:20Vio cómo Vera recogía el cesto y se alejaba hacia la casa sin volver la vista atrás.
27:28Y en esa espalda que se alejaba, Lope comprendió la magnitud de su error.
27:33Su intento de aferrarse a ella con demasiada fuerza había sido precisamente lo que la había empujado a escapar.
27:38Se quedó allí, solo, con el sol de la mañana brillándole en la cara y sintiendo un frío invernal en el alma.
27:50Estaba completamente abatido, hundido en la certeza de que, en su afán por no perderla, la había perdido para siempre.
27:57La jornada en la promesa seguía su curso, ajena en apariencia a las tormentas que se gestaban en el interior de sus habitantes.
28:10Pero una nueva llegada estaba a punto de provocar otro choque de voluntades, esta vez entre dos de las figuras con más autoridad del servicio.
28:17Pía Adarre, la ama de llaves, y Don Cristóbal, el nuevo y severo mayordomo.
28:26Pía había tomado una decisión difícil pero, a su juicio, necesaria.
28:31Después de un tiempo teniéndolo al cuidado de Benny, la cocinera del convento, había decidido que el mejor lugar para su pequeño hijo, Dieguito, era a su lado, en la promesa.
28:41Sabía que no sería fácil, sabía que la presencia de un bebé en las dependencias del servicio era una anomalía que no todos verían con buenos ojos.
28:55Pero su instinto maternal le decía que era lo correcto, su hijo la necesitaba, y ella necesitaba a su hijo.
29:01Llegó a media mañana, con el pequeño Dieguito en brazos, envuelto en una manta.
29:09El bebé dormitaba plácidamente, ajeno al mundo de jerarquías y tensiones en el que acababa de entrar.
29:18Al cruzar el umbral de la zona de servicio, se hizo un silencio.
29:22Las doncellas y los lacayos que pululaban por los pasillos se detuvieron,
29:26mirando la escena con una mezcla de sorpresa, curiosidad y, en algunos casos, aprensión.
29:35Señora Pía. Comenzó a decir Yana, acercándose con una sonrisa cálida.
29:40Es Dieguito.
29:44¡Qué hermoso está! Gracias, Yana, respondió Pía, devolviéndole la sonrisa, aunque la sentía frágil.
29:51Buscaba con la mirada a la única persona cuya reacción realmente le importaba en ese momento.
30:02Y no tardó en encontrarla.
30:04Cristóbal apareció al final del pasillo, caminando con su paso firme y autoritario.
30:12Su rostro, como siempre, era una máscara de impasibilidad,
30:16pero sus ojos se clavaron de inmediato en el bulto que Pía sostenía en brazos.
30:21Se detuvo a unos metros de ella, y su mirada se deslizó del rostro de Pía al del bebé y de nuevo a Pía.
30:32Señora Adarre, dijo, su voz desprovista de cualquier emoción.
30:36¿Se puede saber qué significa esto?
30:41Pía se hirguió, adoptando la postura de ama de llaves que tantas veces le había servido de escudo.
30:46Significa, don Cristóbal, que mi hijo vivirá aquí, en la promesa.
30:54He dispuesto una cuna en mi habitación.
30:59No será molestia para nadie.
31:01La calma de Pía pareció enfurecer aún más al mayordomo.
31:04Su rostro se contrajo en una mueca de incredulidad y enfado, que no será molestia.
31:12¿Ha perdido usted el juicio?
31:14Espetó, su voz subiendo de volumen, atrayendo la atención de todos los que estaban cerca.
31:19Esto es una casa de trabajo, no una guardería.
31:25¿Pretende que un bebé viva entre el servicio, con sus llantos, sus necesidades y sus enfermedades?
31:31Es absolutamente inaceptable.
31:36La dureza de sus palabras resonó en el pasillo.
31:39Pía sintió como la sangre le subía a las mejillas.
31:42Una mezcla de humillación y rabia.
31:43Abrazó a su hijo con más fuerza, como para protegerlo de la hostilidad de aquel hombre.
31:55Es mi hijo, don Cristóbal, y mi lugar está aquí.
31:59Por lo tanto, el suyo también.
32:01Soy la ama de llaves y sabré compaginar mis deberes con el cuidado de mi hijo sin que interfiera en el buen funcionamiento de la casa.
32:07Usted se cree que puede tomar una decisión de este calibre sin consultarme.
32:14La abroncó Cristóbal, dando un paso al frente, invadiendo su espacio personal.
32:22Yo soy el mayordomo.
32:24Yo estoy al cargo de la organización de esta casa y de su personal.
32:27Y yo le digo que ese niño no puede quedarse aquí.
32:30Su decisión es una insubordinación intolerable.
32:35La situación era de una tensión extrema.
32:40El poder de Pía como ama de llaves chocaba frontalmente con la autoridad superior de Cristóbal como mayordomo.
32:49Era una lucha de poder en toda regla, y Dieguito, en su inocencia, era el centro del conflicto.
32:55Con el debido respeto, don Cristóbal, replicó Pía, su voz temblando ligeramente pero firme en su resolución, esta es una cuestión personal.
33:10He servido en esta casa durante muchos años con lealtad y eficacia.
33:14No estoy pidiendo un favor, estoy ejerciendo mi derecho como madre.
33:18Un derecho que los marqueses no me han negado.
33:24La mención de los marqueses fue un movimiento audaz, un recordatorio de que existía una autoridad por encima de él.
33:33Pero a Cristóbal no pareció importarle.
33:36Estaba decidido a imponerse, a dejar claro desde el principio quién mandaba.
33:40Su objetivo no era solo el bebé, era Pía.
33:46Era doblegar su espíritu independiente, someterla a su voluntad.
33:52Los marqueses me han encomendado a mí la gestión del servicio.
33:56Y mi gestión dice que un bebé aquí es una fuente de caos y una distracción inaceptable.
34:00O el niño se va, o tendrá que atenerse a las consecuencias, señora Adarre.
34:08Y le aseguro que no le gustarán.
34:12La amenaza quedó suspendida en el aire, cruda y brutal.
34:16Pía lo miró, y en sus ojos fríos no vio ninguna posibilidad de compasión o negociación.
34:23Vio a un hombre dispuesto a marcar su autoridad a cualquier precio.
34:26La alegría de tener a su hijo de vuelta se había evaporado, reemplazada por la angustia y la incertidumbre.
34:36Había pensado que traer a Dieguito a la promesa sería lo mejor para él.
34:40Pero en ese momento, enfrentada a la dura intransigencia de Cristóbal, empezó a dudar.
34:48Lo que era seguro es que acababa de declarar una guerra, una guerra que no sabía si podría ganar.
34:53Y así, mientras el sol alcanzaba su ceniz sobre la promesa, los hilos del destino de sus habitantes se tensaban cada vez más.
35:06Un padre luchaba por el deber contra la felicidad de su hijo.
35:10Una hija se enfrentaba al escarnio público por defender su conciencia.
35:13Un lacayo sembraba discordia por puro placer.
35:19Un amante perdía a su amada por su incapacidad de confiar.
35:25Y una madre se preparaba para luchar por su hijo contra la tiranía de un hombre.
35:30Las tormentas, hasta entonces invisibles, comenzaban a descargar su furia.
35:34Y nadie en el palacio, ni arriba ni abajo, saldría indemne de la tempestad.
35:39Y nadie en el palacio, ni arriba ni arriba ni abajo, saldría indemne de la camisa.
35:44¡我在 la timbre y
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