Skip to playerSkip to main content
  • 4 weeks ago
‘Valle Salvaje’ CapíTulo 247: Todo Va A Cambiar En ‘Valle Salvaje’
Transcript
00:00Avance. Todo va a cambiar en Valle Salvaje en el capítulo 247, 4 de septiembre.
00:19Adriana, dispuesta a revelarle a Mercedes la verdad sobre la propiedad de las tierras de
00:24Valle Salvaje en el capítulo 247 que se emite mañana jueves 4 de septiembre. El sol de la tarde
00:32del 4 de septiembre caía sobre Valle Salvaje con la lánguida indiferencia de un dios cansado.
00:39Era una luz dorada y polvorienta que se filtraba a través de las hojas de los robles centenarios,
00:44pintando el paisaje con pinceladas de melancolía y presagio. En el aire flotaba el aroma de la
00:52tierra seca, de los pinos y de los secretos, un perfume tan antiguo como el propio Valle.
00:59Pero para Adriana Salcedo de la Cruz, ni la belleza del atardecer ni la paz aparente del
01:04campo podían ocultar la tormenta que se gestaba en su interior, un huracán de determinación
01:09y dolor que la había impulsado hasta las mismas puertas de la mansión de los duques de Salceda.
01:16Cada paso que daba sobre el crujiente camino de grava era un eco del juramento que había
01:20hecho sobre la memoria de su padre, Evaristo, y sobre la tumba aún fresca de Julio.
01:28No eran muertes aisladas, no eran tragedias del azar. Eran, estaba convencida, dos eslabones
01:34de una misma y oxidada cadena de avaricia y engaño forjada por José Luis de Salceda
01:39y su intrigante esposa, Victoria. El corazón le latía con una fuerza que era a la vez furia
01:46y combustible, un motor que la empujaba a cruzar el umbral del león, a mirar a la bestia a
01:51los ojos y a exigir lo que era suyo por derecho, por sangre y por justicia.
01:58No iba a hablar de sus sospechas más oscuras, no todavía. El tiempo para desvelar la trama
02:03de asesinato y traición llegaría. Hoy, el primer golpe sería más sutil, pero igual
02:10de certero, el dinero, la deuda. Aquella cantidad que José Luis le debía a su familia por el
02:18alquiler de unas tierras que, en realidad, nunca deberían haber dejado de ser de los
02:23Salcedo de la Cruz. Era el primer nudo de una soga que pensaba apretar, lentamente, alrededor
02:31del cuello del duque. Respiró hondo, llenando sus pulmones con el aire cargado de historia
02:38y de lucha, y se detuvo un instante ante el imponente portón de madera. Vio su propio
02:45reflejo distorsionado en el bronce bruñido de la aldaba. Una mujer joven, con los ojos
02:50encendidos por una llama que ni el miedo ni el dolor habían logrado extinguir. Era la llama
02:57de Evaristo. Era la llama de todos los suyos. Levantó la mano, firme y decidida, y golpeó
03:03el metal. El sonido retumbó en el silencio de la tarde, un desafío lanzado contra los
03:10muros que guardaban décadas de mentiras. El mayordomo la recibió con una expresión
03:16de sorpresa apenas disimulada. La presencia de Adriana en la casa principal era, en sí
03:22misma, una anomalía, una pieza que no encajaba en el ordenado tablero de los Salcedo.
03:27Deseo ver al duque, dijo ella, su voz clara y sin un atisbo de vacilación. Es un asunto
03:35de suma urgencia. José Luis se encontraba en su estudio, un santuario de maderas oscuras,
03:42cuero y el olor a tabaco rancio y apenas viejas. Sostenía entre sus manos una copa
03:49de brandy, y el líquido ambarino temblaba ligeramente, delatando el seísmo que recorría
03:54su alma desde la muerte de Julio. La pérdida de su sobrino había sido un golpe devastador,
04:01una grieta en la armadura de arrogancia y poder que había llevado durante toda su vida.
04:08Se sentía viejo, vulnerable, la fachada del duque se desmoronaba, y detrás solo quedaba
04:14un hombre acosado por sus fantasmas. Cuando le anunciaron la llegada de Adriana,
04:20una oleada de irritación le recorrió el cuerpo. ¿Esa muchacha otra vez no tenía suficiente con
04:27su propio duelo como para tener que lidiar con las impertinencias de la hija de Evaristo?
04:34Que pase, ordenó con voz áspera, apurando el brandy de un solo trago, como si buscara en el alcohol el
04:41temple que le faltaba. Adriana entró en el estudio con la cabeza alta. Sus ojos recorrieron la estancia,
04:49deteniéndose en los retratos de los antepasados del duque, hombres y mujeres de mirada severa que
04:54parecían juzgarla desde sus marcos dorados. Pero ella no se sintió intimidada. Sentía que,
05:02de alguna manera, la sangre que corría por sus venas le daba más derecho a estar en ese lugar que
05:07al hombre que la observaba con displicencia desde su sillón de cuero. Duque, comenzó,
05:15su tono formal pero cargado de una tensión afilada como un cuchillo.
05:21Adriana, respondió él, sin molestarse en levantarse. No es un buen momento. Como comprenderás,
05:28la familia está de luto. Su voz era un murmullo grave, un intento de apelar a una decencia que él
05:35mismo rara vez practicaba. Lo comprendo perfectamente, señor, replicó ella, acercándose a la maciza mesa
05:45de roble que los separaba. El dolor por la muerte de Julio es algo que todos compartimos. Pero hay
05:52asuntos que no pueden esperar, asuntos que llevan esperando demasiado tiempo. José Luis enarcó una ceja.
05:59Ah, sí, y qué asunto es tan perentorio que no puede respetar nuestro duelo. Adriana apoyó las palmas
06:07de las manos sobre la mesa, inclinándose ligeramente hacia él, su mirada fija en la suya.
06:15La deuda, la deuda que mantiene con mi familia por el alquiler de las tierras. Ha pasado demasiado tiempo,
06:21y mi familia necesita ese dinero. ¿Lo necesitamos ahora? Una risa seca, desprovista de humor, escapó
06:30de los labios del duque. ¿Dinero? ¿Vienes a hablarme de dinero en un momento como este? ¿Tienes la misma
06:37falta de tacto que tu padre? La mención de Evaristo fue como echar gasolina al fuego. La compostura de
06:44Adriana se tensó, pero no se rompió. Mi padre era un hombre de honor, duque. Un hombre que cumplía
06:51su palabra. Algo que, al parecer, no se estila en esta casa. Le exijo que pague lo que debe. Ni un
07:00día más, José Luis se levantó, su figura, aunque debilitada por el dolor, todavía imponente.
07:07Se acercó a ella, rodeando la mesa, intentando usar su presencia física para intimidarla.
07:16Ten mucho cuidado, muchacha. Estás tentando a la suerte. No estás en posición de exigir nada.
07:24Vives en mis tierras, comes de lo que producen mis campos. Un poco de gratitud no te vendría mal.
07:30¿Gratitud? La voz de Adriana se quebró por un instante. No de debilidad, sino de pura indignación.
07:41¿Gratitud por qué? ¿Por habernos arrebatado lo que era nuestro? ¿Por haber urdido un plan para que
07:46mi padre muriera lejos de su hogar, creyéndose un fracasado? ¿Por haber silenciado a Julio cuando
07:51se acercó demasiado a la verdad? No me hable de gratitud. Las palabras quedaron suspendidas en el
07:59aire viciado del estudio, cargadas de una acusación tan directa que José Luis sintió un escalofrío.
08:07Vio en los ojos de Adriana no sólo la insolencia de una campesina, sino la determinación de una
08:12enemiga que conocía sus secretos. El recuerdo de Julio, de sus preguntas incómodas, de su creciente
08:20cercanía a esa muchacha, se mezcló con el fantasma de Evaristo. La duda, un veneno que le corroía por
08:28dentro, le hizo flaquear. ¿Y si ella sabía más de lo que aparentaba? No sé de qué estás hablando,
08:36masculló, retrocediendo un paso. Estás diciendo locuras.
08:42¿El dolor te hace desvariar? No estoy loca, sentenció Adriana, su voz recuperando toda su firmeza.
08:51Sé perfectamente que mi llegada a Valle Salvaje no fue una casualidad. Fue parte de su plan,
08:56suyo y de su esposa. Creían que podían manipularme, usarme como una pieza más en su juego.
09:05Pero se equivocaron. Mi padre y Julio son víctimas de la misma trama, de la misma mentira que envuelve
09:12la propiedad de estas tierras. Y le juro por lo más sagrado, le juro por la memoria de mi padre,
09:19que no descansaré hasta que la verdad salga a la luz. Le juro que Valle Salvaje volverá a ser de
09:26los Salcedo de la Cruz. Y usted pagará por todo el daño que ha hecho. Se dio la vuelta y salió del
09:33estudio, dejando a José Luis solo, pálido y tembloroso. El duque se derrumbó en su sillón,
09:41la copa de brandy olvidada sobre la mesa. Las palabras de Adriana resonaban en su cabeza como
09:47un eco fúnebre. La muchacha no era solo una molestia, era una amenaza existencial. Una amenaza
09:55que, en su estado de debilidad, no sabía cómo afrontar. Fue entonces cuando la puerta se abrió
10:03de nuevo, esta vez con sigilo. Victoria entró en la estancia, sus movimientos fluidos y silenciosos
10:10como los de un felino. Sus ojos, fríos y calculadores, analizaron la escena en un instante.
10:18El rostro desencajado de su marido, la tensión palpable en el aire.
10:24La he oído, dijo en voz baja. La hija de Evaristo tiene más veneno del que pensaba.
10:31José Luis levantó la vista, sus ojos inyectados en sangre. ¿Sabe algo, Victoria, o lo sospecha?
10:37Habla de un plan, nos acusa, nos acusa de la muerte de Julio. Victoria se acercó a él
10:45y le puso una mano en el hombro. Su tacto no era reconfortante, sino posesivo, como si estuviera
10:53sujetando las riendas de un caballo desbocado. No seas necio, José Luis. No sabe nada, son
11:02solo las divagaciones de una niña resentida. Pero es peligrosa, te lo concedo. Su pasión
11:09es contagiosa, y podría llegar a oídos de quien no debe.
11:14¿Qué hacemos? Preguntó él, su voz teñida de una desesperación que a Victoria le resultó
11:20patética.
11:20No tengo fuerzas para otra batalla. La muerte de Julio, me ha vaciado. Victoria lo miró
11:28con una mezcla de desprecio y pragmatismo. La debilidad de su marido era un obstáculo,
11:35pero también una oportunidad para tomar el control por completo.
11:38Tu error es querer enfrentarte a ella directamente, dijo, su voz un susurro seductor y letal.
11:48Eso es lo que ella espera. Le da fuerza. Hay que atacarla por donde más le duele, cortar
11:53la raíz de su poder.
11:56¿Y cuál es esa raíz? inquirió José Luis. Una sonrisa casi imperceptible se dibujó
12:02en los labios de Victoria. Rafael, pronunció el nombre como si fuera una pieza de ajedrez.
12:09Ese muchacho es su fuerza y su debilidad. Está ciegamente enamorado de ella. La apoya,
12:16la defiende, le da el coraje que necesita. Si conseguimos que se aleje de ella, si logramos
12:24sembrar la duda en su corazón, Adriana se quedará sola. Y una loba solitaria, por muy
12:31feroz que sea, es fácil de cazar, la estrategia era cruel, precisa y brillante.
12:39Apelaba a la parte más oscura del propio José Luis, su talento para la manipulación.
12:46La idea comenzó a arraigar en su mente, desplazando la niebla del dolor con la escarcha de la intriga.
12:52¿Cómo? preguntó, ya un conspirador de nuevo. Debes hablar con él. Explicó Victoria,
13:01sus ojos brillando con inteligencia. No como el duque, sino como un hombre mayor,
13:08un mentor preocupado. Háblale de su madre, de Pilara. Recuérdale las viejas rencillas,
13:15las disputas que siempre existieron entre su familia y los Salcedo de la Cruz. Pinta a Evaristo
13:22no como un mártir, sino como un hombre problemático, un resentido que llenó la
13:27cabeza de su hija de odios y fantasías. Hazle creer que el amor de Adriana no es puro,
13:34sino una herramienta para continuar la guerra de su padre.
13:36Envenena el pozo, José Luis, y observa cómo ella muere de sed. El plan era perfecto.
13:47Devolvía a José Luis a su elemento natural. La conspiración en la sombra, la palabra como arma.
13:55Una renovada energía, fría y oscura, comenzó a fluir por sus venas. Miró a su esposa con una
14:02nueva admiración. En momentos de crisis, Victoria siempre era su ancla, su brújula hacia la maldad
14:09más eficiente. Mientras tanto, en otra parte de la inmensa propiedad, la tensión adoptaba una forma
14:17diferente, más silenciosa pero igual de mortal. En las cocinas y los pasillos de servicio, el aire
14:25estaba cargado de susurros y miradas furtivas. La muerte de Julio no sólo había dejado un vacío en
14:33la familia, sino que había desatado una caza de brujas liderada por una inquisidora inesperada y
14:38tenaz, Isabel, la gobernanta. Isabel era una mujer de pocas palabras y una observación casi sobrenatural.
14:48Nada escapaba a su escrutinio. El día de la muerte de Julio, mientras el caos y el dolor se
14:54apoderaban de la casa, ella había mantenido la calma, archivando en su mente cada detalle,
15:00cada rostro, cada movimiento. Y ahora, con la frialdad de un detective, estaba reconstruyendo
15:08las últimas horas del joven. Su investigación la había llevado a un punto crucial, la merienda.
15:16El té y los pasteles que Julio había tomado poco antes de desplomarse.
15:20Alguien había preparado esa bandeja. Alguien la había servido. Sus pesquisas, metódicas y discretas,
15:30la habían llevado a una conclusión que le helaba la sangre. Todas las pistas, todos los testimonios
15:36de los otros sirvientes, apuntaban en una única y temblorosa dirección. Ana, la joven doncella.
15:43Ana se había convertido en una sombra de sí misma. Sus manos temblaban constantemente, sus ojos,
15:51grandes y asustados, se movían de un lado a otro como los de un animal acorralado. Comía poco,
15:59dormía menos. Cada vez que oía pasos a sus espaldas, un respingo de puro pánico sacudía su frágil
16:05cuerpo. Vivía en un estado de terror perpetuo, atrapada entre la culpa que la devoraba por dentro
16:13y la amenaza muy real que se cernía sobre ella desde fuera. Esa amenaza tenía un nombre. Úrsula.
16:21La sobrina de Victoria, con su apariencia de joven inocente y su alma retorcida por la ambición,
16:27había encontrado en Ana el chivo expiatorio perfecto. Era Úrsula quien había manipulado la
16:34merienda, pero era Ana quien la había llevado. Un detalle que, en la mente de Úrsula, la convertía
16:43en cómplice y, por tanto, en alguien a quien podía controlar. La había acorralado esa misma mañana en
16:51el cuarto de la plancha, un lugar caluroso y opresivo que olía a vapor y a miedo.
16:56Te veo nerviosa, Ana. Había siseado Úrsula, acercándose a ella hasta que la doncella pudo
17:04sentir su aliento en la nuca. La gente está empezando a notarlo. La gobernanta no deja de
17:11hacer preguntas. Ana, con los ojos llenos de lágrimas, negó con la cabeza. Yo no hice nada,
17:20señorita Úrsula. Se lo juro, yo solo, yo solo llevé la bandeja. Exacto, la voz de Úrsula fue un
17:29chasquido, como el de una fusta. Tú llevaste la bandeja. Si alguien pregunta, eso es lo que
17:36recordarán. ¿Y a quién crees que van a creer? ¿A la sobrina del duque o a una simple doncella que
17:41tiembla cada vez que le hablan? Pero, ¿qué quieren que haga? Sollozó Ana. Úrsula la agarró del brazo,
17:51sus dedos clavándose en la carne de la muchacha con una fuerza sorprendente.
17:57Quiero que cierres esa boca. Quiero que olvides lo que viste, lo que oíste y lo que llevaste.
18:04Si Isabel te pregunta, tú no sabes nada. Serviste muchas meriendas ese día. No recuerdas cuál era
18:10para el señorito Julio. ¿Lo has entendido? Su rostro estaba a centímetros del de Ana,
18:17sus ojos brillando con una ferocidad desquiciada. Porque si hablas, si se te ocurre delatarme,
18:24te juro, Ana, que tu vida no valdrá nada. Haré que te echen de aquí. Me aseguraré de que nadie
18:32vuelva a darte trabajo ni a ti ni a nadie de tu familia. Te hundiré en la miseria más absoluta. Y si
18:40eso no es suficiente. Bueno, la gente sufre accidentes todos los días en el campo.
18:47Sería una lástima que a tu padre o a tus hermanos les pasara algo, ¿verdad? La amenaza,
18:53tan explícita y cruel, rompió lo poco que quedaba del espíritu de Ana. Asintió frenéticamente,
19:00las lágrimas corriendo por sus mejillas. No diré nada, señorita. Se lo juro, no diré nada. Eso espero,
19:11dijo Úrsula, soltándola con desprecio. Por tu bien. Y ahora, Ana estaba atrapada en esa red de
19:19silencio y terror. Cada mirada de Isabel era una tortura, cada pregunta casual de sus compañeras,
19:25un interrogatorio. Se sentía como si las paredes de la casa se estuvieran cerrando a su alrededor,
19:32asfixiándola lentamente. ¿Cuánto tiempo podría aguantar antes de confesar y enfrentarse a la ira
19:40de Úrsula, o seguir callando y arriesgarse a ser acusada de un crimen que no había cometido?
19:45Pero Úrsula, a pesar de su aparente control sobre la situación, también estaba al borde del abismo.
19:55Su nerviosismo, aunque mejor disimulado que el de Ana, no había pasado desapercibido para los ojos
20:01más astutos de la casa, los de su tía Victoria. Victoria observaba a su sobrina con una creciente
20:09inquietud. Conocía a Úrsula mejor que nadie. Conocía su ambición desmedida, su capacidad para
20:16la crueldad y su falta de escrúpulos. Había visto la forma en que miraba a Julio, no con amor,
20:24sino con el cálculo de quien ve un trampolín para ascender socialmente. Y ahora, tras la muerte del
20:31muchacho, la actitud de Úrsula era extraña. Mostraba un dolor exagerado en público, pero,
20:37en privado, Victoria la había sorprendido con la mirada perdida, mordiéndose las uñas hasta hacerse
20:43sangre, sobresaltándose al menor ruido. No era el comportamiento de alguien que sufre una pérdida.
20:50Era el comportamiento de alguien que tiene miedo de ser descubierto. La sospecha, una idea monstruosa
20:57y helada, comenzó a tomar forma en la mente de Victoria. ¿Era posible? ¿Podría su propia sobrina,
21:05su propia sangre, haber estado implicada en la muerte de Julio? La idea era repulsiva,
21:12pero no del todo inverosímil. Úrsula era impulsiva, temeraria. Quizás Julio la había
21:19rechazado, quizás había amenazado con desvelar alguna de sus intrigas. Una palabra fuera de lugar,
21:27un gesto de desprecio, y el frágil control de Úrsula podría haberse hecho añicos.
21:32Victoria decidió observarla más de cerca. No la confrontaría directamente, no todavía.
21:41Esperaría, como una araña en su tela, a que Úrsula cometiera un error, a que su pánico la
21:47delatara. Y si su terrible sospecha resultaba ser cierta, entonces tendría que tomar una decisión.
21:54Proteger a su familia era su máxima prioridad, pero la estupidez y la imprudencia de Úrsula
22:01podían poner en peligro todo lo que habían construido. A veces, la mejor forma de salvar
22:08el cuerpo es amputar el miembro gangrenado. Lejos de las intrigas mortales de la mansión principal,
22:14en la zona más tranquila y bucólica de Valle Salvaje, otras tensiones, más sutiles pero igualmente
22:21complejas, envenenaban las relaciones. Leonardo, el capataz, se sentía atrapado en un fuego cruzado
22:29emocional entre las dos mujeres que más le importaban, Bárbara e Irene. La amistad entre
22:37ellas, antes tan sólida y alegre, se había agriado. Había una distancia, una frialdad que
22:44Leonardo no comprendía. Bárbara, siempre directa y transparente, había decidido compartir con él sus
22:52sospechas, en una conversación que los había dejado a ambos incómodos y preocupados.
22:59Es Irene, le había dicho Bárbara una tarde, mientras arreglaban una cerca en los límites de la propiedad.
23:05No para de mirarte, Leonardo. Y cuando yo estoy cerca, aparta la vista o se pone a hablar de
23:13cualquier tontería para no tener que mirarnos a los dos juntos. Leonardo frunció el ceño,
23:20confundido. ¿Qué quieres decir? Irene siempre ha sido más reservada, es su forma de ser.
23:27Bárbara dejó el martillo a un lado y se giró para mirarlo de frente. Había dolor en sus ojos.
23:33No, esto es diferente. Creo, creo que está enamorada de ti, Leonardo, y por eso no soporta
23:41vernos juntos. Se siente traicionada, y a mí me parte el alma, porque es mi mejor amiga,
23:49pero no sé cómo arreglarlo. La revelación dejó a Leonardo sin palabras. Irene enamorada de él,
23:56no tenía sentido. Siempre la había visto como una hermana pequeña, una amiga leal y
24:03silenciosa. Nunca había percibido en ella el más mínimo interés romántico.
24:09Eso no puede ser, Bárbara, dijo, aunque sin mucha convicción. Te lo estás imaginando.
24:17Somos amigos, los tres, ah, sí, le retó ella. Pues intenta hablar con ella. Pregúntale qué le pasa.
24:25Verás cómo te evita, cómo cambia de tema. Hay un muro entre nosotros, Leonardo, y ese muro tiene tu nombre.
24:35Preocupado por las palabras de Bárbara, Leonardo había buscado a Irene. La encontró junto al arroyo,
24:42sentada sobre una roca, lanzando pequeñas piedras al agua.
24:45Su rostro tenía una expresión de profunda tristeza. Irene, la llamó suavemente. Ella se
24:54sobresaltó, como si la hubieran despertado de una pesadilla. Leonardo, no te había oído llegar,
25:02estás muy callada últimamente, dijo él, sentándose a su lado.
25:06Bárbara y yo estamos preocupados por ti. ¿Ocurre algo? ¿Hemos hecho algo que te haya molestado?
25:15Irene no lo miró. Mantuvo la vista fija en el agua que corría. No, no es nada. Solo estoy, cansada.
25:24Irene, somos tus amigos. ¿Puedes confiar en nosotros? Insistió Leonardo. Bárbara cree que,
25:31bueno, cree que estás enfadada por nuestra relación. Por un instante, una emoción indescifrable cruzó el
25:39rostro de Irene. Parecía una mezcla de dolor, rabia y miedo. Apretó los labios, formando una línea fina
25:48y blanca. ¿Bárbara se preocupa demasiado? Fue todo lo que dijo, su voz apenas un susurro.
25:54¿Entonces, qué es? Presionó él. Háblame. No me gusta verte así. Irene se levantó bruscamente.
26:05Tengo que irme. Exclamó, su voz temblorosa. Tengo, tengo cosas que hacer. Y se alejó a toda
26:12prisa, casi corriendo, dejando a Leonardo solo con el murmullo del arroyo y una sensación de profunda
26:19inquietud. Bárbara estaba equivocada. No era amor lo que había visto en los ojos de Irene. Era pánico.
26:28Un pánico abrumador. Irene no estaba enamorada de él. Irene estaba ocultando algo.
26:35Algo muy importante. Algo que la aterrorizaba hasta el punto de alejarla de sus mejores amigos.
26:42Y Leonardo sintió un escalofrío al pensar qué terrible secreto podía estar consumiendo a la
26:47dulce y silenciosa Irene. Mientras tanto, Adriana, tras su explosiva confrontación con el duque,
26:55había buscado refugio y consejo en la única persona en Valle Salvaje en la que sentía que
27:00podía confiar plenamente. Mercedes. La encontró en el pequeño jardín trasero de su casa, cuidando de
27:08sus rosales con una delicadeza que contrastaba con la dureza de los tiempos. Mercedes escuchó el relato
27:16de Adriana en silencio, su rostro volviéndose más y más sombrío a cada palabra. Cuando la joven terminó
27:23de contarle la amenaza que le había lanzado a José Luis, Mercedes dejó las tijeras de podar y la miró
27:29con una profunda preocupación en sus ojos. Hija mía, dijo con voz grave, has jugado con fuego. Has
27:38provocado a un animal herido, y eso es lo más peligroso que existe. José Luis es un hombre
27:45cruel cuando se siente fuerte, pero es un monstruo cuando se siente acorralado.
27:52Alguien tiene que hacerle frente, Mercedes, replicó Adriana, su voz aún vibrando con la
27:58adrenalina del enfrentamiento. Alguien tiene que decirle a la cara que sus días de tiranía se han
28:05acabado. Lo sé, y admiro tu valentía más de lo que puedo expresar con palabras, dijo Mercedes,
28:12tomando las manos de la joven entre las suyas. Eran unas manos callosas, de trabajadora,
28:20pero su tacto era suave y reconfortante. Pero la valentía sin estrategia es un suicidio. No
28:28puedes luchar contra él sola. Te destruirá, Adriana. Encontrará la forma de aplastarte,
28:35de silenciarte para siempre, igual que hizo con otros antes que tú. Adriana miró a los ojos a la
28:43mujer que se había convertido en su mentora, en su ancla en medio de la tempestad. Vio en ella
28:50un miedo genuino por su seguridad, y eso la conmovió. Pero también sabía que no podía echarse atrás.
28:58Había llegado el momento de compartir su carga, de jugar la carta más importante que tenía.
29:05No estoy sola, dijo en voz baja. Te tengo a ti, y tengo algo más, algo que podría cambiarlo todo.
29:11Mercedes la miró, expectante. Mercedes, continuó Adriana, su voz apenas un susurro cargado de
29:20significado, la deuda es solo la punta del iceberg. Es la excusa para empezar la batalla,
29:27pero no es la verdadera guerra. La verdadera guerra es por la propiedad de Valle Salvaje.
29:32Toda la propiedad, respiró hondo y finalmente soltó la verdad que había estado guardando,
29:40la verdad que Julio había muerto por descubrir. He estado investigando, en los archivos del pueblo,
29:47en viejos registros. Mi padre me dejó algunas pistas, documentos que guardo durante años.
29:52Las tierras, Mercedes, las tierras de Valle Salvaje no pertenecen a los Salceda. Nunca les pertenecieron
30:02legítimamente. Hubo un engaño, una falsificación hace generaciones. Los verdaderos y únicos dueños
30:10de todo esto, de cada árbol, de cada palmo de tierra, son los Salcedo de la Cruz. Son mi familia,
30:18son mías. El silencio que siguió a la revelación fue absoluto. Mercedes la miraba con los ojos
30:24desorbitados, su mente tratando de asimilar la magnitud de lo que acababa de oír. No era una
30:32simple disputa por un alquiler. Era un desafío a los cimientos mismos del poder del duque. Era
30:38reclamar un reino. Tengo los documentos que lo prueban. Añadió Adriana, su voz ganando fuerza con cada
30:45palabra. Tengo la verdad, y por eso me odian. Por eso mataron a mi padre y por eso silenciaron a Julio.
30:56Porque sabían que estábamos cerca. Este es mi as en la manga, Mercedes. Esta es el arma que puede
31:02inclinar la balanza a nuestro favor. Pero no puedo usarla sola. Necesito tu ayuda, tu conocimiento de
31:10esta gente, tu inteligencia, tu fuerza. Juntas, podemos hacer justicia. Mercedes sintió que el
31:19suelo se movía bajo sus pies. El peligro era inmenso, casi inimaginable. Pero la posibilidad
31:27de la victoria, la idea de ver a José Luis y a Victoria despojados de su poder robado, de ver a
31:33Adriana, la hija de Evaristo, restituida como la legítima dueña de Valle Salvaje, era una idea
31:39embriagadora. Miró el rostro joven y decidido de Adriana, vio el fuego de la justicia ardiendo
31:47en sus ojos, y supo que no podía abandonarla. Su propio pasado, sus propias heridas infligidas por
31:55los Salceda, se lo impedían. Dios mío, Adriana, susurró, una mezcla de terror y emoción en su
32:05voz. Si lo que dices es cierto, cambia todo. Por supuesto que te ayudaré. Cuenta conmigo hasta
32:13el final, en ese jardín, bajo el sol de la tarde, se selló una alianza que sacudiría los cimientos
32:19de Valle Salvaje. Dos mujeres, armadas con la verdad y la determinación, se preparaban para una
32:27guerra total. Mientras tanto, José Luis, siguiendo el maquiavélico consejo de su esposa, había ido en
32:36busca de Rafael. Lo encontró en los establos, cepillando a su yegua con movimientos lentos y
32:43meditativos. El joven estaba preocupado. La tensión entre Adriana y el duque era una tormenta en el
32:51horizonte que amenazaba con arrasar su felicidad. José Luis se acercó con una estudiada expresión
32:58de aflicción paternal. Rafael, muchacho. Quería hablar contigo un momento. Rafael se detuvo, sorprendido
33:06por la visita. Duque. Dígame, no me llames duque. Llámame José Luis. Dijo, apoyándose en la puerta
33:16del establo con un suspiro cansado. Hoy me siento cualquier cosa menos un duque. Solo soy un hombre
33:23viejo que ha perdido a su sobrino y que ve con dolor como el odio amenaza con destruir lo poco
33:28que queda de paz en este valle. Rafael lo miró con cautela. No se fiaba de él, pero la mención del dolor
33:36y del odio le tocó una fibra sensible. No sé a qué se refiere, dijo. Me refiero a Adriana. Respondió
33:45José Luis, su tono cargado de una falsa tristeza. Ha estado aquí, en mi estudio. Ha dicho cosas
33:53terribles, Rafael. Acusaciones llenas de veneno y de un rencor que... que me recuerda demasiado a su padre.
33:59Rafael tensó la mandíbula. Adriana solo busca justicia para su familia. Lo que ustedes le deben
34:07es suyo por derecho. ¿Justicia? José Luis soltó una risita amarga. Lo que ella busca es venganza. Es
34:15una obsesión que la consume. Una herencia de Evaristo. Tu madre, Pilara, que en paz descanse,
34:22lo sabía bien. Ella y Evaristo, nunca se llevaron bien. Tu madre era una mujer sensata, trabajadora,
34:31que solo quería vivir en paz. Pero Evaristo siempre estaba agitando las aguas, siempre con
34:37sus historias de agravios pasados, de injusticias imaginarias. Llenó su propia vida de amargura,
34:45y me temo que ha hecho lo mismo con su hija. El duque se acercó a Rafael, poniendo una mano en su
34:51hombro, un gesto de falsa camaradería. Tú eres un buen chico, Rafael. Noble, trabajador, como tu
35:00madre. ¿De verdad crees que el camino de la felicidad está al lado de una mujer que vive
35:04anclada en el odio? El amor no puede florecer en una tierra sembrada de rencor. Ella te está
35:11arrastrando a su guerra personal, una guerra que no es tuya y que solo os traerá desgracias a los dos.
35:16Las palabras de José Luis eran como gotas de un ácido lento y corrosivo. La mención de su madre,
35:24el recuerdo de las viejas tensiones que siempre había intuido pero nunca comprendido del todo,
35:30la imagen que pintaba de un Evaristo resentido, todo ello sembró en su interior una minúscula
35:35pero potente semilla de duda. Amaba a Adriana con todo su ser, creía en su causa. Pero,
35:43¿y si el duque tenía razón? ¿Y si la búsqueda de justicia de Adriana se había convertido en una
35:49obsesión que los estaba poniendo a todos en peligro? Adriana no es así. Dijo, aunque su voz
35:56carecía de la convicción de antes. Ella solo quiere lo que es justo. Yo también quiero lo justo,
36:04hijo, concluyó José Luis, dándole una palmada en el hombro antes de retirarse.
36:09Y lo justo es que un joven como tú tenga un futuro de paz y felicidad, no una vida de luchas
36:16y odios heredados. Piénsalo, José Luis se marchó, dejando a Rafael sumido en un mar de confusión.
36:25El veneno había sido inoculado. El duque no necesitaba que Rafael rompiera con Adriana en
36:32ese momento. Le bastaba con haber abierto una pequeña fisura en su confianza, una grieta por la
36:38que la duda pudiera filtrarse y hacer su trabajo destructivo. La tarde se extinguía y las sombras
36:45comenzaban a alargarse en Valle Salvaje, envolviendo la mansión en un manto de penumbra. Fue en ese
36:53momento crepuscular cuando Isabel, la gobernanta, decidió que ya no podía esperar más. Había reunido
37:01todas las piezas del puzzle, y la imagen que formaban era inequívoca y aterradora.
37:08Encontró a Ana en la cocina, fregando una olla con un fervor desesperado, como si quisiera arrancar
37:14de ella no solo la suciedad, sino también sus propios pecados.
37:17Los otros sirvientes ya se habían retirado a sus estancias. Estaban solas. Isabel se acercó en silencio.
37:28Ana, al sentir su presencia, se quedó paralizada, la olla y el estropajo en sus manos.
37:36No se atrevió a darse la vuelta. Ana, dijo Isabel, su voz tranquila pero firme, sin dejar lugar a la
37:43evasión. He estado hablando con todo el personal de servicio. He reconstruido el día en que murió
37:51el señorito Julio, minuto a minuto. Cada palabra era un martillazo en el pecho de Ana. Sentía que le
37:59faltaba el aire. Sé que se sirvieron varias meriendas esa tarde. Continuó Isabel, su tono
38:05implacable. Una para la duquesa en sus aposentos. Otra para el señorito Leonardo en el despacho del
38:13capataz. Y una para el señorito Julio en la biblioteca. Hizo una pausa, dejando que el peso
38:20de sus palabras se asentara en el silencio de la cocina. He preguntado quién preparó cada bandeja
38:27y quién la sirvió. Y todos los caminos, todas las respuestas, me llevan a ti, Ana. Ana seguía de
38:36espaldas, su cuerpo entero temblando violentamente. Fuiste tú, Ana. Sentenció Isabel, su voz ahora
38:44desprovista de toda duda, una certeza de granito. Tú serviste la merienda en la biblioteca. Fuiste
38:52la última persona que le sirvió algo de comer o beber al señorito Julio antes de que muriera.
38:56En ese momento, las fuerzas de Ana la abandonaron por completo. El estropajo y la olla cayeron al
39:04suelo de piedra con un estrépito metálico que resonó en la cocina como un disparo. La joven se
39:11giró lentamente, su rostro un mapa de terror y desesperación, bañado en lágrimas silenciosas.
39:17No dijo nada, no podía, su silencio era la más elocuente de las confesiones, y desde el umbral
39:25oscuro del pasillo que conducía a la despensa, otra figura observaba la escena, oculta en las sombras.
39:33Era Úrsula, había vuelto a la cocina a por un vaso de agua, y se había encontrado con el principio
39:38del fin. Su corazón latía con una violencia desbocada, un pájaro enloquecido atrapado en su
39:46caja torácica. Veía a Ana, derrumbada, a punto de quebrarse, y a Isabel, la implacable juez, a un
39:55paso de obtener la verdad completa. El mundo de Úrsula se tambaleaba sobre sus cimientos. El fin
40:03de la doncella sería, sin duda, el principio de su propia caída. Y en sus ojos, dilatados por el
40:11pánico, se reflejaba la certeza aterradora de que el cerco, por fin, se había cerrado sobre ella.
40:19La noche en Valle Salvaje no había hecho más que empezar.
Be the first to comment
Add your comment

Recommended