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#ValleSalvajeÚrsula #desenmascarada #veneno
Úrsula desenmascarada: el veneno en el Valle Salvaje
El Valle Salvaje amanece cubierto por un luto insoportable: don Julio, el primogénito de los Gálvez de Aguirre, ha muerto en circunstancias misteriosas. Mientras la familia entera se derrumba entre lágrimas y oraciones, la viuda Úrsula interpreta a la perfección el papel de esposa desconsolada… aunque tras esa máscara de dolor late un secreto mortal.

Solo Ana, la doncella aterrorizada por lo que vio con sus propios ojos, conoce la verdad: el ...
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Transcript
00:00Ursula desenmascarada. El veneno en el valle salvaje. El valle salvaje amanece cubierto
00:16por un luto insoportable. Don Julio, el primogénito de los Galvez de Aguirre,
00:21ha muerto en circunstancias misteriosas. Mientras la familia entera se derrumba
00:28entre lágrimas y oraciones, la viuda Ursula interpreta a la perfección el papel de esposa
00:33desconsolada, aunque tras esa máscara de dolor leíte un secreto mortal. Solo Ana,
00:41la doncella aterrorizada por lo que vio con sus propios ojos, conoce la verdad. El vino
00:46de Julio llevaba veneno. Entre su miedo a hablar y la presión constante de Ursula, su silencio
00:54parece condenado a perpetuar la injusticia. Pero Rafael, movido por el amor fraternal
01:01hacia su primo, comienza a sospechar y encuentra pruebas que apuntan a un crimen atroz.
01:08Con la ayuda de Leonardo, el médico caído en desgracia, la verdad comienza a salir a la
01:14luz. Un frasco de acónito, una copa envenenada, un laboratorio oculto. Todo apunta a que Ursula
01:21planeó la muerte de su esposo para quedarse con su fortuna y el poder de la casa grande.
01:28¿Podrá Ana reunir el valor para contar lo que sabe? ¿Logrará Rafael tender la trampa
01:32que desenmasquera la asesina? ¿O Ursula encontrará la manera de silenciar para siempre a quienes
01:39amenazan su ambición? Un duelo de miradas, secretos y traiciones está a punto de decidir
01:46el futuro del valle salvaje. El sol de la mañana se alzaba sobre el valle salvaje,
01:53pero su luz dorada parecía incapaz de penetrar el velo de luto que se había cernido sobre
01:57la comarca. En la casa grande, el silencio era un ente físico, una presencia densa y
02:04pesada que se adhería a las paredes de piedra y a los corazones de sus habitantes. El aroma
02:11de los lirios y los nardos, dispuestos en enormes jarrones para velar el cuerpo de Don
02:16Julio, se mezclaba con el olor a cera quemada y a una tristeza tan profunda que casi podía
02:21saborearse en el aire. La noticia de la muerte del primogénito de los Gálvez de Aguirre
02:28había recorrido el valle como un viento helado, dejando a su paso un rastro de incredulidad
02:33y desolación. Julio, el joven de la sonrisa fácil y el corazón noble, ya no estaba. La
02:41vida, en su cruel indiferencia, había decidido arrancarlo de cuajo, dejando un vacío imposible
02:47de llenar. Dentro del gran salón, reconvertido en capilla ardiente, la familia recibía el pésame
02:55de amigos, terratenientes y sirvientes por igual. El duque, Don Fernando, de pie junto al féretro,
03:05era una estatua de dolor. Su rostro, habitualmente severo pero justo, se había convertido en una
03:11máscara de aflicción incomprensible. Cada palabra de consuelo, cada abrazo, parecía una pequeña daga
03:19que se clavaba más hondo en su alma de padre destrozado. A su lado, Adriana, la viuda reciente,
03:27se mantenía erguida, aunque su palidez y los círculos oscuros bajo sus ojos delataban las
03:32horas de llanto y la magnitud de su pérdida. Su mirada se perdía a menudo en la distancia,
03:39como si busquéis una explicación que no existía en el rostro de los presentes.
03:43Pero era Úrsula, la esposa de Julio, quien ofrecía el espectáculo más convincente de dolor.
03:54Vestida con un luto riguroso que resaltaba la blancura casi translúcida de su piel,
03:59se aferraba a un pañuelo de encaje, llevándoselo a los ojos a intervalos regulares para secar unas
04:04lágrimas que, de haber sido sinceras, habrían inundado el valle entero. Su cuerpo se estremecía
04:12con sollozos contenidos y su voz, al susurrar agradecimientos por las condolencias, era un
04:18hilo frágil y quebrado. Era la imagen perfecta de la viuda desconsolada, una interpretación digna
04:25de los mejores teatros de Madrid. Nadie, excepto una persona, podía ver la gélida satisfacción que
04:33se escondía tras aquella fachada de sufrimiento. En un rincón discreto, cerca de la entrada de
04:40servicio, Ana se sentía como un fantasma en su propia vida. Su cuerpo estaba allí, cumpliendo
04:48con sus deberes de doncella con una eficiencia mecánica, pero su mente era un torbellino de
04:53pánico y culpa. Cada sollozo de Úrsula era como un martillazo en sus sienes, cada mirada de compasión
05:01hacia su señora era una acusación directa contra ella. Porque Ana sabía, o, mejor dicho,
05:09creía saber. Las palabras de Úrsula resonaban en su cabeza, una y otra vez, como un eco infernal.
05:16Solo necesita descansar, Ana. Unas pocas gotas de este preparado en su copa y dormirá como un bendito.
05:23Está tan alterado últimamente. Es por su bien, así se lo había dicho, con esa sonrisa dulce y
05:32tranquilizadora que ahora Ana reconocía como la sonrisa de una serpiente. Ella, en su ingenuidad,
05:40le había creído. Había visto a su señora verter el contenido de un pequeño frasco en el vino de don
05:45julio la noche anterior, justo antes de que él se retirara a sus aposentos. Había pensado que era un
05:53simple remedio herbal, una tisana para calmar los nervios. Pero ahora, viendo el cuerpo sin vida de
06:01su señor, la verdad la golpeaba con la fuerza de una bestia. No había sido un remedio. Había sido veneno.
06:09Y ella, Ana, había sido cómplice de un asesinato. El aire se le hacía irrespirable. Sentía que las
06:18paredes se cerraban sobre ella. Tenía que huir, que escapar de esa casa que se había convertido en
06:23una tumba y de la mirada de su señora, que de vez en cuando se posaba sobre ella, un recordatorio helado
06:29y silencioso de su pacto forzado. Rafael, observando la escena desde una distancia prudencial, sentía una
06:38mezcla de dolor profundo y una creciente inquietud. Julio había sido más que un primo para él, había
06:45sido un hermano. Habían crecido juntos, compartido secretos y sueños. Su muerte le parecía irreal, una
06:55pesadilla de la que esperaba despertar en cualquier momento. Sin embargo, algo en la atmósfera, algo más
07:03allá del luto natural, le crispaba los nervios. Era la perfección del dolor de Úrsula. Era demasiado
07:11estudiado, demasiado impecable. Conocía a Úrsula desde hacía años y siempre había percibido en ella
07:18una ambición fría y calculadora bajo su apariencia encantadora. Su desconsuelo, ahora, le resultaba
07:26disonante, como una nota desafinada en una sinfonía fúnebre. Su mirada se cruzó por un instante con la
07:35de Ana. Vio el terror puro en los ojos de la joven doncella, un pánico que iba más allá del simple
07:41dolor por la pérdida del señor de la casa. Ana apartó la vista de inmediato, como si el contacto
07:48visual la quemara, y se apresuró a salir del salón. Ese gesto, tan fugaz y tan cargado de significado,
07:57encendió la primera chispa de sospecha en la mente de Rafael. Ana no estaba simplemente triste. Ana
08:04estaba aterrorizada, y su miedo parecía estar directamente conectado con la figura de la viuda
08:09perfecta. Mientras tanto, en la casa pequeña, la noticia había caído como una bomba. Alejo,
08:17con las manos aún sucias de tierra, se había quedado sin palabras cuando Luisa,
08:23con los ojos enrojecidos, le contó lo sucedido. Julio siempre había sido justo con los trabajadores,
08:31un puente entre el mundo de los señores y el de los jornaleros. Su muerte dejaba una sensación de
08:38orfandad y de incertidumbre. Alejo apretó los puños, la impotencia mezclándose con la rabia.
08:43La vida de los pobres siempre pendía de un hilo, pero la muerte de un hombre bueno como
08:49Don Julio hacía que ese hilo pareciera aún más frágil. Lejos del epicentro de la tragedia,
08:57la vida intentaba seguir su curso, arrastrando consigo los dramas personales que la muerte
09:02de Julio había eclipsado momentáneamente. Bárbara y Leonardo se encontraron en los jardines traseros,
09:10lejos de las miradas curiosas. La solemnidad del día parecía haber derribado los muros que ellos
09:17mismos habían construido. Es todo tan injusto, susurró Bárbara, mirando las rosas que comenzaban
09:26a marchitarse por el frío incipiente del otoño. Leonardo asintió, acercándose a ella. La vida a
09:34menudo lo es. Nos arrebata lo que más queremos sin previo aviso y nos deja con las cicatrices.
09:41Sus palabras flotaron entre ellos, cargadas de un significado que iba más allá de la muerte de Julio.
09:49Hablaban de ellos, de su amor frustrado, de los secretos que los habían separado.
09:54En ese momento de dolor compartido, la atracción que ambos habían intentado negar con todas sus
10:01fuerzas resurgió, poderosa e ineludible. Leonardo, con una delicadeza infinita, tomó
10:09la mano de Bárbara. El contacto fue eléctrico, una promesa silenciosa de que, quizás, entre tanta
10:16oscuridad, su amor podría encontrar una forma de renacer. En la cocina de la casa grande, la tensión
10:24era de otra índole. Martín, con el rostro sombrío, evitaba la mirada de Matilde. Su ruptura parecía
10:33definitiva, un abismo de reproches y malentendidos los separaba. Francisco, su hermano, había sido claro
10:42con la doncella. Olvídalo, Matilde. Martín es terco como una mula. No habrá reconciliación.
10:50Pero la advertencia de Francisco no era desinteresada. Su creciente interés por Pepa había envenenado
10:56no solo la relación de su hermano, sino también la amistad que los unía. Francisco encontró
11:03a Martín a solas en la despensa, organizando sacos de harina con una furia contenida.
11:08¿Podemos hablar? Preguntó Francisco, con un tono falsamente conciliador. No tenemos
11:16nada de qué hablar, espetó Martín sin mirarlo.
11:20Esto es por Pepa, ¿verdad? ¿Sigues pensando que... sé lo que vi, Francisco? Lo interrumpió
11:27Martín, girándose para enfrentarlo.
11:30Vi cómo la miras. Vi cómo le hablas cuando crees que nadie os ve. Eres mi hermano, y
11:37has ido a mis espaldas.
11:39Las cosas no son como tú crees. Pepa y yo solo. No pronuncies su nombre. Gritó Martín,
11:46el dolor y la traición evidentes en su voz.
11:51Entre tú y yo, todo ha terminado. La amistad de los dos hermanos, una vez sólida como el
11:57roble, se resquebrajaba, víctima de un triángulo amoroso que amenazaba con destruirlos a todos.
12:05Horas más tarde, cuando la noche volvió a caer sobre el valle, la mayoría de los visitantes
12:10se habían marchado. La casa grande quedó sumida de nuevo en su pesado silencio, habitada
12:17solo por la familia y la servidumbre más cercana.
12:19Ana, agotada física y mentalmente, se retiró a su pequeño cuarto en el ático. Apenas cerró
12:28la puerta, se derrumbó sobre el jergón, los sollozos que había reprimido durante todo
12:33el día escapando de su pecho en espasmos violentos.
12:39Estaba atrapada. Si hablaba, Úrsula la destruiría. La acusaría de cómplice, o peor
12:45aún, de ser la única culpable. ¿Quién creería a una simple doncella frente a la
12:51palabra de la noble y afligida viuda de don Julio? Nadie.
12:57Y si callaba, el secreto la consumiría por dentro, la ahogaría lentamente hasta no dejar
13:02nada de ella. Un suave golpe en la puerta la hizo dar un respingo. Se secó las lágrimas
13:09apresuradamente, el corazón latiéndole a mil por hora.
13:13¿Quién es? Preguntó con voz temblorosa. Soy yo, Ana. Úrsula. El terror helado recorrió
13:21la espalda de Ana. Abrió la puerta con manos temblorosas. Su señora estaba allí, de pie
13:28en el pasillo débilmente iluminado por un candil.
13:31Sin el público del salón, su rostro había perdido toda traza de aflicción. Su expresión
13:38era fría, dura como el mármol.
13:42Tenemos que hablar, dijo Úrsula, entrando en la habitación y cerrando la puerta tras
13:48de sí.
13:49El pequeño cuarto pareció encogerse con su presencia. Te he visto hoy, estás al borde
13:54del colapso. Y eso, querida, no nos conviene a ninguna de las dos, yo. Yo no puedo, señora,
14:04balbuceó Ana. Este peso, me va a matar. Úrsula se acercó a ella, su voz un siseo venenoso.
14:12Escúchame bien, muchacha estúpida. El peso lo soportaremos juntas, porque en esto estamos
14:19juntas. ¿O acaso has olvidado que viste lo que hice? Tu silencio es tu salvación y también
14:24la mía. Si yo caigo, te arrastra R.E. con acento agudo conmigo. Te lo juro por lo más
14:31sagrado. Agarró a Ana por los brazos, sus dedos clavándose en la carne de la joven.
14:39Julio era un obstáculo, un hombre débil que se interponía en mi camino. Ahora, él
14:44ya no está. Y yo seré la dueña de una parte de este valle. Y tú, si eres lista y mantienes
14:50la boca cerrada, serás recompensada. Tendrás una vida que nunca soñaste. Pero si se te
14:57ocurre decir una sola palabra. Dejó la amenaza suspendida en el aire, sus ojos brillando con
15:03una promesa de violencia que hizo que Ana se le helara la sangre en las venas. Ahora,
15:09continuó Úrsula, soltándola bruscamente, compórtate. Mañana es el entierro. Quiero que
15:17llores, que muestres tu pena por la pérdida de tu señor. Conmigo, juntas. Como las dos
15:24personas que más lo querían. ¿Entendido? Ana, paralizada por el miedo, solo pudo asentir
15:30con la cabeza. Cuando Úrsula se fue, se quedó temblando en la oscuridad, más sola y desesperada
15:39que nunca. Su secreto ya no era solo un peso. Era una soga alrededor de su cuello, y Úrsula sostenía
15:47el otro extremo. Abajo, en la biblioteca, Rafael no podía encontrar la paz. La imagen de los ojos
15:56aterrorizados de Ana no se le iba de la cabeza. Sabía que su sospecha era una locura, una acusación
16:04terrible basada en pura intuición, pero no podía ignorarla. Julio no tenía enemigos conocidos. Su
16:12salud, aunque a veces delicada, era buena. Su desvanecimiento, como lo había llamado el médico
16:18al principio, había sido demasiado repentino, demasiado definitivo. El doctor, un hombre mayor
16:26y amigo de la familia, había certificado la muerte por un fallo cardíaco agudo, pero Rafael
16:32recordaba la extraña vacilación en su voz, una sombra de duda que no había sabido interpretar
16:37en ese momento. Decidió que debía hacer algo. No podía dejar que la muerte de su amigo quedara
16:44envuelta en sombras. Necesitaba una prueba, algo tangible que confirmara o desmintiera sus terribles
16:52sospechas. Pensó en la copa de vino de la noche anterior. Julio siempre tomaba una copa antes de
17:00dormir. Quizás, quizás allí quedara algún rastro. Con el corazón en un puño, se dirigió sigilosamente
17:09a los aposentos de Julio y Úrsula. La puerta estaba cerrada, contuvo la respiración y escuchó. No se oía
17:17nada. Con sumo cuidado, giró el pomo y entró. La habitación estaba a oscuras, solo iluminada por
17:25la luz de la luna que se filtraba por el balcón. El olor de Julio, una mezcla de tabaco de pipa y
17:32agua de colonia, todavía flotaba en el aire, y a Rafael se le encogió el corazón. Sobre la mesita
17:39de noche, junto a un libro abierto, había una bandeja con una jarra de vino y dos copas. Una
17:47estaba vacía, la otra, la de Julio, todavía contenía un pequeño sedimento oscuro en el fondo.
17:55Rafael sacó un pañuelo limpio de su bolsillo, envolvió la copa con cuidado y se la guardó en el
18:00bolsillo interior de su chaqueta. Justo cuando se disponía a salir, un pequeño destello bajo la cama
18:07llamó su atención. Se agachó, era un minúsculo frasco de cristal, vacío. Lo recogió, no tenía
18:16etiqueta, pero desprendía un olor extraño, amargo y almendrado. Un escalofrío recorrió su cuerpo.
18:25Sabía que acababa de encontrar algo importante. Salió de la habitación con el mismo sigilo con el
18:31que había entrado, su mente trabajando a toda velocidad. Necesitaba ayuda, necesitaba alguien
18:39de confianza que pudiera analizar el contenido de la copa y el frasco sin levantar sospechas.
18:45Y solo se le ocurrió un nombre, Leonardo. El antiguo médico, a pesar de su pasado turbulento,
18:52era un hombre de ciencia y, sobre todo, discreto. Además, su amor por Bárbara lo vinculaba de alguna
19:01manera a la familia, y Rafael sabía que podía confiar en él. Al día siguiente, el cielo amaneció
19:09gris y plomizo, como si la propia naturaleza estuviera de luto. El cortejo fúnebre avanzó
19:16lentamente desde la casa grande hasta el pequeño cementerio familiar, situado en una colina con vistas
19:22al valle. El sonido de las campanas de la iglesia, doblando a muerto, era el único sonido que rompía
19:30el silencio solemne, acompañado por el llanto contenido de los presentes. Ana caminaba junto
19:38a las otras doncellas, con la cabeza gacha y el velo negro cubriéndole el rostro. Sentía la mirada
19:46de Úrsula clavada en su espalda, una presión constante que le impedía respirar. Siguiendo las
19:52órdenes de su señora, forzó las lágrimas, que se mezclaron con las verdaderas que brotaban de su
19:58miedo y su desesperación. Durante la ceremonia, Rafael no apartó la vista de Úrsula y Ana. Observó
20:07la interacción silenciosa entre ellas. La mano de Úrsula posándose un segundo en el brazo de Ana,
20:13un gesto que para cualquiera parecería de consuelo, pero que para Rafael fue una clara advertencia.
20:20Vio cómo Ana se encogía ante ese contacto, imperceptiblemente. Su convicción se hizo más fuerte.
20:25No era solo una sospecha. Era una certeza. Úrsula había matado a Julio, y Ana era la clave para
20:34demostrarlo. Tras el entierro, mientras la familia regresaba a la casa en un silencio abrumador,
20:42Rafael buscó a Leonardo. Lo encontró cerca de los establos, fumando un cigarrillo con aire
20:49pensativo. Leonardo, necesito tu ayuda, dijo Rafael sin preámbulos. Leonardo lo miró, sorprendido por
20:59la urgencia en su voz. ¿Qué ocurre? Rafael miró a su alrededor para asegurarse de que nadie los
21:04escuchaba. No creo que la muerte de Julio fuera natural, soltó en voz baja. La expresión de Leonardo
21:12cambió de la sorpresa a la seriedad más absoluta. ¿Qué te hace pensar eso? Rafael le contó sus sospechas
21:20sobre Úrsula, el comportamiento aterrorizado de Ana y, finalmente, le mostró la copa y el pequeño
21:27frasco que había encontrado. Necesito que analices esto. Eres el único en quien puedo confiar. Si hay
21:35veneno aquí, tienes que encontrarlo. Leonardo tomó los objetos con cuidado. Desenroscó el tapón del
21:42frasco y lo olió. Su rostro se ensombreció. Huele a acónito, murmuró. También conocido como
21:50matalobos. Es un veneno muy potente, extraído de una planta que crece en estas montañas.
21:57Unas pocas gotas pueden causar una parálisis del corazón. Los síntomas. Un desvanecimiento repentino,
22:04dificultad para respirar. Encajarían perfectamente. El corazón de Rafael dio un vuelco. Entonces,
22:13es cierto. Es una posibilidad muy fuerte, admitió Leonardo. Pero necesito confirmar la presencia
22:21del alcaloide en el residuo de la copa. No tengo un laboratorio aquí, pero con algunos reactivos que
22:28conservo de mis tiempos de médico, podré hacer una prueba preliminar. Dame hasta mañana. Rafaela
22:36sintió una mezcla de horror y determinación en su rostro. Gracias, Leonardo. Y, por favor,
22:45máxima discreción. Nadie puede saber de esto. Por supuesto, aseguró Leonardo.
22:50Si tienes razón, nos enfrentamos a algo muy peligroso. Úrsula no se detendrá ante nada para
22:58proteger su secreto. Esa noche, la atmósfera en la casa grande era aún más opresiva si cabe. Úrsula,
23:06habiendo cumplido con su papel de viuda doliente, comenzó a moverse con una nueva autoridad.
23:11Daba órdenes, revisaba documentos en el despacho de Julio y se comportaba no como una mujer de luto,
23:20sino como la nueva señora de la casa. Su transformación fue tan rápida y tan descarada
23:26que incluso el duque, sumido en su dolor, comenzó a mirarla con una extraña mezcla de sorpresa y
23:32recelo. Ana, por su parte, vivía en un estado de alerta constante. Cada sombra le parecía una
23:41amenaza, cada crujido del suelo un paso de Úrsula viniendo a por ella. Durante la cena,
23:48que fue un asunto lúgubre y silencioso, sintió la mirada de Rafael sobre ella en varias ocasiones.
23:55No era una mirada acusadora, sino inquisitiva. Parecía que él también sospechaba algo, y esa idea
24:02la aterraba y, a la vez, le daba una extraña y diminuta chispa de esperanza. ¿Y si alguien más
24:09sabía la verdad? ¿Y si no estaba sola en esto? Más tarde, mientras recogía la vajilla en la cocina,
24:16Rafael se le acercó. Ana, dijo en voz baja, asegurándose de que Matilde y los demás mozos
24:23de cocina no pudieran oírlos. Necesito hablar contigo, a solas. Ana sintió que el suelo se abría
24:32bajo sus pies. Yo, no tengo nada que decir, señorito Rafael. Por favor, insistió él, su voz cargada de
24:41una amabilidad que la desarmó. No voy a hacerte daño. Solo quiero entender lo que pasó. Por Julio,
24:49el nombre de su difunto señor fue como una puñalada. Ana levantó la vista y vio en los ojos
24:56de Rafael una sinceridad y una determinación que la conmovieron. Pero el miedo a Úrsula era más
25:03fuerte. Le ruego que me deje en paz, susurró, y salió corriendo de la cocina, dejando a Rafael con
25:10la palabra en la boca, más convencido que nunca de que ella era la pieza que le faltaba para resolver
25:15el rompecabezas. Decidió cambiar de táctica. Si no podía llegar a Ana directamente, la protegería a
25:23distancia y esperaría el momento oportuno. Tenía que conseguir que ella confiara en él. Al día
25:30siguiente, Leonardo lo buscó con el rostro grave. No hay duda, Rafael, la prueba es positiva. Encontré
25:39restos de aconitina en la copa. Julio fue envenenado. La confirmación, aunque esperada, golpeó a Rafael con
25:47la fuerza de un puñetazo. La rabia bulía en su interior. Úrsula, esa mujer despreciable, había
25:55asesinado a su primo a sangre fría. Y ahora, tenía la prueba. Pero una prueba química no era suficiente.
26:04Necesitaba un testimonio. Necesitaba que Ana hablara. Úrsula, mientras tanto, no era ajena a las
26:13miradas y los susurros. Se dio cuenta de la creciente sospecha en los ojos del duque y, sobre todo, del
26:21interés de Rafael en Ana. Comprendió que su doncella era un cabo suelto, una bomba de relojería que podía
26:29estallar en cualquier momento. Decidió que tenía que asegurarse su lealtad de una vez por todas o
26:37silenciarla para siempre. Llamó a Ana a sus aposentos con el pretexto de que la ayudara a
26:43organizar las ropas de luto. Una vez estuvieron solas, con la puerta cerrada, su actitud cambió.
26:52He visto cómo te mira Rafael, dijo Úrsula, su voz peligrosamente suave.
26:56Y he visto cómo tú lo miras a él. ¿Estás pensando en traicionarme, Ana? No, señora, yo jamás.
27:08Tartamudeó Ana. No me mientas. Siseó Úrsula, abofeteándola con fuerza. La cabeza de Ana se giró
27:15por el impacto, y el escozor en su mejilla fue tan agudo como el miedo que sentía.
27:19Sé que Rafael sospecha, y sé que tú eres la única que puede darle lo que busca. Pero déjame
27:27que te advierta de algo. He llegado demasiado lejos para que una estúpida como tú lo arruine
27:33todo. Si hablas, no solo te destruiré a ti. Tu familia, tus hermanos pequeños que viven en
27:40el pueblo, ¿crees que estarían a salvo de un accidente? Ana la miró, horrorizada. La amenaza
27:47ya no era solo contra ella. Úrsula estaba dispuesta a todo.
27:53Entiéndelo, Ana. O estás conmigo, o estás muerta. Y no solo tú, concluyó Úrsula, su
27:59voz gélida. Ahora, vete. Y no quiero volver a ver esa cara de miedo. A partir de ahora,
28:06eres mi doncella más leal y fiel. Sonríe. Estás a mi servicio. Ana salió de la habitación
28:15como un autómata, la mejilla ardiéndole, las lágrimas cegándola. La amenaza contra
28:22su familia había sido el golpe de gracia. Ya no tenía escapatoria. Estaba encadenada
28:28a Úrsula para siempre. Corrió sin rumbo por los pasillos, buscando un lugar donde esconderse,
28:34donde poder romperse en pedazos sin que nadie la viera.
28:36Acabó en la capilla de la casa, un pequeño oratorio frío y silencioso. Se arrodilló
28:44ante el altar, pero no rezó. Solo lloró, un llanto silencioso y desesperado, pidiendo
28:52una salida que no existía. Fue allí donde Rafael la encontró. Al verla tan rota, tan
28:58vulnerable, su corazón se llenó de compasión. Se arrodilló a su lado, manteniendo una distancia
29:07respetuosa. Ana, dijo suavemente.
29:11Sé lo que te está haciendo. Sé que te está amenazando. Ana se sobresaltó al oír su voz.
29:19Intentó secarse las lágrimas, negar, pero no le quedaban fuerzas. Sé que ella mató
29:24a Julio, continuó Rafael, su voz firme pero llena de empatía.
29:30Y sé que te obligó a ser su cómplice silenciosa. No tienes que tener miedo, Ana.
29:37No de mí, estoy de tu lado. Usted no entiende. Sollozó ella. Ha amenazado a mi familia.
29:44Si hablo, les hará daño. No lo hará, aseguró Rafael, su convicción inquebrantable.
29:51Porque no le daremos la oportunidad. Juntos, podemos detenerla. Yo te protegeré.
29:59Te doy mi palabra de honor. Protegeré a tu familia, pero necesito que seas valiente.
30:07Necesito que cuentes la verdad. Por ti, por tu conciencia, y por la memoria de Julio,
30:12un hombre bueno al que ambas queríamos.
30:14Las palabras de Rafael fueron como un bálsamo para su alma atormentada. Por primera vez en días,
30:22alguien le ofrecía protección en lugar de amenazas, esperanza en lugar de desesperación.
30:29Miró a los ojos de Rafael y vio en ellos la misma nobleza que solía ver en los de don Julio.
30:33Vio una fuerza tranquila en la que sintió que, quizás, podía confiar. La duda luchó contra el
30:42terror en su interior. El camino del silencio era una muerte lenta. El camino de la verdad era un
30:50riesgo terrible, pero también la única posibilidad de liberación. Pensó en sus hermanos pequeños,
30:57en sus sonrisas inocentes. No podía permitir que vivieran bajo la amenaza de una asesina.
31:03Y pensó en don Julio, en su amabilidad. Le debía la verdad. Tomando una respiración
31:10profunda, que pareció ser la primera en una eternidad, Ana asintió lentamente.
31:18Le, le contaré todo, susurró, su voz apenas un hilo. El alivio en el rostro de Rafael fue inmenso.
31:27Gracias, Ana. Has hecho lo correcto. Ahora escúchame. Tenemos que ser muy cuidadosos.
31:33No podemos enfrentarnos a ella directamente. Necesitamos un plan. Rafael y Ana, con la ayuda
31:40de Leonardo, hurdieron un plan arriesgado pero ingenioso. Sabían que una simple acusación sería
31:48la palabra de una doncella contra la de una noble. Necesitaban que Úrsula se delatara a sí misma.
31:55El plan se centraría en el frasco del veneno. Leonardo les explicó que el acónito era una
32:03planta local, pero el proceso de destilación para extraer el veneno en esa pureza requería
32:08ciertos conocimientos y un lugar discreto. Probablemente, Úrsula no se habría deshecho
32:15de sus herramientas o de un posible suministro restante. El primer paso era que Ana, aprovechando
32:23su posición, intentara averiguar dónde podría esconder Úrsula sus secretos. Rafael, por su
32:31parte, hablaría con el duque. No le contaría toda la verdad de golpe, para no ponerlo sobre
32:36aviso y que Úrsula lo notara, sino que sembraría la duda de una forma más sutil.
32:43Esa misma tarde, Rafael solicitó una audiencia privada con su tío en el despacho. Tío, sé
32:50que es un momento terrible, pero hay algo que me inquieta profundamente sobre la muerte
32:54de Julio, comenzó Rafael con cautela. Don Fernando lo miró, sus ojos cansados. ¿Qué
33:03es lo que te inquieta, sobrino? Su repentina naturaleza. El doctor habló de un fallo cardíaco,
33:11pero Julio, a pesar de todo, era un hombre joven. Me pregunto si no deberíamos solicitar
33:19una segunda opinión, quizás un médico de la capital, para estar completamente seguros
33:24de que no se nos escapa nada. Solo para nuestra tranquilidad. La sugerencia flotó en el aire.
33:32Don Fernando frunció el ceño. La idea de que algo más pudiera estar detrás de la muerte
33:38de su hijo era monstruosa, pero la duda, una vez plantada, comenzó a germinar en su mente
33:44ya perturbada por el comportamiento de Úrsula.
33:47¿Insinúas que pudo haber algo? ¿Indebido? Preguntó el duque, su voz un murmullo ronco.
33:56No insinúo nada, tío. Solo busco la paz de espíritu que da la certeza absoluta. Se lo debemos
34:03a Julio, respondió Rafael, eligiendo sus palabras con sumo cuidado. El duque guardó silencio durante
34:10un largo rato, mirando el retrato de su hijo que colgaba sobre la chimenea.
34:17Está bien, dijo finalmente. Haré que venga un médico de Madrid. Mañana mismo.
34:23El primer movimiento había sido un éxito. La simple noticia de la llegada de un segundo
34:28médico pondría a Úrsula nerviosa y, con suerte, la haría cometer un error.
34:35Mientras tanto, Ana ponía en marcha su parte del plan. Con el pretexto de hacer una limpieza
34:41a fondo de los aposentos de su señora, comenzó a buscar cualquier cosa fuera de lugar.
34:47Buscó en armarios, cajones, bajo la cama, detrás de los tapices. No encontró nada.
34:56Úrsula era demasiado meticulosa. Sin embargo, recordó algo. Unos días antes de la muerte
35:02de Julio, Úrsula le había prohibido terminantemente entrar en la pequeña casa de aperos abandonada
35:07que había al fondo del jardín. Le había dicho que estaba llena de ratas y que no quería que
35:13nadie se acercara por allí. En su momento, a Ana no le pareció extraño. Pero ahora,
35:21esa prohibición adquiría un nuevo y siniestro significado. Esperó a que cayera la noche.
35:27Cuando la casa estuvo en silencio y supo que Úrsula estaba en el salón con el duque,
35:32se deslizó fuera, con el corazón martilleándole en el pecho.
35:37La casa de aperos se alzaba como un esqueleto oscuro contra el cielo nocturno. La puerta estaba
35:43cerrada con un candado nuevo y reluciente. Era una confirmación. Nadie pondría un candado
35:50nuevo en una caseta abandonada. Volvió corriendo a la casa y le contó a Rafael lo que había descubierto.
35:57Juntos, fueron a buscar a Leonardo. Un candado nuevo, musitó Leonardo. Es allí. Tiene que ser
36:07allí. Es el lugar perfecto. Aislado, nadie se acerca. Allí debe tener su pequeño laboratorio.
36:15Tenemos que entrar, dijo Rafael con determinación. Forzaron el candado con una barra de hierro que
36:21encontraron en los establos. El interior de la caseta olía a humedad y a hierbas amargas. A la luz de un
36:29farol, lo que vieron confirmó sus peores temores. Sobre una mesa improvisada había un pequeño alambique
36:38de cobre, varios morteros y frascos con etiquetas escritas a mano. Y en una caja de madera, encontraron
36:46varias raíces de acónitos secas y otro frasco, este medio lleno, del mismo veneno que había matado a
36:52Julio. La tenemos, susurró Rafael, sintiendo una oleada de triunfo y repulsión. Recogieron todas
37:01las pruebas con cuidado y las llevaron a un lugar seguro. Ahora solo quedaba esperar a la mañana y al
37:09médico de Madrid. La noticia de la llegada del nuevo doctor, comunicada por el duque durante el
37:14desayuno, tuvo el efecto que Rafael esperaba. Úrsula palideció visiblemente, aunque se recuperó en un
37:22instante. Un segundo médico, querido suegro, preguntó con una sonrisa forzada. ¿Acaso la palabra de nuestro
37:31buen doctor Guzmán ya no es suficiente? Me parece una falta de respeto hacia él y una forma innecesaria
37:37de prolongar nuestro dolor. Es mi decisión, Úrsula, zanjó el duque, su tono más frío de lo habitual.
37:47Quiero estar seguro. Completamente seguro. Úrsula comprendió que estaba perdiendo el control. La
37:54investigación del médico de Madrid podría incluir una autopsia, y eso revelaría el veneno.
38:01Entró en pánico. Tenía que deshacerse de todas las pruebas. Tenía que ir a la casa de aperos y
38:06limpiarlo todo. Ese era el error que Rafael, Ana y Leonardo estaban esperando. Se posicionaron en
38:14lugares estratégicos, ocultos entre los árboles del jardín, desde donde podían vigilar la caseta.
38:22Pasaron las horas. La tensión era casi insoportable. Finalmente, al atardecer, vieron la
38:28figura de Úrsula salir sigilosamente de la casa y dirigirse hacia la caseta de aperos.
38:32Llevaba una bolsa grande. Cuando llegó a la puerta y vio el candado forzado, se quedó
38:40paralizada. El pánico se apoderó de su rostro. Entró corriendo y descubrió la mesa vacía.
38:48Todo había desaparecido. Era una trampa. En ese preciso instante, la puerta de la caseta
38:55se abrió de golpe. En el umbral, recortada contra la luz del ocaso, estaba la figura
39:03imponente del duque. A su lado, Rafael. Y un paso por detrás, temblando pero erguida,
39:11estaba Ana. ¿Buscabas algo, Úrsula? Preguntó el duque, su voz resonando como el trueno.
39:17Úrsula se quedó sin palabras, su rostro una máscara de horror al verse descubierta.
39:26Su mirada saltó del duque a Rafael, y finalmente se posó en Ana, llenándose de un odio puro
39:32y asesino.
39:33Tú, Siseo, señalando a Ana, maldita traidora, ¿tú me has hecho esto? No, Úrsula, intervino
39:42Rafael, dando un paso al frente.
39:46Tú te has hecho esto a ti misma. Se acabó. Sabemos que envenenaste a Julio. Mentiras.
39:53Gritó ella, intentando recuperar la compostura.
39:56Es una conspiración. Esta criada resentida y este sobrino ambicioso quieren mi fortuna.
40:04Y esto también es una mentira. Preguntó el duque, y de detrás de él apareció Leonardo,
40:11sosteniendo la caja con el alambique, las hierbas y el frasco de veneno.
40:16Todo esto fue encontrado aquí, en el lugar que tú y solo tú frecuentabas. La evidencia
40:22era abrumadora. Úrsula miró a su alrededor, buscando una vía de escape como un animal
40:29acorralado.
40:31No la había, su mundo se desmoronaba.
40:35¿Fue ella? Gritó entonces, en un último y desesperado intento, señalando de nuevo
40:40a Ana.
40:43Fue esta doncella. Estaba enamorada de Julio, pero él la rechazó. Ella lo mató por despecho.
40:49Yo solo descubrí sus cosas y por eso me ha tendido esta trampa.
40:52El duque miró a Ana, cuya valentía flaqueó por un instante ante la monstruosa acusación.
41:00Pero entonces, sintió la mano de Rafael en su hombro, un gesto de apoyo que le dio fuerzas.
41:08No, señor duque, dijo Ana, su voz clara y firme, resonando en el silencio de la caseta.
41:14Yo quería a don Julio, sí, pero como a un señor bueno y justo. La única que quería
41:22su fortuna y su título era ella.
41:26Yo la vi, la vi echar el veneno en su copa. Me dijo que era una medicina para ayudarle
41:30a dormir.
41:33Me engañó y luego me amenazó. Amenazó a mi familia para comprar mi silencio. Pero el peso
41:38de la verdad es más grande que cualquier miedo.
41:43Su esposa, doña Úrsula, es la asesina de su hijo. Cada palabra de Ana fue un clavo en
41:49el ataúd de Úrsula.
41:52Su historia, contada con una sinceridad desgarradora, no dejaba lugar a dudas. La fachada de Úrsula
41:58se rompió en mil pedazos. Su rostro se contorsionó en una mueca de rabia pura. En un arrebato de
42:06locura, agarró un pesado mortero de la mesa vacía y se abalanzó sobre Ana.
42:12¿Te mataré? Chilló. Pero Rafael fue más rápido. Se interpuso en su camino, agarrándola
42:19por la muñeca y desarmándola con facilidad.
42:22Úrsula se debatió, luchó con la furia de una fiera, pero estaba perdida. El duque,
42:30con el rostro descompuesto por el dolor y la ira, dio la orden a dos guardias que habían
42:35esperado fuera.
42:38Llévesela, encierren a esta, a esta asesina, y que no vuelva a ver la luz del día.
42:45Mientras los guardias se la llevaban, forcejeando y gritando maldiciones, Úrsula clavó sus ojos
42:51enana por última vez. Pero en la mirada de la doncella ya no había miedo. Solo había
42:58una inmensa y liberadora paz. La verdad, por fin, había salido a la luz. En los días que
43:06siguieron, el valle salvaje comenzó a sanar lentamente de su herida. La confesión completa
43:13de Úrsula, obtenida por la guardia civil, confirmó cada detalle. Su móvil había sido
43:20la ambición. Casada con un hombre al que despreciaba, planeó su muerte para heredar su parte de la
43:26fortuna y vivir la vida de lujos y poder que siempre había anhelado. La casa grande, liberada
43:32de su presencia tóxica, pareció respirar de nuevo. El duque, aunque destrozado por la
43:38traición, encontró consuelo en la justicia y en el coraje de aquellos que habían luchado
43:43por ella. Una tarde, mandó llamar a Ana a su despacho. Ana, dijo el duque, su voz teñida
43:52de una profunda gratitud. No tengo palabras para agradecerte tu valentía. Arriesgaste
43:58tu vida para honrar la memoria de mi hijo. Esta familia está en deuda contigo. Yo solo
44:05hice lo correcto, señor, respondió Ana con humildad. Has hecho mucho más que eso, insistió
44:13el duque. Y no puedo permitir que sigas siendo una sirvienta en esta casa. Eres una heroína.
44:20Quiero ofrecerte tu libertad y una suma de dinero considerable para que tú y tu familia
44:24podáis empezar una nueva vida, lejos de aquí, donde nadie conozca esta terrible historia.
44:29Ana lo miró, conmovida. Era más de lo que jamás había soñado. Gracias, señor. Gracias
44:38de todo corazón. La historia de Ana y su valentía se convirtió
44:43en una leyenda silenciosa en la casa. Su partida fue agridulce. Se despidió de sus compañeras
44:50y, por último, de Rafael. Me salvaste la vida, Ana. Y me devolviste
44:58la fe en la justicia, le dijo él, tomando su mano con afecto.
45:03Y usted me dio el coraje para encontrar mi voz, respondió ella, sonriendo por primera
45:09vez en mucho tiempo, una sonrisa genuina y luminosa. Con la sombra de Julio vengada
45:15y Úrsula fuera de sus vidas, Adriana y Rafael pudieron finalmente enfrentarse a sus sentimientos.
45:21Su amor, nacido en la clandestinidad y la culpa, ahora podía florecer a la luz del día.
45:31Se permitieron llorar a Julio juntos, como el amigo y el marido que fue, y en ese dolor
45:37compartido, encontraron la base para construir un futuro.
45:40Una tarde, paseando por la colina donde Julio estaba enterrado, Rafael tomó la mano de Adriana.
45:50Él hubiera querido que fuéramos felices, Adriana, dijo suavemente, ella asintió,
45:56una lágrima rodando por su mejilla.
46:00Lo sé, y creo que, por primera vez, podemos empezar a serlo. La paz también llegó a los
46:07otros rincones del valle. Bárbara y Leonardo, habiendo enfrentado juntos la crisis, decidieron
46:14dejar atrás el pasado y darse una oportunidad real. Su amor, templado por el sufrimiento,
46:22era ahora más fuerte y verdadero. Incluso la disputa entre Martín y Francisco encontró
46:27una solución. La dramática revelación del asesinato y el coraje de Ana pusieron sus propios
46:34problemas en perspectiva. Francisco, arrepentido de su comportamiento, se disculpó sinceramente
46:42con su hermano. Y Martín, con el corazón más blando, lo perdonó. Pepa, al ver la nobleza
46:51de ambos, tomó su propia decisión, eligiendo el camino que su corazón le dictaba, trayendo
46:57la paz definitiva a los dos hermanos. El sol volvía a brillar con fuerza sobre el valle
47:03salvaje. Las cicatrices de la tragedia permanecerían, pero ya no dolían con la misma intensidad.
47:10El luto se había transformado en recuerdo, y el silencio en una promesa de nuevos comienzos.
47:17En la casa grande reinaba una nueva calma, una paz ganada a pulso. La justicia había prevalecido,
47:24los inocentes estaban a salvo y el amor, en sus múltiples formas, había encontrado el camino
47:30para florecer de entre las cenizas. El valle, que había sido testigo de la más salvaje de las
47:37traiciones, se preparaba ahora para vivir su capítulo más esperanzador. El final, después de tanta
47:44oscuridad, era feliz. Y era, sobre todo,
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