Desde hace una semana, la esquina de San José y Humberto Primo dejó de ser una coordenada anodina en el barrio de Constitución. Se transformó en un punto de encuentro colectivo. Hasta allí llegan hombres y mujeres, jubilados, estudiantes, artistas, familias enteras que viajan desde el conurbano y el interior del país. Llevan banderas, flores, carteles. La previa de la movilización a Plaza de Mayo mostró un caudal creciente de adhesiones, que esta vez incluyó a varios colectivos de migrantes que se acercaron a respaldar a la expresidenta. Pero este martes, la nueva normalidad de San José 1111 se quebró pasadas las dos de la tarde: el Tribunal Oral Federal N°2 confirmó la prisión domiciliaria de Cristina Fernández de Kirchner. Esta vez, la exmandataria no pudo bailar en el balcón. Afuera, la calle contenía una mezcla de desazón y esperanza por la marcha de este miércoles. Durante la jornada, un grupo de artistas convocados bajo la consigna "La Cultura con Cristina" pasó por el lugar. También llegaron representantes de Podemos (España) y del Partido de los Trabajadores de Brasil. Todos con una misma consigna: Cristina libre.