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  • 8/6/2025
Al PAN se lo comió la maldición que predijo Carlos Castillo Peraza, el último de sus ideólogos: por ganar el Gobierno, vamos a perder al Partido

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00:00Pasada la masacre electoral del 1 de julio, en el que Morena aplastó con el 53% de las
00:19preferencias electorales, los otros partidos destapan el reparto de culpas y anuncian desde
00:25la desesperación sus refundaciones. El pasado fin de semana le tocó al pan hacer el recuento de sus
00:31años, en una catarsis de 9 horas en las que desfilaron decenas de oradores apuntando culpables
00:37y proponiendo mágicas fórmulas para el relanzamiento. Pero mientras ninguno de los
00:42jerarcas panistas reconozca que la gran derrota 2018 está más allá del horizonte de una alianza
00:49mal operada por su líder Ricardo Anaya, el debate será estéril. Al pan se lo comió aquel primer
00:55acuerdo de 1976 en el que sus patrocinadores empresariales pactaron con el PRI para retirar
01:02a su candidato Pablo Emilio Madero y dejar solo en la boleta a José López Portillo. Al pan se lo
01:08comieron las concertaciones en el sexenio de Carlos Salinas cuando, tras los jaloneos de la elección
01:14de 1988, se gestaron muchos gobernadores panistas, incluido Vicente Fox. Al pan se lo comieron Vicente
01:22y Marta Fox, quienes traicionaron el sexenio del cambio al convertir la acogedora cabaña
01:27presidencial de Los Pinos en el epicentro de sus incestuosas relaciones con el nunca desmantelado
01:33PRI. Fueron comparsa y fachada. Al pan se lo comió el pacto fundacional del PRIAN que, de la mano de
01:40Elba Esther Gordillo y de Carlos Romero de Champs, llevaron en el 2006 a Felipe Calderón a la
01:45presidencia. La prioridad era frenar al perredista Andrés Manuel López Obrador. Al pan se lo comió
01:51el pacto que los panistas Fox y Calderón hicieron con Joaquín el Chapo Guzmán para hacer de su cártel
01:57el monopolio de la droga, un acuerdo que bañó de violencia, corrupción y sangre, y no precisamente
02:03azul, a la nación entera. Al pan se lo comieron los evidentes negocios que se destaparon en los
02:10sexenios azules, desde el cierre del Fobaproa, las aduanas, la compra de gas natural y la tecnología
02:16de seguridad. Entre muchos, fueron alimentados por los apellidos Agún, Briviesca, Muriño, Gil Díaz,
02:23Herrera y García Luna. Al pan se lo comió el cumplimiento del acuerdo del pacto 2006 que
02:30devolvió Los Pinos al PRI, que instaló a Enrique Peña Nieto en la presidencia, con quien cogobernaron
02:35bajo los apellidos Cordero y Gil Suar, al pan se lo comió su papel de comparsa principal en los
02:41acuerdos para las llamadas reformas estructurales, necesarias sin duda, pero que terminaron en destinos
02:46muy alejados de lo que buscaban. Al pan se lo comió el pragmatismo de Ricardo Anaya, quien después de
02:53las victorias en las elecciones estatales de 2016, se lanzó en una cruzada solitaria para acabar en un
02:59matrimonio electoral, con quienes históricamente eran sus adversarios ideológicos. Al pan se lo
03:05comió la maldición que predijo Carlos Castillo Peraza, el último de sus ideólogos, por ganar el
03:10gobierno vamos a perder al partido. Y ese color azul, que por décadas significó la esperanza de un
03:17equilibrio político, acabó sepultado por los colores rojo y verde, no precisamente del PRI. El rojo, por el
03:24baño de sangre en el que hundieron a México, y el verde, por el color de los dólares que, al igual que
03:30al PRI, los convirtieron en cómplices de la más impune corrupción. Culpar sumariamente a Anaya es lo
03:37sencillo, pero si acaso el joven Maravilla es solo la última mordida de un pan hecho migajas.

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