"Salvando al soldado Pérez"

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México.- Los capos del narcotráfico no sólo tienen madre sino que son capaces de meterse en medio de la guerra de Irak para complacerla, peripecia que recoge la comedia "Salvando al soldado Pérez", uno de los filmes más caros del cine mexicano.Julián Pérez cumple todos los cánones exigidos a un barón de la droga -zoo privado, joyas estrambóticas, poder sin límites-, pero, repudiado por su madre, decide redimirse a sus ojos rescatando a su hermano, un soldado de Estados Unidos capturado por los insurgentes iraquíes."Tráeme de vuelta a mi Juan... ¡vivo!", le exige la mujer que le dio la vida desde el lecho de un hospital público de Los Ángeles. El capo recluta un comando de peculiares sicarios para hacer las paces con la vida a tiro limpio por el desierto."Más allá de los balazos, es un mensaje de familia", refirió hoy en la presentación de la cinta Juan Carlos Flores, quien protagoniza al soldado Pérez, rodeado por parte del elenco y los productores.Con obvia referencia al éxito de Steven Spielberg "Salvando al soldado Ryan" y a la estética del narcotráfico mexicano de moda por filmes como "El infierno", la comedia es una de las películas más caras que se hayan hecho en México.Sus 56 millones de pesos (4.6 millones de dólares) sirvieron para rodar en varios escenarios de México, Turquía y Los Ángeles, y para recrear combates entre la guerrilla iraquí y el ejército de Estados Unidos.Apadrinan el proyecto los hermanos Billy y Fernando Rovzar, de Lemon Films, conocidos por un cine de buena factura que traduce a la mexicana el enfoque de Hollywood en superproducciones de terror, robos a gran escala y comedias familiares.Tanto el director de la cinta, Beto Gómez ("Hasta el último trago... ¡corazón!" como el protagonista Miguel Rodarte son nacidos en Sinaloa, cuna del narcotráfico mexicano, de donde han surgido los capos que se han hecho leyenda."Si ves una foto mía del 'kinder' (guardería) seguro aparezco con cuatro de los más buscados", bromeó el director.En el reparto hay veteranos como Jesús Ochoa y Joaquín Cosío -el "Cochiloco" de "El infierno"-, rostros jóvenes como Rodrigo Oviedo -que roba protagonismo con su sicario "El Pumita"- y el galán de novela Jaime Camil, mano derecha del capo, cuya actuación es quizás la más deslucida.Rodarte, que da vida al capo, refirió que no basó su personaje en nadie en particular, pero investigó a fondo sobre los más famosos. También quiso dar a su personaje una aureola a lo gángster tipo Tony Montana (Al Pacino en "Scarface".El ficticio capo Julián Pérez tiene hasta un corrido compuesto por Los Tucanes de Tijuana, prohibidos en su propia ciudad y que han escrito himnos a la mafia mexicana como "El papá de los pollitos"."Nació más pobre que el pobre / pero el valor le sobraba / desde muy chico el muchacho / su valentía demostraba", comienza ensalzando, como manda el género.La veterana Chavela Vargas, a quien el director filmó en un documental, contribuye también con un tema.La cinta llega en un momento en el que México está inmerso en una cruenta guerra entre los carteles y de estos con el Gobierno, que suma ya más de 35 mil muertos.Se estrena unos meses después de "El infierno", una sátira sobre el campo de batalla en el que se ha convertido al país.Para el director, no obstante, más que una película sobre el narcotráfico o la guerra es un largometraje sobre "el México colorido y folclórico". Y así es en parte, porque buena parte de las gracias de la película están en el choque cultural con el exterior y los tópicos.El uso de salsa picante como método de tortura, o el recargado aspecto de los pistoleros del narcotráfico en los años 90, consiguen la carcajada con la parodia de la mexicanidad como excusa.La comedia surgió también en recuerdo a tantos inmigrantes mexicanos que buscan el sueño americano enrolándose en las filas del Ejército de Estados Unidos. para ir a luchar y a morir en países lejanos, sostuvo finalmente el director.