La proyección se refiere a personas que son culpables de algo, pero en vez de reconocer lo que hacen, acusan a otros. Proyectan sus pecados sobre los demás para hacer que se sientan menos culpables. Jesús condenó este comportamiento en Mateo 7:1-5. Pues, el estado profundo estadounidense ha proyectado mucho en los últimos años.

La clase política de los Estados Unidos, los medios corporativos y burócratas de carrera promovieron el engaño de la injerencia rusa, la refutada teoría de conspiración que afirmó que el Presidente Trump conspiró con los rusos para robarle las elecciones a Hillary Clinton. En realidad, fue la propia Clinton quien era culpable de colusión con Rusia. En 2010, vendió 20 por ciento del suministro de uranio estadounidense a Rusia a cambio de donaciones a la Fundación Clinton. Este escándalo es conocido como “Uranium One”. El engaño de la injerencia rusa distrajo de la colusión criminal de Clinton con Rusia.

En 2019, sometieron a Trump a un proceso de destitución porque le pidió al presidente nuevo de Ucrania que investigara la corrupción de la familia Biden en Ucrania. Joe Biden se aprovechó de su posición como vicepresidente para enriquecerse. Se jactó públicamente de presionar a Ucrania para despedir a un fiscal. Amenazó con retener ayuda estadounidense a Ucrania, a menos que el fiscal fuera despedido. Después de mencionar reabrir la indagación, Trump fue sometido a un proceso de destitución. En otras palabras, trataron de deshacerse de Trump para encubrir los delitos de Biden.

Actualmente, Trump se niega a conceder la elección de 2020 porque había mucho fraude electoral. El estado profundo ataca a Trump por eso, pero dado que nunca aceptó los resultados de 2016, ¿Por qué Trump debería aceptar los de 2020? Estos corruptos pasaron el primer mandato de Trump tratando de encubrir sus delitos. Durante el segundo mandato de Trump, van a ser procesados por los encubrimientos y los delitos.