Pensé que era más lista que unos ladrones, pero me atraparon

  • hace 5 años
Hola, amigos. Me llamo Carla, y tengo 14 años. Quiero contarles una historia de detectives que me ocurrió y… tengo mucha suerte de que las cosas hayan terminado de esa manera.
Nací en Estados Unidos, pero mi familia viene de México. Mi mamá es empleada doméstica y trabaja en varias casas en nuestra calle. Yo tengo un trabajo a tiempo parcial: paseo a los perros de los vecinos, ¡y me encanta! Las cosas siempre han sido muy tranquilas por aquí. Hasta que llegó ese día…

Era una típica mañana de verano, un martes. Estaba paseando a Kelly, una golden retriever, ¡es mi favorita! Aunque es muy fuerte, generalmente tengo que sostener la correa con las dos manos para que no se escape. Tenía puesto un vestido informal sin bolsillos, así que dejé mi teléfono en la casa de la dueña de Kelly. Mi idea era recogerlo más tarde, pero resultó ser una mala decisión…
Kelly y yo caminábamos por la calle y estábamos por pasar la casa del señor y la señora Ward. Mi mamá también trabaja para ellos y los conozco muy bien. Sabía que estaban de vacaciones por la semana. ¡Pero no parecía que se hubieran ido!
Noté la puerta mal cerrada. En cambio, las cortinas sí estaban cerradas, aunque yo recordaba que las habían dejado abiertas antes de irse. ¡Y el garaje estaba abierto! Me acerqué para ver si sus autos estaban adentro, ¡y no lo estaban! Y luego… ¡bum! Sonó como si una silla se hubiera caído. Ya no me quedaban dudas: alguien había entrado a su casa.
Busqué el teléfono de inmediato, pero recordé que lo había dejado en la mesa que estaba cerca del tazón de Kelly. ¡Grave error!

¿Qué debía hacer? No podía llamar a la policía, tampoco dejar que los ladrones se llevaran todo. Oh, y Kelly estaba a punto de ladrar en cualquier momento. No tenía teléfono, pero seguro había uno adentro. ¡Se me ocurrió una idea de locos!
Comencé a tatarear una canción y caminé hacia el patio, llevando a Kelly del collar. Y grité: “¡Sra. Ward! ¡Sr. Ward! ¿Ya regresaron? ¡Soy yo!”. Intenté sonar casual y relajada, pero por dentro estaba muerta de miedo. Abrí la puerta y me obligué a caminar hasta la entrada. No había nadie, pero había un horrible desorden. Los cajones estaban abiertos, todas las cosas que tenían estaban dispersas por el suelo. Seguramente los ladrones se encontraban escaleras arriba. Tenía que hacer algo, y rápido. Mi mejor opción era la cocina, había un teléfono ahí. Até a Kelly a las escaleras y caminé en puntas de pie sobre pilas de ropa y libros. Seguí actuando como si buscara al señor y la señora Ward, para que los ladrones no me tomaran como una gran amenaza. Por cierto, no había un solo ruido. Estaba tan silencioso que podía oír cómo me latía el corazón.

Llegué hasta la cocina y… “¡Sí!”, había un teléfono en la mesa. Lo tomé y presioné un botón. ¿Puedes creerlo? ¡Habían cortado la línea! ¡Tanta discreción para nada! ¡Claramente no era mi día de suerte!

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