Esta pequeña cala ubicada a seis kilómetros de Santanyí, en Mallorca, es una de las más populares entre las playas de las Islas Baleares. ¿Las razones? Una arena fina y blanca, sus aguas turquesas y cristalinas y los laúd que llegan como si levitaran sobre el mar. Su acceso es algo complicado y se realiza siguiendo un sendero. A pesar de ello, es tal su belleza que, en verano suele estar muy concurrida por lo que si no madrugas será difícil que encuentres un hueco libre.