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  • 31/3/2019
La Policía turca no ha dudado en recurrir a cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar a los cientos de manifestantes que han tomado las calles después de que un tribunal cerrara un caso contra cinco personas acusadas de asesinar a 37 escritores y liberales en 1993 en un hotel incendiado por islamistas. Los presuntos asesinos nunca fueron encontrados y la oposición acusó al primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, y a su partido de no haber impulsado una investigación seria.

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