Dice Tía Porota “Las personas se aferran a toda clase de creencias a pesar de las evidencias y razones que apuntan en sentido contrario. La información que amenaza el yo -aquella que no respalda la historia que uno se cuenta acerca de sí mismo- supone una amenaza para la autoestima. Cuando se nos hiere la autoestima se pueden encontrar historias como esta y detectar una mentira vital que la sostiene: El diálogo corresponde al diálogo entre una paciente y su psicólogo: "Me siento muy cerca de los miembros de mi familia, que siempre se han mostrado muy afectuosos conmigo. Cuando desobedecía a mi madre, ella me tiraba lo que tenía más a mano. En cierta ocasión, lo único que encontró fue un cuchillo, y tuvieron que darme diez puntos de sutura en una pierna. Pocos años después, mi padre trató de estrangularme cuando descubrió que tenía un novio que a él no le gustaba. Realmente se preocupaban mucho por mí...." La patente negación que evidencia representa uno de los rasgos característicos de las mentiras vitales. Si la fuerza de los hechos es tan brutal que debe ser ignorada, siempre queda el recurso de tratar de modificar su significado. O caso directamente justificarlo: ¿Acaso vos no tenes un muerto en el placard..? Desistimos cuando vemos a este “ciudadano de preguntarle por aquella corrupción que asume formas legales; intentos de blanqueo por decreto; endeudamiento y fuga aquellas decisiones y políticas que generan rentas privadas espurias, que perjudican el interés público.