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  • hace 10 años
El Gobierno nepalí teme que el número de víctimas del terremoto de hace ocho días sea mucho más elevado.

El balance oficial habla de más de 7.000 muertos y 14.000 heridos pero sigue habiendo miles de desaparecidos y existen localidades totalmente destruidas a las que no han accedido los servicios de emergencia.

“Nadie ha venido aquí, nadie nos ha ayudado. Lo tenemos que hacer todo nosotros y estamos comiendo lo poco que nos queda”, decía una damnificada.

El acceso a las zonas próximas al epicentro del terremoto sigue siendo muy complicado.

“A menos que venga alguien con algo de ayuda, moriremos de hambre. Es todo lo que podemos decir”, añadía otro.

El primer ministro nepalí, Sushil Koirala, urge a la comunidad internacional que envíe tiendas de campaña, comida deshidratada, equipos de purificación de agua y medicinas.

Koirala advierte de que la crisis que padece el país podría empeorar considerablemente si los damnificados no reciben la ayuda antes de la llegada del monzó

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