Murió uno de los últimos rinocerontes blancos del norte que quedan con vida en todo el mundo. Se trata de Angalifu, un ceratoterio de 44 años que vivía en el zoológico de San Diego junto con Nola, otra de la misma especie.
Con la muerte de Angalifu solo quedan 5 ejemplares de esta especie que está prácticamente condenada a la extinción. La razón principal de la desaparición de estos animales es la caza furtiva para la obtención de sus cuernos. En Asia es donde reside la mayor demanda de cuernos de rinoceronte ya que se les atribuye propiedades curativas.

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