Quédate en el cielo, amor, no bajes. Aquí abajo,los grises son tan grises que, de algún modo gris, van a ultrajarte. Y sos tan linda allá, tan nomeolvides, -simple ademán de madre por el aire- que si caes, amor, con la ternura con que caen las hojas de los árboles; si llegas a caer, acaso nunca vuelvas a ser tan cielo ni tan madre.
Déjanos a nosotros, los humildes, los que nunca te usamos ni abusamos de tu inmenso silencio planetario, que cuidemos la altura donde habitas, celestemente hermosa, como el aire. Déjanos a nosotros.
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