Estados Unidos añade una nueva víctima a su larga lista de prisioneros ejecutados. Texas ha aplicado la inyección letal al mexicano Edgar Tamayo desoyendo las peticiones del Gobierno federal y la presión de las autoridades del país vecino. Tamayo estaba acusado de matar a un policía en 1994, cuando tenía 24 años.
El tío del policía fallecido explica que están ahí para recordar quien es la verdadera víctima y para decirle a John Kerry que no tiene derecho a quitarle autoridad el Tribunal Supremo y entregarle la responsabilidad a la comunidad internacional.
La ejecución estaba acompañada de una enorme polémica, ya que según la defensa nadie le dijo a Tamayo que podía buscar ayuda en el consulado mexicano tras su detención. Las esperanzas de su familia de que se produjera un indulto de última hora han resultado estériles.
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