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  • hace 12 años
La radicalización de las protestas en los últimos días inquieta a varios colectivos de la sociedad ucraniana. Prueba de ello es que algunos sacerdotes ortodoxos han acudido al lugar de las protestas para calmar la tensa situación.

Algunas partes de Kiev parecen un campo de batalla y el presidente Víctor Yanukovich ha pedido a los manifestantes contención y diálogo.

“Hago un llamamiento al diálogo, al compromiso para que nuestro amado país recupere la tranquilidad. Creo en el pueblo ucraniano. Confío en la sabiduría de nuestra gente. Y estoy preparado para servir al pueblo y al país con buena fe hasta mi último aliento, siempre y cuando el pueblo confíe en mi”, declaraba el Yanukóvich.

El discurso aparentemente conciliador del presidente ucraniano llega justo en el momento en el que entran en vigor nuevas leyes que endurecen las sanciones contra los manifestantes.

“No queremos ninguna guerra o niguna acción radical pero nuestro gobierno nos fuerza a ello porque está en contra del pueblo ucraniano. Todos mis amigos y familiares apoyan las protestas y nadie quiere que haya víctimas”, decía un manifestante.

El Gobierno ruso asegura que la situación en Ucrania está descontroloda. Desde el domingo unas 200 personas han resultado heridas y al menos otras 32 han sido detenidas.

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