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  • 18/12/2013
Son un fenómeno mundial y su uso se extiende ajeno a cualquier tipo de regulación. Los cigarrillos electrónicos se han convertido en el único y gran obstáculo que está retrasando la firma de la directiva antitabaco en la Unión Europea.

El lobby del sector ejercen una enorme presión para que evitar que se regule su venta. Una vez descartada su asimilación con los medicamentos, quedan otras cuestiones abiertas. La primera, cuál debe ser la tasa máxima de nicotina en las recargas. La segunda, qué ocurre con los aromas, infinitos en estos cigarrillos electrónicos, a pesar de que la directiva los prohibe en el tabaco tradicional.

Sin olvidar la cuestión de la competencia. En países como Francia, donde las tiendas de cigarrillos electrónicos surgen como champiñones, los estanqueros se sienten desprotegidos y acuciados por los impuestos.

La regulación podría quedar a la libre diposición de los gobierno europeos, pero si tres de ellos prohiben las recargas, Bruselas podría extender la prohibición a toda la Unión Europea.

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