Cámara al Hombro - El difícil periodismo de resistencia en Colombia
- hace 7 años
El difícil periodismo de resistencia en Colombia: Sin lugar a dudas, ejercer la profesión de periodista es una de las más peligrosas del mundo en este siglo.
La falta de libertad de expresión, los conflictos bélicos y las crisis humanitarias, entre otros factores, dificultan la labor de estos profesionales que, sin embargo, son de vital importancia para mantener informada a la audiencia.
El ejercicio del periodismo popular, del periodismo llamado de resistencia, tiene particularidades, sobre todo, en un país como Colombia, donde las dificultades de estar ejerciendo el periodismo en un país en conflicto, se acrecientan. Y es doblemente difícil y complejo en las regiones.
Muy pocos medios ejercen un fuerte control informativo en Colombia. Los medios más influyentes pertenecen o se vinculan con los más poderosos grupos económicos, lo cual incide en líneas editoriales, contenidos y ópticas.
Son verdaderas estrategias de manipulación y control, cada vez más sofisticadas y mejor disfrazadas de objetividad e imparcialidad, que generan opinión pública, adversa o favorable, según los intereses económicos y políticos solapados.
En las actuales circunstancias de Colombia, inmersa en un proceso de paz, la alineación y manipulación de estos medios ha acentuado la división social, y le ha hecho el juego a las estrategias de desinformación y siembra de engaños.
En un país en guerra, con presencia de tantos actores armados, las estadísticas de periodistas asesinados son escalofriantes.
Las cifras de asesinatos es cierto que han disminuido, pero han crecido otras situaciones, como autocensura, obstrucción del oficio, exilio y secuestro.
La falta de libertad de expresión, los conflictos bélicos y las crisis humanitarias, entre otros factores, dificultan la labor de estos profesionales que, sin embargo, son de vital importancia para mantener informada a la audiencia.
El ejercicio del periodismo popular, del periodismo llamado de resistencia, tiene particularidades, sobre todo, en un país como Colombia, donde las dificultades de estar ejerciendo el periodismo en un país en conflicto, se acrecientan. Y es doblemente difícil y complejo en las regiones.
Muy pocos medios ejercen un fuerte control informativo en Colombia. Los medios más influyentes pertenecen o se vinculan con los más poderosos grupos económicos, lo cual incide en líneas editoriales, contenidos y ópticas.
Son verdaderas estrategias de manipulación y control, cada vez más sofisticadas y mejor disfrazadas de objetividad e imparcialidad, que generan opinión pública, adversa o favorable, según los intereses económicos y políticos solapados.
En las actuales circunstancias de Colombia, inmersa en un proceso de paz, la alineación y manipulación de estos medios ha acentuado la división social, y le ha hecho el juego a las estrategias de desinformación y siembra de engaños.
En un país en guerra, con presencia de tantos actores armados, las estadísticas de periodistas asesinados son escalofriantes.
Las cifras de asesinatos es cierto que han disminuido, pero han crecido otras situaciones, como autocensura, obstrucción del oficio, exilio y secuestro.