Rajoy va de favorito. No quiere meterse en el fango, anuncia que hará oídos sordos a los que dicen que su partido es la derecha más extremista de Europa y, si le preguntan por Bildu, poco menos que responde que no come dulces.
Los socialistas, entre tanto, le piden que se moje y desautorice a otros dirigentes de su partido, que sí saben perfectamente lo que es Bildu y culpan al Constitucional y al Gobierno de que los abertzales se puedan presentar a las elecciones.
Llegada esta tercera jornada de campaña el debate es sobre el cuajo.
Si Rajoy ayer se quejo del "cuajo" de Zapatero por responsabilizar del paro a los anteriores gobiernos del PP, hoy siguió con lo del cuajo pero, al revés, para asegurar que los socialistas no lo tienen para reconocer ante la gente que "lo han hecho mal".
Zapatero ha contestado diciendo que ya le hubiera gustado a él ver "el cuajo" del líder del PP para ayudar a salir de la crisis. "Para gobernar, como decía Rajoy, es verdad que hay que tener cuajo", ha dicho el presidente del Gobierno.