Nuestro Salvador se entregó al servicio desinteresado. Él enseñó que cada uno de nosotros debe seguirle al desechar los intereses egoístas a fin de servir a los demás. “Si alguno quiere venir en pos de mí [dijo Él], niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
Sé la primera persona en añadir un comentario