#ValleSalvajeLuisaAlejo #Adriana #desafían
Luisa, Alejo y Adriana desafían el poder de Victoria
En este nuevo capítulo de Valle Salvaje, el destino de Luisa deja de pender de un hilo para convertirse en un desafío abierto contra los amos del valle. Postrada por la fiebre en la enfermería de la cárcel, al borde de la derrota, recibe la visita de Alejo, que llega con algo más que consuelo: un plan desesperado para sacarla de allí antes de que la enfermedad —o las maniobras de Victoria y Dámaso— terminen con su vida.
Mientras Adriana teje ...
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#ValleSalvajeLuisaAlejo, #Adriana, #desafían, #poder, #Victoria
Luisa, Alejo y Adriana desafían el poder de Victoria
En este nuevo capítulo de Valle Salvaje, el destino de Luisa deja de pender de un hilo para convertirse en un desafío abierto contra los amos del valle. Postrada por la fiebre en la enfermería de la cárcel, al borde de la derrota, recibe la visita de Alejo, que llega con algo más que consuelo: un plan desesperado para sacarla de allí antes de que la enfermedad —o las maniobras de Victoria y Dámaso— terminen con su vida.
Mientras Adriana teje ...
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00:00Luisa, Alejo y Adriana desafían el poder de victoria. En este nuevo capítulo de Valle Salvaje,
00:11el destino de Luisa deja depender de un hilo para convertirse en un desafío abierto contra los amos
00:17del valle. Postrada por la fiebre en la enfermería de la cárcel, al borde de la derrota, recibe la
00:25visita de Alejo, que llega con algo más que consuelo. Un plan desesperado para sacarla de allí antes de
00:31que la enfermedad, o las maniobras de Victoria y Damaso, terminen con su vida. Mientras Adriana
00:39teje alianzas y empuja a Matilde y Atanasio a rebelarse contra la duquesa, en el palacio las
00:45máscaras empiezan a resquebrajarse, Victoria compra jueces y médicos, Mercedes se cansa de ser el
00:51perro de caza de los poderosos, e Irene aprende, a golpe de renuncia, que amar también es dejar
00:57marchar a Leonardo hacia los brazos de Bárbara. La arriesgada, fuga legal, de Luisa, el traslado
01:05falso al hospital, los documentos robados que incriminan a Victoria y la primera noche de libertad
01:11clandestina de Luisa, arropada por Alejo, Adriana y Evaristo, marcan un antes y un después. El valle
01:18empieza a perder el miedo, y la mujer que quisieron enterrar entre barrotes se convierte en el rostro
01:24de una verdad que ya no piensa callar. ¿Podrá Victoria aplastar esta rebelión naciente? ¿O será
01:31Luisa quien regrese al valle con la cabeza alta para que todos la escuchen? La noticia de que Alejo
01:38iba a visitar a Luisa corrió por la cárcel como un susurro que se colaba entre barrotes y paredes
01:43húmedas. Ella, tumbada en la camilla del dispensario, apenas tuvo fuerzas para reaccionar.
01:53La fiebre le subía y bajaba como una marea caprichosa, dejándola pálida, con los labios
01:58agrietados y los ojos hundidos. Había noches en las que soñaba con el valle, con la risa de Evaristo,
02:06con las manos de Alejo sosteniéndola por la cintura. Y había otras, más largas y más oscuras,
02:15en las que sólo veía el rostro satisfecho de Damaso y la mirada helada de Victoria.
02:21Adriana llevaba horas sentada junto a ella, con Evaristo dormido sobre el regazo. Le acariciaba
02:27el pelo al niño como si a través de ese gesto pudiera proteger también a su madre.
02:31Tienes que aguantar un poco más, susurró Adriana, inclinándose sobre Luisa. Te lo juro,
02:39no voy a dejar que se salgan con la suya. Alejo está moviendo cielo y tierra. Luisa sonrió
02:47apenas, un gesto leve y roto. Siempre dices lo mismo. Murmuró con voz ronca. Y cada día es igual
02:56lo peor. Adriana la miró con un brillo testarudo en los ojos. Hoy no. Hoy es distinto. Hoy Alejo
03:05viene. Y no sólo para verte. Luisa quiso preguntar, pero un acceso de tos la obligó a llevarse la mano
03:12al pecho. Adriana la sostuvo por los hombros hasta que el espasmo cedió. En ese momento,
03:18la puerta del dispensario se abrió y apareció un guardia. Tienes visita, Salvatierra, anunció
03:27con sequedad. Y no es la señora que te trae al niño. Adriana sintió un vuelco en el estómago.
03:34Se levantó con cuidado, dejó a Evaristo sobre la camilla, al lado de su madre, y besó la frente
03:40de Luisa. Te espero fuera. Le dijo, casi en un susurro, no te rindas ahora. Cuando salió al pasillo
03:50y vio la silueta de Alejo, algo en su pecho se aflojó. Él parecía más cansado, más envejecido
03:58que la última vez, con sombra de barba y los ojos enrojecidos de no dormir. A pesar de todo,
04:05cuando la vio, le regaló una sonrisa quebrada. ¿Cómo está? Preguntó en cuanto estuvieron a solas,
04:12sin siquiera saludar. Adriana bajó la mirada. Peor. El médico de la cárcel dice que si sigue así,
04:20se mordió el labio, buscando fuerzas. Dice que su cuerpo no aguantará mucho tiempo más. Un silencio
04:28denso se instaló entre los dos. Entonces ya no podemos esperar, murmuró Alejo. O la sacamos de
04:36aquí, o la matan. Y no solo la enfermedad. Adriana frunció el ceño. ¿Has descubierto algo? Alejo
04:46asintió lentamente. Rafael me avisó. La noche en la que la detuvieron, un jornalero vio a uno de los
04:54hombres de damas o merodeando cerca de la casa. Creyó que era uno de los tuyos y no dijo nada.
05:01Pero ahora, dice que lo vio entrar al cobertizo donde luego apareció la prueba incriminatoria contra
05:06Luisa. Y no fue el único. Adriana apretó los puños. Y van a declarar, sí. Pero no basta con su
05:16palabra. Victoria se ha encargado de comprar silencios durante años. Necesito algo más. Algo
05:23que los obligue a escuchar. Adriana respiró hondo, como si estuviera a punto de lanzarse a un
05:30precipicio. Iré a ver a Matilde, anunció. Ella ya no le tiene miedo a Victoria. Si hay pruebas,
05:38documentos, algo que la duquesa ocultó, Matilde lo sabe. O sabe dónde buscar. Alejo le sostuvo la
05:47mirada, comprendiendo de inmediato el riesgo. Si Victoria te descubre, irá a por ti.
05:55Que venga, replicó Adriana, con una dureza nueva en el rostro. Ya ha destrozado demasiadas vidas.
06:03No pienso permitirle que se lleve también la de Luisa. En el palacio, la atmósfera olía a tensión y
06:09resentimiento. Victoria caminaba por los pasillos como una sombra de encaje negro, vigilando a todos,
06:17controlando todo. Desde una ventana alta, observó a lo lejos las tierras donde Damaso y Mercedes
06:25intentaban organizar a los jornaleros para competir con los Galvez. Los hombres se movían
06:31pesadamente, agotados, con los hombros caídos. Están exprimiéndolos, comentó, sin darse cuenta
06:38de que Matilde estaba a su espalda. Cuando la cuerda se tensa demasiado, se rompe. Matilde,
06:46que llevaba un manojo de papeles en la mano, se detuvo en seco. Durante un segundo, dudó si hablar.
06:55Podía seguir fingiendo, seguir bajando la cabeza, pero el rostro febril de Luisa se le aparecía cada vez
07:01que cerraba los ojos. ¿Y usted qué quiere que se rompa, señora? Preguntó con calma forzada. ¿La
07:08cuerda, o las personas? Victoria se giró lentamente, con esa sonrisa que nunca llegaba a los ojos.
07:17Matilde, querida. Siempre tan dramática. Yo no rompo nada. Solo dejo que cada cual se hunda con sus
07:25propias decisiones. Matilde apretó los labios. Como Luisa, se atrevió a decir. ¿También fue su
07:33decisión que acabara en la cárcel por un crimen que no cometió? El brillo gélido en los ojos de
07:40Victoria se hizo más intenso. Te estás excediendo. Susurró. No olvides quién paga tu salario. Ni quién
07:49amenaza la vida de quienes quiero. Replicó Matilde, con un valor que no sabía que tenía.
07:56He visto cosas, señora. He escuchado conversaciones que usted creía confidenciales.
08:03Y si Luisa muere ahí dentro, se lo juro por mi madre, no me callaré. Hubo un segundo en el que
08:09Matilde creyó que Victoria le cruzaría la cara. Pero la duquesa dio un paso atrás, midiendo sus
08:16palabras. Ten cuidado con lo que insinúas. Dijo en voz baja. La sangre no me asusta. Ya lo sabes. Si
08:25hay que llegar a la sangre, que así sea. Tu nombre podría ser el primero en la lista. Matilde tragó
08:32saliva, pero mantuvo la mirada. Entonces tendrá que darse prisa. Respondió. Porque no soy la única
08:42que ha empezado a perderle el miedo. Salió del salón con el corazón desbocado, apretando los
08:48papeles contra el pecho. Entre ellos, escondidos, iban varios registros de cuentas, anotaciones y
08:55cartas con la letra de Victoria, en las que se mencionaban pagos a intermediarios, guardias,
09:01incluso a un juez. No era una prueba perfecta, pero era un hilo. Y Adriana sabría cómo tirar de él.
09:09En otra ala del palacio, Irene terminaba de hablar con Francisco. Él, con el ceño fruncido,
09:17no se resignaba. No puedo creer que la duquesa culpe a Pepa de sus frustraciones. Protestó.
09:25La muchacha solo viene a hacer su trabajo. Tú lo sabes. Yo lo sé. Respondió Irene.
09:30Pero mi madre, no distingue. Si la ve demasiado cerca, si la sorprende en un mal momento,
09:39descargará su rabia con ella. Y tú no podrás hacer nada para frenarla. Francisco respiró hondo,
09:46luchando contra la impotencia. También me pediste que confiara en ti con lo de Leonardo. Añadió. Y,
09:55sin embargo, has vuelto a decepcionar a Bárbara. Irene bajó la mirada, herida por la verdad de
10:03esas palabras. No era mi intención. Murmuró. Solo, quise demostrarle que mis sentimientos son
10:11reales. Que no estoy jugando. Besando a otro hombre, ironizó Francisco. Gran estrategia. Irene
10:20sintió un nudo en la garganta. No entiendes nada. Susurró. Toda mi vida me han dicho con
10:28quién debía casar, cómo debía comportarme, qué debía sentir. Cuando por fin me atrevo a admitir
10:36que estoy enamorada, nadie me cree. Y ahora Leonardo me odia. Bárbara me odia. Tú me juzgas. ¿Qué más da lo
10:44que haga? Francisco la miró con una mezcla de dureza y compasión. No es lo que haces por amor,
10:51sino a costa de quien lo haces. Dijo. Si de verdad amas a Leonardo, tendrás que demostrarlo con algo
10:59más que palabras y gestos impulsivos. Tendrás que demostrar que eres capaz de renunciar. Irene
11:07alzó la vista, confundida. Renunciar a forzar un destino que ya no te pertenece. Sus palabras
11:16se quedaron flotando en el aire, clavándose en la conciencia de ella. Por primera vez, Irene vislumbró
11:24una posibilidad que jamás se había permitido contemplar. ¿Y si amar a Leonardo significaba,
11:29precisamente, dejarlo libre? Mientras tanto, en la cárcel, el encuentro entre Alejo y Luisa
11:38comenzó bajo el peso de un silencio que dolía. La condujeron a la sala de visitas casi arrastrando
11:46los pies, con las muñecas marcadas por las esposas. Cuando lo vio al otro lado de la mesa,
11:53algo se encendió, débil pero vivo, en sus ojos. ¿Has tardado? Bromeó, con una sonrisa que quería
12:02ser ligera y no lo conseguía. Alejo se inclinó hacia adelante, como queriendo acercarla con la
12:08mirada. Nunca he dejado de estar aquí, Luisa, respondió, aunque las paredes digan lo contrario.
12:16Ella trató de sostener su mirada, pero la tos volvió a sacudirla. Alejo alargó la mano
12:23instintivamente, se detuvo al recordar las normas, y la retiró con frustración.
12:31Te están matando poco a poco, dijo, ahogando la rabia. Y yo no pienso quedarme mirando.
12:39No puedes luchar contra todos, replicó ella, contra el juez, contra la duquesa, contra Damaso.
12:46No estoy solo, la interrumpió, Adriana, Rafael, Matilde, incluso algunos jornaleros.
12:56Créeme, el muro no es tan sólido como parece. Solo necesitamos un golpe en el lugar correcto.
13:03Luisa lo miró con un brillo escéptico. ¿Y lo has encontrado? Alejo dudó apenas, pero asintió.
13:10Matilde tiene documentos que prueban que Victoria ha pagado sobornos, entre ellos a un funcionario que
13:18firmó tu expediente. Y no es el único hilo. Un guardia, bajó la voz, inclinándose aún más. Ha
13:26empezado a hacerse preguntas. Sabe que no eres una criminal. Sabe que te están dejando sin medicinas.
13:33Si logramos que hable. Los ojos de Luisa se abrieron, alarmados. No, no quiero que nadie más se arriesgue
13:41por mi culpa. Alejo sonrió con tristeza. Demasiado tarde. Ya lo estamos haciendo. Y no lo hacemos por
13:50tu culpa. Lo hacemos porque, si te dejamos morir aquí dentro, nos convertimos en lo mismo que ellos.
13:57Durante un momento, ninguno de los dos habló. Luego, Alejo tomó aire, como si fuera a lanzarse a un
14:05abismo. Escúchame bien, Luisa. Hoy no he venido solo a darte esperanza. He venido a proponerte una
14:13locura. Ella arqueó una ceja, agotada pero curiosa. No me digas que planeas secuestrar al juez. Bromeó,
14:23con la voz apenas audible. Peor, contestó Alejo. Planeo sacar a la luz todo lo que Victoria y Damaso
14:31han hecho. Y quiero que tú estés viva el día que el valle sepa la verdad. Se inclinó tanto como le
14:38permitían las normas y bajó la voz. Esta noche, murmuró, habrá un cambio de guardia en la enfermería.
14:46Un hombre que le debe la vida a Rafael estará de turno. Van a trasladarte al hospital de la ciudad
14:54porque tu estado ha empeorado. En realidad, será una trampa para sacarte por la puerta trasera,
15:00con documentación falsa. Adriana te esperará en el camino. Si todo sale bien, mañana no despertarás
15:08en esta cárcel. Luisa sintió que el mundo giraba bajo sus pies. Eso es. Imposible. Jadeo con acento
15:17agudo. Si descubren que he escapado, irán a por todos. A por ti, a por Adriana, a por el niño. Alejo
15:26negó con la cabeza. No será una fuga. Será un traslado ordenado por la duquesa. Lo único que
15:33vamos a hacer es cambiar el destino. Y, mientras todos crean que estás en un hospital, nosotros
15:41tendremos tiempo para mover nuestras cartas. Luisa se llevó una mano al pecho, como si intentara
15:48contener el pánico. ¿Y si algo sale mal? Entonces caeremos todos juntos, respondió Alejo, con una
15:57serenidad que le sorprendió incluso a él. Pero si no lo intentamos, caerás tú sola. Las lágrimas
16:05le humedecieron los ojos a ella. No sé si tengo fuerzas. No necesitas fuerzas para creer. Replicó
16:14Alejo. Las pondremos los demás. Tú solo tienes que aferrarte a la idea de que mereces vivir. Que
16:22mereces salir de aquí con la frente en alto. Por primera vez desde que pasó el umbral de la cárcel,
16:28Luisa se permitió un pensamiento que le había parecido un lujo. Imaginarse caminando de nuevo
16:33por el valle, sintiendo el viento en la cara, oyendo la risa de Evaristo sin barrotes de por medio.
16:41Está bien. Susurró. Lo haré. Pero prométeme algo, Alejo. Él levantó la mirada, dispuesto a
16:48prometer lo que fuera. Prométeme que, si algo sale mal, no dejarás que mi hijo crezca odiando este
16:56lugar. Que le contarás que su madre no fue una cobarde. Alejo tragó saliva. Te lo juro. Dijo.
17:06Pero no voy a necesitar cumplir esa promesa, porque voy a traerte de vuelta a casa, para que se lo cuentes
17:12tú misma. La noche cayó sobre el valle como un telón espeso. En la casa grande, Victoria se reunía con
17:20un mensajero que traía noticias de las tierras. Damaso y Mercedes apretaban el paso, obligando a los
17:27jornaleros a trabajar hasta el límite. Había que demostrar poder, aunque fuera a base de sudor y
17:35sangre. Los hombres están cansados, advirtió el mensajero. Si siguen así, se rebelarán. Entonces
17:44habrá que recordarles quién manda. Respondió Victoria, con frialdad. Un par de escarmientos bien
17:52elegidos. Y volverán a su lugar. No se dio cuenta de que, al otro lado de la puerta, Atanasio escuchaba
18:00cada palabra, con el rostro demudado. Matilde se acercó a él, casi sin hacer ruido. Lo has oído.
18:08Susurró. Ya no se trata solo de Luisa. Está dispuesta a reventar el valle si es necesario.
18:16Atanasio, que siempre había preferido mirar hacia otro lado, sintió por primera vez el peso de su
18:22cobardía como una piedra en el pecho. ¿Y qué podemos hacer nosotros? murmuró. No somos nadie
18:30frente a ella. Matilde negó con la cabeza. Eso creíamos. Pero no está tan sola como piensa.
18:37Adriana tiene un plan. Y tú, tú tienes la llave de la caja fuerte donde guarda los documentos más
18:42comprometedores. Es hora de decidir de qué lado estás. El viejo mayordomo cerró los ojos un instante,
18:51oyendo en su memoria las risas de los niños del valle, los cantos en las vendimias, las promesas de
18:56un pasado en el que servir a la duquesa había parecido un honor. Cuando los abrió, había tomado
19:04una decisión. Dime qué necesitas. Dijo, con voz baja pero firme. Mientras tanto, en el patio trasero
19:13de la cárcel, un carro esperaba con las luces de las linternas temblando en la oscuridad. Dos guardias
19:21discutían junto a la puerta de la enfermería. Te digo que la orden viene de arriba. Insistió uno,
19:27mostrando un papel. Traslado urgente al hospital de la ciudad. Firmado por el médico y sellado por
19:34la oficina de la duquesa. El otro frunció el ceño. Nunca había visto ese sello. Dudó. Porque nunca
19:44habías estado en medio de un asunto de la nobleza. Replicó el primero. Y te aconsejo que no hagas
19:51demasiadas preguntas. Hay vidas que vale la pena arriesgar, y la nuestra no está en la lista.
19:59En el pasillo, Luisa avanzaba apoyándose en Adriana. El guardia de confianza de Rafael caminaba
20:05a su lado, fingiendo indiferencia. Evaristo dormía en brazos de su madre, envuelto en una mantita que
20:13dolía a casa. ¿Estás segura? Susurró Adriana. Luisa asintió, aunque cada paso le costaba un mundo.
20:22No puedo seguir muriendo aquí. Respondió. O salgo hoy, o ya no saldré nunca. Cuando cruzaron la puerta
20:31trasera, el aire frío de la noche les golpeó el rostro. El corazón de Adriana latía tan fuerte
20:39que le zumbaba en los oídos. Alejo esperaba junto al carro, con las riendas en la mano.
20:46Sus ojos buscaron cruzarse con los de Luisa, y cuando lo hizo, todo el miedo pareció encogerse.
20:54Suban rápido, ordenó el guardia. Si alguien pregunta, la enferma va sedada. Nadie la mira a la cara.
21:01Luisa se acomodó en el fondo del carro, con la cabeza apoyada en el regazo de Adriana y el niño
21:08junto al pecho. Alejo dio un último vistazo al patio y, al ver que nadie más se acercaba,
21:16chasqueó las riendas. El carro empezó a moverse, primero despacio, luego más deprisa,
21:23alejándose de los muros grises que habían sido su infierno. Detrás de ellos, en una garita oscura,
21:32alguien observaba la escena con atención. El segundo guardia, el que había dudado del sello,
21:38frunció el ceño. Algo no cuadraba, pero, por primera vez en años, decidió que el silencio podría
21:46ser un acto de justicia. Al amanecer, cuando las primeras luces tiñeron de rosa los campos,
21:53el carro se detuvo en un bosquecillo apartado. Allí, junto a un coche más moderno, los esperaban
22:01Rafael y Matilde. Ella sostenía una cartera de cuero apretada contra sí, como si fuera un tesoro.
22:07Lo lograron, susurró Rafael, corriendo hacia el carro para ayudar a bajar a Luisa.
22:17Por el amor de Dios, parecía imposible. Matilde se acercó a Adriana y le tendió la cartera.
22:25Aquí están, dijo, registros de pago, cartas, incluso instrucciones manuscritas para el juez y
22:32el médico de la cárcel. Todo firmado por Victoria, no podrán ignorarlo. Adriana sintió que se le
22:40humedecían los ojos. Con esto, balbuceó, con esto podemos desmontar todo lo que le han hecho a Luisa.
22:50E incluso ir más allá. Alejo, que tenía a Evaristo en brazos, miró a todos los presentes.
22:56Entonces empieza la parte más difícil, dijo, no basta con haberla sacado. Ahora tenemos que
23:05demostrar que la encarcelaron injustamente. Y hacerlo rápido, antes de que Victoria se dé
23:12cuenta de que la paciente del hospital nunca llegó. Luisa, sentada sobre una manta, respiró el aire
23:19del campo como si fuera la primera bocanada de su vida. No voy a esconderme toda la vida, declaró,
23:27con la voz aún débil pero clara. Si ustedes se juegan el cuello para sacarme de ahí, yo no pienso
23:33vivir en las sombras. Quiero volver a mi casa. Quiero trabajar la tierra, criar a mi hijo. Quiero que
23:41el valle me mire a los ojos y decida si cree en mí. Rafael sonrió con esa mezcla de ternura y orgullo
23:48que sólo él sabía conjugar. Entonces primero tendrás que seguir viva. Bromeo. Vamos a llevarte a un
23:56médico de verdad. Uno que no tenga la mano vendida a la duquesa. Adriana se arrodilló a su lado. Y
24:03cuando estés fuerte, añadió, iremos todos juntos ante el juez. No como una acusada, sino como la víctima
24:12de una injusticia. Luisa cerró los ojos un instante, dejando que las palabras se clavaran
24:18en su corazón como una promesa. Ese mismo día, en el palacio, una noticia cayó como un trueno. La
24:27paciente nunca había llegado al hospital. El médico negó haber firmado ningún traslado. El juez,
24:34alarmado, pidió explicaciones. Y el nombre de Victoria empezó a susurrarse no como símbolo
24:42de poder, sino como sospecha. Damasó, que se enteró de la desaparición de Luisa por boca de
24:49Mercedes, sintió un escalofrío. Si Victoria cae, murmuró, nos arrastrará con ella. Mercedes,
24:59por primera vez, no apartó la mirada. Tal vez es hora de que dejemos de ser sus perros de caza,
25:07respondió. Yo no pienso ir a la cárcel por un crimen que no he ideado.
25:14Pero si has ejecutado, la pinchó él. Ella se encogió, pero no dio un paso atrás. Y tú también.
25:23La diferencia es que yo ya no quiero seguir. Prefiero enfrentar lo que venga, antes que seguir
25:28obedeciendo a una mujer que está dispuesta a incendiar el valle entero. En el otro extremo
25:35de la casa, Irene miraba a través de la ventana, viendo a Leonardo cruzar el patio con paso decidido.
25:43No venía hacia ella, sino hacia la salida. Lo supo al ver la maleta pequeña colgada de su hombro.
25:50Él la había visto besarle. Y había comprendido, al fin, que aquella vida no era la suya.
25:58Bárbara apareció al pie de la escalera, con ojos enrojecidos por el llanto. Irene tragó saliva,
26:05sintiendo la punzada de la culpa.
26:08Es tuyo. Dijo, acercándose a ella. Tu futuro, no el mío. Bárbara la miró, desconfiada.
26:17¿Qué estás diciendo? Irene respiró hondo. He hablado con mis padres. Les he dicho que no quiero
26:23casarme con un hombre que me desprecia. Que si me obligan, me convertirán en una amargada
26:30igual que mi madre. Han gritado, han amenazado, han llorado, pero al final han entendido que una
26:37boda sin amor sería un escándalo peor que una ruptura. Bárbara parpadeó, sin terminar de creérselo.
26:45Y Leonardo, sigue enamorado de ti. Respondió Irene, con una sinceridad que le dolió.
26:54Y tú de él, si decides irte con él, no te seguiré, no intentaré volver a separarlos.
26:59Las palabras le costaron como si se arrancara un trozo de sí misma, pero, curiosamente, sintió un
27:07extraño alivio. Francisco tenía razón. Amar no era poseer, sino renunciar cuando hacía falta.
27:16Bárbara, con lágrimas nuevas escurriéndosele por las mejillas, la abrazó de improviso.
27:21No sé si podré perdonarte todo, murmuró, pero, gracias por esto. Cuando se separaron,
27:31Irene la vio correr hacia la salida, donde Leonardo la esperaba con los ojos llenos de interrogantes.
27:38No oyó sus palabras, pero sí vio cómo, tras unos segundos de tensión, los dos se fundían en un
27:44abrazo largo, desesperado y hermoso. Y entendió que, aun con el corazón roto,
27:51había tomado la decisión correcta. Al caer la tarde, el valle entero parecía contener la respiración.
28:00Rumores sobre la desaparición de Luisa, documentos filtrados,
28:04y el extraño nerviosismo de la duquesa corrían de boca en boca.
28:10Los jornaleros se miraban entre sí, con una chispa distinta en los ojos. En una pequeña casa
28:16apartada, Luisa descansaba en una cama limpia, atendida por un médico de confianza.
28:21Alejo, sentado junto a la ventana, veía el cielo oscurecerse y pensaba en todo lo que
28:28aún quedaba por hacer. Pero, por primera vez en mucho tiempo, el futuro no le parecía
28:36un muro, sino un camino. Adriana entró en la habitación, con Evaristo dormido en brazos.
28:44El médico dice que, con reposo y buena alimentación, saldrás adelante, anunció.
28:50Estás más fuerte de lo que parece. Luisa sonrió, cansada pero luminosa. No soy yo, dijo.
29:01Son ustedes, me sostienen incluso cuando yo no puedo. Alejo se acercó a la cama y le acarició la mano.
29:07Mañana iremos al juez con todo lo que tenemos, explicó. Matilde y Atanasio declararán.
29:16Algunos jornaleros también. Y, si todo sale como debe, podrás volver a casa sin esconderte.
29:22¿Y si no? Preguntó Luisa, sin miedo esta vez, sino con simple realismo. Alejo la miró,
29:30y en su mirada no había sombra de duda.
29:35Entonces seguiremos luchando. Respondió. Pero no desde una celda. Desde aquí,
29:41desde el valle, rodeados de gente que ya no está dispuesta a callar.
29:44Victoria ha olvidado algo importante. Puede comprar voluntades, pero no puede comprar
29:51conciencias para siempre. Adriana dejó a Evaristo en la cama, junto al cuerpo tibio de su madre. El
30:00niño, incluso dormido, buscó instintivamente su calor. Te prometí que encontraríamos un motivo
30:08para seguir luchando. Susurró, sentándose al otro lado de la cama. Míralo, Luisa, aquí lo tienes.
30:17Luisa miró el rostro tranquilo de su hijo y sintió que, pese a la fiebre, pese al miedo,
30:22algo firme se levantaba dentro de ella. No voy a soltarlo. Dijo, ni a él, ni a ustedes,
30:31ni a este valle. Pase lo que pase mañana. No volveré a ser la muchacha que aceptaba en silencio
30:37lo que otros decidían por ella. Alejo apretó su mano, emocionado. Eso es lo que más teme
30:44Victoria, murmuró. No tus declaraciones, no los documentos, sino que la gente como tú dejé de
30:51agachar la cabeza. El viento se coló por la ventana, trayendo consigo el murmullo lejano de
30:57los campos, las voces apagadas de la gente, el rumor de un valle que empezaba a despertar.
31:03Afuera, la noche se extendía como un manto, pero dentro de aquella habitación pequeña,
31:11cálida y sencilla, había luz suficiente para todos.
31:16Y, en el silencio cargado de promesas, Luisa, Alejo y Adriana comprendieron que, aunque el
31:23combate apenas empezaba, el final de ese capítulo ya era distinto. Por primera vez en mucho tiempo,
31:29el futuro de Luisa ya no estaba en el aire. Estaba en sus propias manos, en las de quienes
31:35la amaban, y en la de un valle que, poco a poco, empezaba a recordar que también tenía voz.
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