El Pleno de Madrid, celebrado en Cibeles, experimentó un estallido de confrontación que desvió el orden del día y dominó la jornada, transformando una pregunta sobre la gestión municipal de la limpieza en un virulento cruce de acusaciones de corrupción. La bronca, descrita como la "tónica de esta legislatura" y "la bronca de nunca acabar", se encendió durante la quinta pregunta de la sesión.
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