La adaptación cinematográfica de la novela Matate, amor, de la escritora argentina radicada en París Ariana Harwicz, es una de esas películas que tiene todo para ser considerada brillante. Las actuaciones comprometidas de sus protagonistas, Jennifer Lawrence y Robert Pattinson; un guion tenso que no teme hacer equilibrio al filo de la tragedia; un despliegue técnico que en algunos rubros bordea el virtuosismo; una narración guiada con mano firme por la cineasta escocesa Lynne Ramsay; y sobre todo, la voluntad firme de conmover, de zarandear las emociones del espectador a puro drama, sin concesiones. Cine hecho para un público resiliente, dispuesto a bancarse la que venga.
Sé la primera persona en añadir un comentario