Y no sólo porque os movéis menos que el portero del futbolín, sino porque a la mínima caéis en la desesperanza, bajáis las manos y huís en estampida del campo de batalla.
Me refiero a muchos de ustedes y, en concreto y con especial acritud, a esa recua de analistas, columnistas, tertulianos y periodistas que hoy pontifican que el socialista Sánchez salió vivo del Senado, que quienes se encargaron de interrogarle en nombre de PP, VOX y UPN no tenían media hostia y que la Comisión ha sido una oportunidad perdida.
¡Venga ya!
Vivimos en un país llamado España en que no hay tuercebotas que no se atreva a aleccionar a Mbappé de cómo tendría que haberle dado al balón para marcar gol o no sermonee a Morante sobre el uso del capote en la verónica.
Y estoy empezando a hartarme de todos esos que te endosan una palmada en la espalda y te dicen: “¡Tienes que darles más duro, Rojo!”, y que no hacen ni mus para acabar con este régimen infame.
María Caballero, Ángel Pelayo y Alejo Miranda hicieron lo que pudieron. En el caso de este último, con enorme talento y brillantez.
Imagino que habrá más de un pardillo que daba por supuesto o esperaba que el marido de Begoña se pusiera a llorar y saliera esposado del Senado.
Las cosas no funcionan así, ni en política ni en la vida.
Lo esencial, lo que queda, lo relevante es que el paisano no fue capaz de despejar ni una sola de las dudas y acusaciones de corrupción que pesan sobre él y terminarán metiéndole en la cárcel.
Nosotros llevamos muchos meses tratando de transmitir a la sociedad española —abducida por RTVE, la SER, La Sexta y el resto de la Brunete mediática— que Sánchez se ha beneficiado personal y familiarmente del negocio de las putas, de que Koldo era íntimo suyo, de que los latrocinios de Ábalos y Cerdán son imposibles sin su concurso, de que presionó en el IBEX para que soltaran dinero a su mujer, de que pillaba sobres con dinero negro en Ferraz, de que hay Caja B y financiación ilegal en el PSOE, de que lo de la chavista Delcy en Barajas fue cosa suya y de que tuvo con Aldama una relación pecaminosa. Y muchas más cosas.
Y ayer, en el Senado, todo eso quedó públicamente confirmado. Por acción u omisión. Ante la prensa de todo el mundo.
Sánchez no fue capaz de desmentir que su suegro proxeneta financió sus correrías en Peugeot, o que haya estado cobrando sobres con 'chistorras'.
No sabe si Sabianiano aportó dinero de las saunas gay a su campaña de primarias o al PSOE.
No recuerda en qué planta de Ferraz estaba el contable.
No sabe cuándo ni cómo conoció a Aldama; de hecho, no sabe ni siquiera si le conoce.
No sabe si su hermano vivía en Elvas…
En total, 18 "no me consta", 11 "no lo sé" y 6 "no lo recuerdo”, como hacen los mafiosos en los juzgados, siguiendo instrucciones de sus abogados.
Ayer, aunque a algunos les pique, la realidad es que Sánchez se desgastó bastante y dio unos cuantos pasos más hacia el banquillo del Tribunal Supremo.
Sé la primera persona en añadir un comentario