Con el comercio mundial en el centro del debate, Donald Trump y Xi Jinping, presidentes de Estados Unidos y China respectivamente, se reunieron durante una hora y 40 minutos en una base aérea de Corea del Sur, cerca del aeropuerto de Busan. Este encuentro histórico marca el primer cara a cara entre ambos líderes desde el regreso de Trump a la Casa Blanca en enero, en medio de crecientes tensiones por la hegemonía económica y tecnológica global.
Durante la reunión, los dos mandatarios abordaron los principales conflictos comerciales que mantienen en vilo a los mercados internacionales. Según declaraciones de Trump tras el encuentro, ambos gobiernos alcanzaron un compromiso clave: frenar la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Pekín acordó posponer la implementación de nuevos controles a la exportación de tierras raras, materiales fundamentales para la producción de semiconductores, dispositivos electrónicos y equipamiento militar.
A cambio, Washington suspendió su plan de imponer aranceles adicionales del 100% a las importaciones chinas. "El tema de las tierras raras está resuelto", aseguró Trump, destacando un posible punto de inflexión en las relaciones económicas entre las dos mayores potencias del mundo y un respiro temporal para la estabilidad del comercio global.
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