Bilbao, 25 de octubre de 2025 – En el corazón de La Catedral, donde el rugido de la afición se convierte en el undécimo jugador, el Athletic Club recibe este sábado (16:30 h.) a un Getafe que llega con el agua al cuello y la garra de quien no tiene nada que perder. Jornada 10 de La Liga, y mientras el calendario aprieta con la Champions League recién digerida, los leones de Ernesto Valverde tienen ante sí la oportunidad de oro para sacudirse el polvo de un inicio irregular y afirmar que, en Bilbao, la tradición pesa más que las modas pasajeras. Pero ojo: Bordalás y sus azulones no son de los que se rinden fácil. Este choque huele a batalla táctica, a sudor y a esos empates frustrantes que tanto duelen en el País Vasco.Hablemos claro: el Athletic llega con el bálsamo de su primera victoria europea en la mochila. Aquel 3-1 ante el Qarabağ en Champions el miércoles inyectó oxígeno a un equipo que, en Liga, navega en aguas turbulentas: octavo con 14 puntos en nueve partidos, solo nueve goles a favor y una defensa que, milagrosamente, ha encajado los mismos que ha marcado. Cuatro victorias, dos empates y tres derrotas; un arranque que grita inconsistencia, con tropiezos en Villarreal y Valencia que duelen como puñaladas en el orgullo bilbaíno. La racha actual es de tres partidos sin perder (dos empates y esa alegría europea), pero en San Mamés, donde suman 10 puntos de 15 posibles, el fortín debe rugir. Valverde, ese mago de la contención, sabe que su ataque –con solo 1,8 goles por partido en casa– necesita precisión quirúrgica. Nico Williams y Gorka Guruzeta lideran la carga, pero sin Iñaki Williams (lesionado muscular), Unai Eguiluz y Beñat Prados (cruzados maltrechos), el banquillo se acorta. ¿Y si Álex Berenguer, con su dedo resentido, no rinde? Ahí radica el drama: el Athletic no es un equipo de estrellas importadas, sino de guerreros locales, y las bajas duelen el doble porque tocan la esencia cantera.En el otro lado del ring, el Getafe de José Bordalás es el clásico invitado incómodo, ese que llega a joder la fiesta con su 5-3-2 impenetrable y contras letales. Duodécimos con 11 puntos (3 victorias, 2 empates, 4 derrotas), los madrileños han olvidado lo que es ganar: cinco partidos sin victoria, culminados en un 0-1 ante el Real Madrid que sabe a derrota digna pero insuficiente. Solo 0,6 goles por encuentro en esa racha, y una defensa que, pese a todo, ha cedido solo uno o menos en seis de nueve jornadas. Bordalás, el eterno pragmático, construye castillos de frustración para rivales más ilustres, pero en San Mamés, donde Athletic ha empatado los últimos cuatro duelos directos, el guión parece escrito para un 1-1 agónico. Borja Mayoral (99 goles en su carrera, a un suspiro de los cien) y el joven Adrián Liso son sus balas de plata, pero con suspensiones de Allan Nyom y Álex Sancris (expulsados ante el Madrid), más lesiones de Abdel Abqar y un Davinchi out hasta fin de año, el muro defensivo cojea. ¿Resistencia o rendición? En Getafe, siempre opt
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