Hace diez años, el cineasta y psicólogo Santiago Esteves, director de La educación del Rey, estaba con muchas ganas de hacer un policial en Mendoza, provincia donde nació. Una mañana, en un radiodespertador que tenía, escuchó al levantarse un programa en el que estaban entrevistando a un hombre que trabajaba en una funeraria. Le preguntaban por todo lo que tiene que ver con los mitos urbanos de esa profesión: si alguien se había despertado en un velorio. O qué habría que hacer para hacerse pasar por muerto. En ese momento, a Esteves se le "prendió una lámpara". Y dijo: "Esto puede ser interesante para un policial. No gente que trabaje con armas, sino alguien que brinde un servicio específico para gente que necesita escaparse de la Justicia, de deudas, de lo que sea".
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