No hay película que haya hecho más daño a la reputación de un animal que Tiburón de Steven Spielberg. Se estrenó en el verano de 1975, pero el miedo que infundió en la gente sigue latente 50 años después. Al biólogo marino Mauricio Hoyos, en cambio, le produjo el efecto contrario. “Me hizo enamorarme del tiburón blanco y dedicar mi vida a trabajar con estos animales increíbles”, reconoce el mexicano, que recibe a América Futura en la casa de su madre de la Ciudad de México, donde se recupera del grave accidente que sufrió hace unas semanas en aguas costarricenses.
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