El Palacio Consistorial de Cartagena, joya iluminada de la noche portuaria.
Cuando el sol se oculta tras las colinas que rodean la ciudad y el murmullo del puerto comienza a calmarse, el Palacio Consistorial de Cartagena despliega su faceta más cautivadora. Bajo la tenue luz de las farolas y el brillo de su propia iluminación artística, este edificio modernista se convierte en un auténtico faro cultural y patrimonial en pleno centro histórico.
Inaugurado en 1907 y diseñado por el arquitecto Tomás Rico, el Palacio combina elegancia y monumentalidad en su fachada triangular, coronada por cúpulas y rematada con detalles ornamentales que, de noche, cobran una nueva dimensión. Las luces realzan el blanco de la piedra, las molduras y las columnas, dibujando un juego de sombras que invita a detenerse y contemplar.
A su alrededor, la plaza del Ayuntamiento se convierte en un punto de encuentro para paseantes y turistas que, cámara en mano, buscan inmortalizar la imagen perfecta. El reflejo de las luces en el pavimento mojado tras una lluvia ligera añade un toque casi cinematográfico, mientras el murmullo lejano del puerto acompaña el ambiente.
De noche, el Palacio Consistorial no es solo sede institucional, sino un símbolo vivo de la ciudad: un testimonio de la Cartagena modernista que floreció a principios del siglo XX y que hoy sigue latiendo con fuerza. Quien lo visita al anochecer, no solo descubre un edificio, sino una experiencia estética que mezcla historia, arquitectura y la magia de la luz nocturna.
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