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  • hace 2 meses

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00:00Un 10-0 en un torneo mundial suena a humillación, pero esta vez hay mucho más detrás del marcador.
00:10Hoy te contamos la historia de Lugland City, el equipo neozelandés que fue goleado por el
00:15Bayern de Múnich, pero que ha ganado algo mucho más valioso, el respeto del mundo. Y es que para
00:20ellos el fútbol no es un trabajo, es una pasión. Mientras los cracks del Bayern ganan millones,
00:26los jugadores de Lugland reciben apenas 90 dólares semanales, y eso solo para cubrir
00:31gastos básicos como el gimnasio. Para poder jugar este torneo muchos tuvieron que pedir vacaciones
00:37en sus trabajos, y no todos pudieron hacerlo, incluso algunos se perdieron la última Champions
00:42de Oceanía que ganaron por dúo décima vez por no poder faltar al trabajo. Pero ¿a qué se dedican?
00:48Hay de todo. El arquero titular con O3I trabaja en una ferretería, el capitán Mario Illich es
00:55vendedor en Coca-Cola, el goleador Angus Kilcoli es gerente de ventas de herramientas eléctricas,
01:01Nico Voxal vende seguros y Adam Mitchell es agente inmobiliario. Otros como Gerard Garriga
01:06entrena niños en la escuela y Michael Den Heger es entrenador personal. Aunque aún les quedan
01:12dos partidos, uno contra el Benfica y otro contra el Boca Juniors, y más allá del resultado,
01:17para ellos estar aquí ya es un triunfo. Porque el U-Clan City nos recuerda que al fútbol
01:23no solo se juega por dinero, también por pasión.

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Diario As
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