“Wacay significa trabajo rápido conjunto, y esta historia busca dar voz a las mujeres que con sus manos ágiles y su fuerza colectiva transforman el trabajo en resistencia”. Las palabras de la realizadora jujeña Belén Revollo parecen remitir a una escena puntual de su largometraje documental: un cuarteto de mujeres separa a velocidad crucero cientos de hojas de tabaco ya curadas en una misma mesa de trabajo. Lo importante, afirma la voz de una de ellas, es que todas hagan la tediosa faena a la par y nadie se lleve al bolsillo más dinero que las otras. Wacay, mujeres del tabacal comienza con el relato de una leyenda, la historia de una joven que, desobedeciendo mandatos ancestrales, salió de su casa en plena menstruación, convirtiéndose como consecuencia en un ser maligno. Atrapada y quemada por los temerosos hombres, sus cenizas dieron origen a la planta del tabaco.