Sánchez, el marido de Begoña, vive a salto de mata y con el culo al aire.
¿Se acuerdan ustedes de aquel decreto ómnibus al que no iba a tocar ni una coma?
Pues ahí lo tienen, convertido en minibus.
Por orden del golpista Puigdemont, que es quien realmente manda en España y que ayer se permitió el lujo de tener a todos los ministros del Gabinete Frankenstein esperando sumisos tres horas en La Moncloa, a que él levantara el dedo y diera el placet.
Esto es de coña, para partirte la caja de risa, si no estuviera España en almoneda y al servicio de sus enemigos.
Imagino que a los Marlaska, Margarita Robles, Chiqui Montero, Óscar Puente, López y compinches les compensa seguir chupando del bote y con coche oficial, pero tiene que dar mucha vergüenza, tras pasarse una semana repitiendo que el decreto de su jefe no se podía trocear de ninguna manera, aceptar al dictado del fugado de Waterloo que las 80 medidas se reduzcan a 29 y que además se tramite en el Congreso la posibilidad de someter a Sánchez a una cuestión de confianza.
Estos del PSOE son masoquistas, muy viciosos o muy tontos, porque caso contrario no se entiende este esperpento, del que salen trasquilados.
Mi impresión es que tras una fase dulce, en la que todo parecía salirles bien y parecían unos genios de la manipulación informativa, han perdido el relato y dan síntomas de estar perdiendo el oremus.
Es evidente que a Sánchez y a su cuadrilla de maleantes ya no les basta con tener a la ‘Brunete Pedrete’ periodística rumiando en el pesebre de La Moncloa y a la Cadena SER, El País y las grandes cadenas de televisión sujetos por el ronzal, a base de publicidad institucional y subvenciones.
La agenda cotidiana la marcan ahora en España los medios online no adictos y las siempre indómitas redes sociales.
Ya pueden cantar misa y subir al púlpito clamando contra Ayuso o echando pestes contra al PP y VOX, que si el imputado Fiscal General del Estado peregrina, como ha hecho hoy, a los juzgados, de lo que vamos a hablar es de eso.
De eso y de que si los guardias civiles de la UCO se espabilan y terminan encontrando los mensajes que García Ortiz compartía con el Nº-1, quien termina en el banquillo es Sánchez.