Alega el polifacético Jordi Évole en su cuenta de Twitter, a propósito de su documental sobre el asesino Josu Ternera, que ‘entrevistar no es blanquear, ni significa compartir las ideas del entrevistado”.

Tiene razón, pero como se preguntaba en voz alta hace justo una semana Alfonso Rojo, director de Periodista Digital, quizá no vería tan interesante departir campechano con el viejo jefe terrorista si a su hijo Diego, que acaba de cumplir 15 años, lo hubiera despanzurrado la metralla, como a las cinco niñas de Zaragoza.

O si a la fotógrafa Esther Delgado, su amor de la universidad y actual mujer, le hubieran segado las piernas y amputado tres dedos de la mano, como le pasó a Irene Villa.

Nos da que no. Que al progre Évole le iba a costar un poco volver a oficiar de palanganero de los matarifes etarras.

Pero por el momento no se plantea ese escenario o le importa un comino, como a los paniaguados que, este 23 de septiembre de 2023, aplaudieron durante cinco minutos al terminar la primera proyección del documental, en el siempre pringoso Festival de Cine de San Sebastián.

Al terminar, Évole presentó ante la prensa 'No me llame Ternera', que son 101 minutos de entrevista con quien fuera máximo jefe de los carniceros de ETA, durante una de sus etapas más sangrientas.

Évole calificó en todo momento a Ternera como 'un militante fanático', evitando en todo momento utilizar la palabra terrorista o asesino.

Le faltó llamar 'señor' o 'caballero', porque en deferencia al psicópata ni siquiera usó su conocido apodo de guerra, sino que se refirió respetuosamente a el como Josu Urrutikoetxea, su nombre en el DNI.

Durante la rueda de prensa, que duró 40 minutos y en la que estuvo escoltado por su colaborador Màrius Sánchez, comentó sentirse 'decepcionado' porque el criminal no estuviera 'más conciliador'.

Cuando un periodista les ha preguntado "¿por qué no le llaman terrorista o criminal?", la pareja ha tirado balones fuera: "No nos corresponde entrar en esas calificaciones".

Évole ha evitado en todo momento calificar la actividad de ETA o del propio Ternera, salvo una única mención en la que habla de la 'banda terrorista'.

"Es un tema espinoso, lo cojas por donde lo cojas te puedes pinchar".

"Estamos relativamente acostumbrados a que algunas entrevistas generen ruido, y estamos acostumbrados a conceptos como blanquear, con el que no nos sentimos cómodos. Nunca nos habíamos imaginado la carta (de las víctimas)".

"Su actividad al frente de ETA es la de un militante, porque su razonamiento no viene marcado por lo que él crea, sino por unas directrices muy estrictas marcadas por ETA".

"ETA por encima de todo".

Preguntado Évole por su opinión personal acerca de Ternera, volvió a escabullirse: "no puedo tener una opinión de una persona que no conozco".

"El interés periodístico de una entrevista con un líder terrorista es indiscutible. Ninguna facultad de periodismo diría lo contrario".

Évole ha cerrado el coloquio asegurando que los que hacen "ruido