Sin Máscaras | El día que me retire, yo creo que me muero: Atlantis

  • el año pasado
¿Quién no tuvo o tiene una máscara de Atlantis? Seguramente una gran mayoría, porque está claro, sin llegar a los excesos, que este esteta se convirtió en un ícono del deporte que es cultura en México, a la par seguramente de El Santo. Y es que lo que apuntaba como una actividad casual, incluso corta de tiempo, se convirtió en toda una vida deleitando a un público, casi siempre terminando con la llave de la casa, La Atlantida, el castigo de sus grandes triunfos, ese mismo que le dio para, en infinidad de ocasiones, salvar lo más preciado, la tapa. Y es en entrevista con Sin Máscaras, que el llamado Ídolo de los Niños desmenuza y hace un recuento de lo que ha sido una ruta a prueba de todo. Y como se dice por ahí, empieza por el principio, ¿por qué ser gladiador? Después de pensársela mucho y en diferentes momentos, fue que llegó el nombre del personaje su mente, y como se dice, de ahí para el real, pues éste enseguida fue del gusto de un público tan exigente como lo es el del pancracio.

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