Felipe González, expresidente del Gobierno de España, sacudió por partida triple al actual inquilino de La Moncloa.
Pedro Sánchez se llevó un trío de gloriosos revolcones por entregarse a los golpistas con la rebaja, que en la práctica es una derogación, del delito de sedición. Tampoco se libró de los zascas del histórico líder socialista por amparar a Irene Montero y su ley del 'solo sí es sí'. El remate fue cómo González chafó el ego del mandatario socialcomunista al criticar que no tiene sentido pasar a la Historia por desenterrar a Franco.