Lo del amor del PSOE por los malvados viene de lejos.
Esa proclividad de los socialistas a comprender, matizar, disculpar y entrar en componendas con los matarifes etarras, no es algo que se haya sacado de la manga Pedro Sánchez para asegurarse la aprobación de los presupuestos o prolongar su estancia en La Moncloa.
Casi a la vez que PSOE y PP firmaban el pacto antiterrorista, siendo Aznar presidente del Gobierno, el maltratador Eguiguren negociaba a escondidas con el batasuno Otegi.
Con el mismo facineroso, al que Zapatero etiquetaba como ‘hombre de paz’ y LaSexta de Evole y Ferreras dedicaba programas hagiográficos.
Y de aquellos polvos, estos lodos. Porque ahora tenemos al partido de los herederos de ETA, el que homenajea a psicópatas como Henri Parot y se vanagloria de la cantidad de muertos que han ido dejado regados por el camino, como socio parlamentario del PSOE.
En Navarra, en el País Vasco y ahora, oficialmente, en Madrid.
Otegi, condenado en su día por secuestrador y como jefe de la banda afirmó el lunes ante militantes de Bildu que está dispuesto a votar los Presupuestos Generales si con eso salen a la calle los 200 terroristas de ETA que siguen todavía presos.
El pacto del jefe de los etarras con el jefe de los socialistas responde a la hoja de ruta que en su día negoció Zapatero con ETA y que incluye el compromiso por parte del PSOE de que en seis años no haya un solo etarra en la cárcel.
Una vez más, Sánchez ha vuelto a mentir, con un relato infumable que la izquierda progre consume con avidez y los medios de comunicación afines, que son casi todos, difunden de modo indigno.
Otegi no miente. Sánchez y Marlaska, sí.
Y, por tanto, ya sabemos lo que se avecina.
Esa proclividad de los socialistas a comprender, matizar, disculpar y entrar en componendas con los matarifes etarras, no es algo que se haya sacado de la manga Pedro Sánchez para asegurarse la aprobación de los presupuestos o prolongar su estancia en La Moncloa.
Casi a la vez que PSOE y PP firmaban el pacto antiterrorista, siendo Aznar presidente del Gobierno, el maltratador Eguiguren negociaba a escondidas con el batasuno Otegi.
Con el mismo facineroso, al que Zapatero etiquetaba como ‘hombre de paz’ y LaSexta de Evole y Ferreras dedicaba programas hagiográficos.
Y de aquellos polvos, estos lodos. Porque ahora tenemos al partido de los herederos de ETA, el que homenajea a psicópatas como Henri Parot y se vanagloria de la cantidad de muertos que han ido dejado regados por el camino, como socio parlamentario del PSOE.
En Navarra, en el País Vasco y ahora, oficialmente, en Madrid.
Otegi, condenado en su día por secuestrador y como jefe de la banda afirmó el lunes ante militantes de Bildu que está dispuesto a votar los Presupuestos Generales si con eso salen a la calle los 200 terroristas de ETA que siguen todavía presos.
El pacto del jefe de los etarras con el jefe de los socialistas responde a la hoja de ruta que en su día negoció Zapatero con ETA y que incluye el compromiso por parte del PSOE de que en seis años no haya un solo etarra en la cárcel.
Una vez más, Sánchez ha vuelto a mentir, con un relato infumable que la izquierda progre consume con avidez y los medios de comunicación afines, que son casi todos, difunden de modo indigno.
Otegi no miente. Sánchez y Marlaska, sí.
Y, por tanto, ya sabemos lo que se avecina.
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