La salud mental, la mayor olvidada de la sanidad. Y más en tiempo de coronavirus. En el caso de los enfermos mentales, negar un ingreso puede tener consecuencias fatídicas como un intento de suicidio e incluso la consumación del mismo. Además de suponer una carga demasiado pesada para sus cuidadores que se ven sin recursos para hacerse cargo de ellos.
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