Lisboa (Portugal), 2 oct (EFE).- (Imagen: Miguel Conceição/Ana Santillana/Carlos García) "Los políticos hablan muy bien pero el interior para ellos solo es bueno cuando lo necesitan". António lo sabe por experiencia. Emigró a Lisboa en busca de un futuro y a sus 71 años, escéptico, no cierra la puerta a la esperanza: "Creo que estamos en el buen camino, pero no creo mucho en eso..."
Como António, son muchos los escépticos que sienten que el llamado "milagro" que ha convertido a Portugal en el país europeo de moda de la mano del Gobierno del socialista António Costa, tiene más eco fuera de las fronteras lusas que dentro.
Apoyado en una alianza de izquierdas, Costa revirtió parte de la austeridad tras el rescate del país sin incumplir las reglas presupuestarias de Bruselas, pero buena parte de los portugueses no sienten mejoras sustanciales en su día a día.
Como António, son muchos los escépticos que sienten que el llamado "milagro" que ha convertido a Portugal en el país europeo de moda de la mano del Gobierno del socialista António Costa, tiene más eco fuera de las fronteras lusas que dentro.
Apoyado en una alianza de izquierdas, Costa revirtió parte de la austeridad tras el rescate del país sin incumplir las reglas presupuestarias de Bruselas, pero buena parte de los portugueses no sienten mejoras sustanciales en su día a día.
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