La Batalla de Flores aguarda a vestirse de arte natural
  • hace 5 años
Laredo (Cantabria), 18 ago (EFE). (Imágenes: Miguel Ramos).- A dos semanas para la Batalla de Flores de Laredo (Cantabria), las carrozas que desfilarán en la 110 edición de esta fiesta aguardan 'desnudas' a que los campos den los ingredientes necesarios para que estas alegorías se conviertan en coloridos monumentos de arte natural.
Miles de clavelones, dalias o margaritas serán clavadas a mano o pegadas pacientemente pétalo a pétalo, conservando su viveza y frescura, sobre las estructuras temáticas que han sido creadas por las agrupaciones que participan en un certamen ligado a la tradición de un pueblo y que cada año atrae a miles de fieles y curiosos.
El carrocista Ángel Gutiérrez de "Come Golayu", una de las asociaciones más jóvenes en concurrir y que cuenta en su haber con seis primeros premios de la Batalla de Flores, explica a Efe que la génesis de cada propuesta comienza tan pronto como se asimilan los resultados de la última edición y su desarrollo abarca todo un año.
"Normalmente el primer boceto acaba tirado en la basura, pero al final germina una idea que se dibuja en plano y luego se construye una maqueta a escala para determinar su dimensión en la realidad", sostiene.
En estos momentos, las agrupaciones se encuentran en el proceso de montaje de las carrozas tras finalizar la construcción de las piezas que compondrán la escena o figura que pretenden representar.
No será hasta la semana del 30 de agosto -día en el que este año se celebra esta fiesta de interés nacional- cuando comience su decoración con las flores recién cortadas de los campos laredanos, para mantener la esencia natural, o traídas desde los Países Bajos, para reforzar existencias.
Ángel Gutiérrez detalla que la colocación de la flor supone un trabajo de muchas horas que al final acarrea "más cariño que otra cosa" y en el que se define el estilo propio de cada agrupación a la hora de componer la alegoría, que puede llegar a tener unos 200.000 motivos florales.
Vicente López, carrocista vinculado a la Batalla de Flores desde 1959, resalta la conocida Noche Mágica -víspera a la celebración del desfile- como momento singular donde la cuenta atrás llama al público a acudir a los talleres para observar cómo cientos de artesanos de la flor ultiman detalles en un ambiente de nerviosismo, inquietud y alegría contenida.
"Antes era más duro porque el trabajo era a martillazos sobre una madera que al vibrar posibilitaba la caída de decorados ya clavados, pero con la llegada del poliespán todo eso se resolvió", explica Vicente.
A sus 83 años considera que la fiesta ha evolucionado de forma positiva hacia carrozas que son auténticos "monumentos" artísticos, en las que la tradición de la flor, como elemento protagonista, ahora se conjuga con modernos efectos visuales y sonoros.
Los responsables de esta fiesta invitan a contemplarla, porque, según confiesa Vicente López, "aún sigue soñando con la Batalla de Flores, porque es algo inexplicable".
"Es una pasión que se demuest
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