Obama inaugura en Nueva York el museo del 11S

  • hace 5 años
El Museo del 11-S es como sumergirse en una cápsula del tiempo: porque bajo sus cataratas siempre es y será 11 de septiembre de 2001. Y como aquel día, empieza lleno de luz, con un doble tridente de acero oxidado, que sustentaba la fachada en la Torre Norte. Poco a poco, nos envuelve la oscuridad y parpadea una pantalla: con los aviones secuestrados que nadie sabía contra qué iban a estrellarse. Después "Las escaleras de la esperanza" por las que se salvaron cientos de personas, disquetes chamuscados, zapatos perdidos en la huida, lo que quedó de un coche de bomberos o los muros de contención que aguantaron pese a todo. Mil metros cuadrados con zonas polémicas, como la pared de azulejos azules, que recoge cientos de restos humanos sin identificar y que no ha gustado a muchas familias porque creen que deberían estar en un cementerio. O el área dedicada a los autores: Al Qaeda y Osama Bin Laden, de cuyos vídeos se ha eliminado la palabra islamista para no molestar a la comunidad musilmana. Al final del recorrido: mensajes de apoyo y símbolos de hierro de una fé que casi trece años después, sigue en pie.

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