El 'carcelero' de Amstetten: "Mi hija era como una droga"

Cuanto más se conoce del caso de Austria, más sobrecoge la información. La locura del 'monstruo' de Amstetten venía desde la infancia. Fritzl ha confesado que siempre deseo tener relaciones con su madre. Los psiquiatras están descubriendo en su mente todo un laberinto de terror. "Elegí a Elizabeth, porque era rebelde, quería separarla del mundo exterior y enseñarle obediencia y rectitud en mi pequeño imperio privado". Son declaraciones de Joseph Fritzl filtradas por su abogado a una revista austriaca. "Elizabeth bajó conmigo al zulo", dice, "la empujé, la até, ella gritó, pero nadie podía escucharla. Le dije: soy dios y dependerá de tu actitud que algún día vuelvas a ver la luz del sol". Era verano de 1984 y días antes Elizabeth escribía a un amigo que vivía su primer amor, sus primeras borracheras, quería abandonar la casa paterna. "Cuando la violaba", asegura Fritzl, "sabía que le hacía daño, pero me daba lo mismo. El deseo de hacer cosas prohibidas me dominaba, mi hija era como una droga". Casi tanto como su propia madre. "Soy hijo único", relata a la revista austriaca, "el hombre de la casa y pronto me convertí en su esposo, estaba enamorado de mi madre, pero no tuvimos relaciones sexuales, conseguí controlar mis impulsos".