Indiana (Perú)/ Bogotá (Colombia), 23 may (EFE) .- Janet Reátegui, la primera mujer alcaldesa de Indiana, un distrito a orillas del río Amazonas, en la selva peruana, vive la política con "amor de madre" y por eso la salud y la educación de los niños son los ejes de su gobierno. Tras dedicarse a la enseñanza durante más de 20 años, Reátegui dio el salto a la política después de la muerte de su marido, que era el candidato a la alcaldía por el movimiento regional Mi Loreto. Ganó las elecciones de 2010 y la población de Indiana, situada a unos 100 kilómetros de Iquitos, volvió a darle nuevamente su confianza en los comicios de 2014. A los 50 años, Reátegui, quiere "salir tan limpia de la política como ha entrado" y "trabajar por los niños que son los que más lo necesitan". La situación de la niñez en Indiana, donde viven unas 12.000 personas, se "lamentable", en palabras de la alcaldesa, que explica que aunque en la capital distrital se ha conseguido reducir la desnutrición infantil del 39% al 21%, en el resto de comunidades, donde el acceso es difícil, la situación es peor. En la capital, gracias a la creación de un centro de promoción y vigilancia donde se controla a las madres gestantes y a los niños se ha logrado disminuir la desnutrición, pero las tasas de anemia siguen siendo altas , y cinco niños de cada diez la padecen. Tras la emergencia sufrida en Indiana por las inundaciones de 2015, ahora se preparan para enfrentar nuevamente los estragos que pueda causar el fenómeno climático de El Niño, que se prevé que afecte a Perú con una magnitud fuerte. Aprovechando que es tiempo de producción, la alcaldesa de Indiana está sembrando cacao, maíz y arroz gracias a que los cooperantes le han ayudado con las semillas, pero teme que llegue la creciente y no les dé tiempo a cosechar. Y ahí es cuando empiezan los problemas para los niños "porque no tienen nada que comer" y se produce un aumento de las enfermedades infecciosas y las enfermedades diarréicas en Indiana, un distrito que vive de la agricultura y de la pesca. Con la creciente, también se reduce la pesca y los niños apenas se pueden alimentar de yuca y plátanos. Reátegui también está impulsando una piscigranja y la crianza de gallinas mejoradas y de ganado vacuno. Pero otra de sus preocupaciones es el hecho de que además de las carencias de alimentación y la exposición a agua contaminada y plagas de insectos, las inundaciones a causa de las torrenciales lluvias dejan sin clase a los niños durante meses. Para que los niños no pierdan clases el próximo curso escolar, el municipio de Indiana construye seis casas de refugio escolar con las que se espera atender a 120 niños. También, junto a Unicef (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia), ha puesto en marcha un proyecto "Juguemos, sonríe", una ludoteca para que los niños tengan un espacio seguro para jugar y se pueda detectar a tiempo abusos y maltratos que se suelen generar en un contexto de emergencia, como las inundaciones. L